Actualizar

domingo, marzo 26, 2023

Los consumidores tienen gran cantidad de recursos para evitar el grave impacto medioambiental que supone el despilfarro de estas fiestas

Los consumidores pueden evitar el impacto ambiental generado en estas fiestas, asumiendo actitudes más ecológicas y exigiendo a los responsables institucionales a hacer lo propio.

Despilfarros nocivos para el medio ambiente

Las copiosas comidas y cenas navideñas no sólo pasan factura a nuestros bolsillos y estómagos: Ecologistas en Acción advierte de que «en estas fechas se tiran hasta un 40% de los alimentos producidos, debido a descartes por exigencias estéticas del mercado, los fallos en la distribución de tan grandes volúmenes, etc.» Según esta asociación, en Navidad se generan dos kilos de basura al día, de los cuales la mitad son envoltorios y embalajes.

Asimismo, los colectivos ecologistas denuncian el grave impacto ambiental producido por el consumo insostenible de algunos alimentos. Por ejemplo, Greenpeace ha denunciado que el langostino tropical vendido en España puede producir la destrucción de ecosistemas como el de los manglares (franjas costeras anegadas por las mareas).

El abeto, uno de los símbolos ineludibles de las Navidades, también es otro motivo de preocupación. En España se compran cada año cerca de 1.700.000 árboles de Navidad, de los que un millón procede de Cataluña. Los ecologistas denuncian que la mayor parte de estos árboles no sobrevive al paso de las fiestas, y que provienen de viveros dedicados exclusivamente a la producción intensiva de árboles de usar y tirar. Asimismo, en estas plantaciones se usan variedades de Picea Abies, una conífera no autóctona que requiere abundante agua, pesticidas y fertilizantes químicos.

El consumo eléctrico también aumenta espectacularmente en estas fechas, especialmente por el alumbrado navideño de las calles. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid ha destinado en 2006 tres millones y medio de euros en el alumbrado navideño, un millón más que el año pasado, lo que supondrá la emisión de unas 3.000 toneladas de C02, «un lujo para un país líder en incumplir el protocolo de Kyoto de reducción de emisiones», apostillan desde Ecologistas en Acción. En este sentido, los ecologistas recuerdan que la producción de electricidad produce contaminación y contribuye al cambio climático, ya que un 48,3% tiene su origen en combustibles fósiles y el 23,9% proviene de las centrales nucleares.

Por su parte, los responsables del Consistorio madrileño subrayan que este año se utilizan bombillas de bajo consumo o «LED» en buena parte del tendido navideño, al igual que en otras ciudades españolas, como Barcelona, Vitoria, Pamplona, Murcia o Sevilla, por ejemplo.

Sin embargo, a los ecologistas no les convence esta medida. A juicio de la responsable de energía de Greenpeace, Sara Pizzinato, «utilizar bombillas de bajo consumo no debe ser una excusa para instalar muchas más, ya que eso no supone ningún ahorro, sino un gasto ilógico de energía». Por su parte, el secretario general para la Prevención de la Contaminación y del Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente, Arturo Gonzalo Aizpiri, ha llamado la atención sobre la paradoja de que los ayuntamientos reclamen a sus ciudadanos ahorro, eficiencia y uso racional de la energía, mientras que llenan las calles de luces de Navidad.

Frente a este gasto energético, Ecologistas en Acción recomienda reducir a 15 días el alumbrado navideño, limitar a tres horas y media su encendido y a siete los festivos, emplear hilos luminosos más eficientes y regular la potencia de la iluminación en función del ancho de la calle.

Cómo ser más ecológicos en Navidad

Los consumidores pueden evitar el impacto ambiental generado en estas fiestas, asumiendo actitudes más ecológicas y exigiendo a los responsables institucionales a hacer lo propio.

El ahorro energético se puede conseguir de diversas maneras. En casa se pueden utilizar bombillas de bajo consumo, electrodomésticos eficientes y aparatos que no necesiten consumir electricidad, o incluso optar por sistemas basados en energías renovables. El uso de la calefacción también aumenta durante estas Navidades, pero en muchas ocasiones se puede reducir su consumo si se emplea solamente lo necesario.

La política ecológica de las tres erres (Reducir, Reutilizar, Reciclar) es otra manera más de contribuir a la conservación del medio ambiente en Navidad. En primer lugar, resulta conveniente pensar si realmente son necesarios todos los regalos previstos, y evitar los productos superfluos e innecesarios. De esta manera, se logrará reducir el consumo de energía y el volumen de residuos nocivos. Por su parte, los objetos o juguetes en buen estado que ya no se usan también pueden ser reutilizados. Y los regalos artesanos o elaborados por el propio consumidor también pueden ser una forma original y responsable con el medio ambiente.

A la hora de hacer las compras, los ecologistas aconsejan llevar bolsas reutilizables de casa, rechazando las bolsas de plástico de los comercios o el corcho blanco, que actualmente no se recupera ni recicla. Según Ecologistas en Acción, el 40% del total del plástico que se produce se destina a envases, y recomiendan comprar productos con envases retornables. Asimismo, tras abrir los regalos, el papel se puede guardar para envolver otros regalos más adelante. Otra alternativa práctica y ecológica es presentar los regalos en cajas que más adelante puedan reutilizarse. En cuanto a las tarjetas de felicitación, también se pueden reutilizar y guardar para otros años, o incluso cambiarlas por postales virtuales, teniendo en cuenta que cada vez más gente utiliza Internet.

Por su parte, los regalos también pueden ser ecológicos. Para ello, ese necesario que el consumidor se informe sobre el origen y material de sus adquisiciones y compre con mesura. Asimismo, la solidaridad también puede ser ecológica, como lo demuestran los productos de las tiendas de comercio justo obtenidos en explotaciones ecológicas, sostenibles y solidarias. Al terminar las celebraciones, los residuos se pueden separar para su reciclado. En cualquier caso, como recuerda Sandra Benbeniste, directora de programas de la Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes), «el mejor residuo es el que no se genera».

El abeto navideño no tiene por qué acabar en la basura, si se cuida correctamente, regándolo habitualmente y alejándolo de las fuentes de calor, y si se compra con raíces y suficiente cepellón (tierra adherida). En la actualidad, cada vez más ayuntamientos cuentan con un servicio de recogida selectiva de estos abetos naturales para transplantarlos o bien para triturarlos y usar el humus resultante como abono. Otra opción es crear un árbol de Navidad a partir de envases reciclables, como el que preside este año el mercado de San Roque en Badalona (Barcelona), o repartir ramas de pinos para evitar la tala indiscriminada, como los responsables del Ayuntamiento de Lorca (Murcia).

Por su parte, los abetos artificiales, aunque pueden utilizarse más años, son en su mayoría de plástico, conllevan el uso de recursos limitados no renovables y su transformación comporta procesos químicos, gasto de energía y generación de residuos.

Asimismo, otro elemento natural decorativo, el acebo, está protegido por la ley y su recogida, prohibida. La moda llegó a España y los raros ejemplares desperdigados por la península quedaron al borde de la extinción. En cualquier caso, la localidad soriana de Torrearévalo cuenta con la mayor acebeda de Europa, bajo la supervisión de la Junta de Castilla y León, y mantiene una artesanía de adornos navideños que la empresa El Acebarillo distribuye a toda España. En cuanto al musgo, aunque carece de protección legal, no debe utilizarse para adornar el Belén, ya que contribuye a la formación y conservación de los suelos y a la germinación de semillas.

Como elementos decorativos alternativos y ecológicos se pueden utilizar piñas, ramas y hojas seca; hacer manualidades como farolillos chinos con papel de periódicos o revistas; o incluso hacer el belén con materiales reciclables, como por ejemplo cáscaras de huevo previamente vaciadas y decoradas.

A la hora de los desplazamientos, es preferible andar, coger la bicicleta o utilizar el transporte público, y utilizar el coche sólo si es estrictamente necesario y con el mayor número de ocupantes posible. De esta manera, se evita la contaminación acústica y atmosférica. Y si se opta por realizar un viaje durante estas fiestas, el turismo ecológico es una práctica en auge que favorece al medio ambiente y a la cultura de los pueblos.

Regalos «verdes» y originales

La variedad y en muchas ocasiones la originalidad de los productos ecológicos les convierten en una buena alternativa para los consumidores concienciados con el medio ambiente.

Según la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), en estas fechas se compran el 75% de los juguetes que se venden cada año. Los juguetes ecológicos, además de su respeto al medio ambiente, educan y fomentan valores positivos en los niños. Las pilas, cada vez más utilizadas en los juguetes convencionales, no generan muchas veces un valor añadido y son una importante fuente de contaminación.

La empresa de venta e inversión en maderas nobles tropicales ‘Ecobosques’ anima a regalar árboles como detalle original e inversión «rentable y sostenible». El precio del árbol de un año de edad y todos los cuidados que requiera durante los 16 años de crecimiento es de 350 euros.

Los amantes de los regalos electrónicos pueden ser más ecológicos si se decantan por productos de alta eficiencia energética y que estén elaborados con productos reciclables. Por ejemplo, las televisiones con pantalla de LCD son preferibles a las de plasma, que pueden llegar a consumir más energía que un frigorífico. En cuanto a los ordenadores, se les puede dar más vida útil si se actualizan algunos de sus componentes, en vez de comprar un equipo nuevo. Por ejemplo, la web «Golden Ram» detecta las necesidades concretas en nuestro PC. Asimismo, cada vez más ‘gadgets’ utilizan sistemas de energía solar, desde iPods hasta cargadores de teléfonos.

Las colonias y perfumes convencionales son elaborados de manera sintética, por lo que los amantes de las fragancias podrán encontrar una alternativa ecológica en los productos creados a partir de esencias naturales. Otras ideas ecológicas para regalar pueden ser también una bicicleta, para evitar el uso del coche; libros y películas de contenido ecológico, como el reciente documental de Al Gore «Una Verdad Incómoda»; ropa ecológica; una suscripción a una asociación ecologista; o recomendar la visita a webs como «Green Santa», que advierte de que Papá Noel se puede quedar sin hogar si el calentamiento global sigue su curso.

La cena de Nochebuena y Nochevieja, o la típica cesta de Navidad, pueden elaborarse a partir de productos ecológicos y solidarios. En este sentido, las posibilidades también pueden ser muy diversas, originales y selectas incluso para los paladares más exigentes: ‘Delicatessen’ ecológicas basadas en la dieta mediterránea, de Biochambergo o de Delinostrum; Cestas de Navidad, de Ecología Certificada; Huevas de esturión de cultivo, de Riofrío; Cerdo de bellota con certificación, de Cerdo Ibérico Ecológico; Regalos de comercio justo, de Intermón Oxfam, etc.

Por su parte, la Asociación para el Bienestar de los Animales El Refugio pide a los ciudadanos que, a la hora de regalar un animal, se haga de manera responsable, y en cualquier caso, mediante la adopción. Los responsables de esta Asociación explican que «cada año miles de perros y gatos son abandonados, muchos de los cuales mueren, ya sea de hambre, de enfermedad, por malos tratos, por atropellos o porque son sacrificados en perreras municipales»..

ALEX FERNÁNDEZ MUERZA – www.consumer.es – EROSKI.

 

ARTÍCULOS RELACIONADOS

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Otras noticias de interés