Diversos estudios realizados en varios países de la Unión Europea y del mundo entero, llevan años avisando de la presencia de casi 130 sustancias tóxicas en los plásticos con los que se fabrican los juguetes de los niños que podrían dañar su salud.
Las regulaciones y las listas internacionales y europeas de «sustancias químicas preocupantes» en los juguetes se centran en ciertos grupos de sustancias tóxicas muy conocidas, como es el caso de los ftalatos, pero en los juguetes se encuentra una amplia gama de sustancias químicas que ni siquiera se analizan.
Los juguetes no pueden tener sustancias tóxicas
La iniciativa Hogar sin tóxicos ha remitido una petición a la Ministra de Sanidad, Mónica García; a la Vicepresidenta Ejecutiva de la Comisión Europea para una Transición Limpia, Justa y Competitiva, Teresa Ribera; y al Consejero de Medio Ambiente en la Representación Permanente de España ante la UE, Miguel Castroviejo Bolíbar, entre otros destinatarios, instándoles a que apoyen la restricción de muchas sustancias tóxicas que hoy podrían seguir estando presentes legalmente en algunos juguetes por no estar adecuadamente reguladas.
Precisamente en estos momentos las autoridades europeas se encuentran en la fase final de negociaciones para la reforma de la Directiva entre la Comisión, el Parlamento y el Consejo europeos, y está previsto que a lo largo del próximo mes de marzo haya un diálogo tripartito para cerrar algunos aspectos de la norma.
Según el responsable de la ONG, Carlos de Prada, “aunque la normativa europea de seguridad de los juguetes pueda ser mejor que las de otras zonas del mundo, aún necesita ser muy mejorada a causa de sus graves deficiencias, como reconoció la propia Comisión Europea. Las espadas están en alto entre las instituciones de la UE, que hasta ahora han mantenido posturas encontradas.
En estos momentos se debate como quedará finalmente la norma y qué sustancias tóxicas quedarán o no reguladas. No se sabe si el Consejo y la Comisión harán caso de la ciencia y, por lo tanto, si se restringirá o no la presencia de algunas sustancias perjudiciales que hoy podrían estar presentes en algunos juguetes sin que la ley lo impida”.
Numerosas entidades europeas han remitido cartas a sus gobiernos y a las instituciones de la UE con la misma petición, porque aún no está nada claro que la regulación europea de seguridad de los juguetes vaya a ser suficientemente mejorada.
Según denuncian estas organizaciones, sustancias peligrosas como los PFAS (también conocidos como “tóxicos eternos”), así como un grupo de decenas de bisfenoles preocupantes o sustancias como las que son conocidas por las siglas PBT por ser tóxicas, persistentes y bioacumulativas todavía no están prohibidas o debidamente restringidas en los juguetes, aunque deberían estarlo.
Menos sustancias permitidas y contemplar el “efecto cóctel”
En 2020, la propia Comisión Europea, admitiendo la existencia de graves deficiencias en la Directiva de Seguridad de estos artículos, y luego en julio de 2023, estimando que no se protegía adecuadamente la salud infantil, presentó una propuesta para reformarla, con la que proyectaba ampliar algo la lista de tóxicos que deberían restringirse.
La propuesta, aunque no era suficientemente ambiciosa, incluía prohibir aquellas sustancias que son disruptoras endocrinas, así como los tóxicos respiratorios y otras sustancias. También tenía en cuenta algo tan importante como el “efecto cóctel” de las sustancias tóxicas; algo que, lamentablemente, no ha venido siendo debidamente considerado hasta ahora.
Sin embargo, dicha propuesta tenía algunas omisiones relevantes como, por ejemplo, no incluir algunas sustancias que tienen conocidas propiedades peligrosas como las ya mencionadas PBT, a pesar de que en 2020 la Comisión se había comprometido a eliminar de los juguetes este tipo de sustancias cuando presentó su Estrategia sobre Productos Químicos para la Sostenibilidad.
Con posterioridad, el Parlamento Europeo aprobó introducir una serie de mejoras a la propuesta de la Comisión, ampliando aún más el listado de sustancias con propiedades peligrosas que deberían ser restringidas. Entre ellas, las ya citadas sustancias tóxicas, persistentes y bioacumulativas (PBT) o los famosos PFAS (o “tóxicos eternos”), así como los bisfenoles como el famoso bisfenol A y otros con parecidas propiedades peligrosas para el sistema hormonal y la fertilidad.
Posturas muy distantes y encontradas
Sin embargo, cuando el expediente pasó al Consejo Europeo, este no se mostró favorable a las mejoras propuestas por el Parlamento comunitario y redujo enormemente su alcance, dejando fuera muchas sustancias tóxicas. El Consejo se limitó a proponer que se restringiesen solo algunas sustancias como, por ejemplo, las que hubiesen sido catalogadas como carcinógenas, mutágenas o tóxicas para la reproducción (CMR) a nivel de toda la UE, dentro de un lentísimo y farragoso proceso burocrático, y no todas las demás que había propuesto el Parlamento.
Tal postura del Consejo ha generado una gran inquietud no solo entre las organizaciones ambientales europeas, sino también entre entidades científicas como la Sociedad Europea de Endocrinología Pediátrica (ESPE), que emitió una declaración oficial alertando de que “la posición del Consejo es claramente insuficiente para proteger eficazmente a los niños de las sustancias químicas nocivas”.
ESPE instaba a “prohibir todos los disruptores endocrinos en los juguetes”, ya que son sustancias que “incluso en pequeñas cantidades, pueden perjudicar gravemente el crecimiento, desarrollo neurológico y salud y bienestar general de los niños”. Según la encargada de temas de política de la UE en la organización Chemtrust, Ioana Bere, es “urgente convencer a los Estados miembros en el Consejo de Europa de que necesitamos normas más ambiciosas para proteger a los niños contra las sustancias químicas nocivas en los juguetes, y animar al Parlamento a mantenerse firme en su mandato”.
Como ya denunciaba hace un año un informe de Child Rights International Network (CRIN), entidad preocupada por la especial vulnerabilidad de los niños y niñas frente a los riesgos químicos, las deficiencias de la legislación actual consienten que muchas sustancias tóxicas puedan estar presentes en los juguetes, entre ellas, algunas identificadas como disruptoras endocrinas o sospechosas de serlo. Según CRIN, la normativa actual solo restringe en los juguetes un puñado de sustancias como aquellas que han sido incluidas formalmente en los listados oficiales como CMR (cancerígenas, mutagénicas y reprotóxicas).
Oscurantismo en la composición de los juguetes
Un estudio científico refiere que en Europa se restringe o prohíbe el uso de algo más de 70 sustancias (por ejemplo, ftalatos, fragancias alergénicas, etc.), pero que esto es insuficiente a causa de las lagunas legales que existen en la normativa vigente, la cual data de 2009, y que, por ello, se “prioriza principalmente un pequeño conjunto de sustancias químicas (…) sin cubrir la amplia gama de sustancias químicas que realmente pueden estar presentes en los juguetes de plástico”.
La investigación enumera 126 compuestos que podían estar presentes en los juguetes y que podrían representar un riesgo. Los científicos denuncian, además, el oscurantismo existente sobre la composición química de los juguetes y destacan que “los datos sobre la composición química de los juguetes de plástico son escasos, ya que los fabricantes a menudo no divulgan esta información y actualmente no hay bases de datos disponibles sobre la composición de los juguetes”.
Según la responsable del Programa de Salud y Productos Químicos de HEAL, Sandra Jen, es evidente que “para la nueva normativa de seguridad de los juguetes de la UE es esencial contar con el mayor alcance posible de protección contra sustancias químicas nocivas para proteger la salud de los niños. Los niños son grupos especialmente vulnerables a la exposición a sustancias químicas, incluso en dosis muy bajas”.