Descubren la «Puerta del infierno» y se está moviendo: 50 000 años cerrada y la atmósfera la ha abierto

Publicado el: 21 de mayo de 2024
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Atmosfera

Se descubre la ‘puerta del infierno’ y se está moviendo. Ha permanecido 50.000 años cerrada y lo sucedido en la atmósfera la ha abierto. Las emisiones de gases que llegan a las ciudades se están volviendo cada vez más insoportables, tanto que ya se están tomando drásticas medidas para ‘aspirar’ la atmósfera. El cielo se tiñe de color grisáceo y urge hacer algo para cambiar el rumbo de la humanidad.

La contaminación atmosférica provoca severas consecuencias en la salud de las personas y el medio natural y puede ser de mayor o menor extensión. Entre los principales responsables de la polución estamos los seres humanos y nuestras actividades, aunque esto no significa que no se produzcan fuentes de contaminación de procesos naturales.



Algunos de estos procesos naturales son erupciones volcánicas, humo y gases de incendios naturales no provocados, tormentas de polvo, polen y esporas. Por otro lado, las actividades humanas que han llevado a este contexto suelen vincularse a la producción en fábricas y el desarrollo y creciente uso de los medios de transporte, con su correspondiente aumento del uso de combustibles fósiles.

La atmósfera abre la puerta del infierno: se está moviendo

El mundo mira con atención el fenómeno de la ‘puerta del infierno’, ubicado en la remota Siberia. Se refiere al aumento de la preocupación por el derretimiento del permafrost subterráneo en los polos, un problema que crece con el descubrimiento de virus antiguos, algunos de hasta 48.500 años de antigüedad, reactivados por el descongelamiento del permafrost ártico.



Recientes estudios han sacado a la luz que el cráter Batagaika en Siberia se expande a una tasa alarmante de un millón de metros cúbicos anuales. En la actualidad, mide aproximadamente 1 k de largo y 800 metros de ancho en su punto más amplio, pero no son números fijos, ya que su crecimiento sigue adelante. El calentamiento global que aqueja a la atmósfera no ayuda.

Aunque se lo llame cráter, la Batagaika es una depresión termocárstica, una especie de socavón o ‘mega-deslizamiento’ generado por el colapso y fracturamiento del terreno creado por la pérdida de permafrost.

Se descubrió en 1991 después de que la apertura subterránea se repartiera todavía más y arrastrara una gran sección de la ladera. Desde el momento de su descubrimiento en 2007, su crecimiento se ha documento y es visible en diferentes registros visuales.

El nombre permafrost tampoco es realmente permanente. Es un suelo que ha permanecido a 0ºC o menos durante más de dos años. Alrededor de un cuarto de la superficie terrestre del hemisferio norte se compone de tierra congelada, que puede variar desde unos pocos metros de profundidad hasta casi un kilómetro.

El gran problema es que el calentamiento de la temperatura del aire está alimentando un ciclo de retroalimentación positiva en el cráter, algo que no bajará mientras exista un hielo para derretir.

La atmósfera causa la apertura de la puerta del infierno

Cuando la capa de permafrost se degrada o derrite, pasa a una consistencia parecida a la del concreto, una masa fangosa incapaz de sostener la vegetación en la superficie. Conforme los bordes del terreno colapsan, se van perdiendo las copas de los árboles que protegen el sol y el calor.

En este contexto, la materia orgánica antes conservada en hielo se descompone y suelta carbono a la atmósfera, fomentando todavía más el calentamiento global. Esto lleva a una pérdida todavía mayor de permafrost.

No se sabe si los microorganismos antiguos pueden servir con vida una vez expuestos a la atmósfera terrestre. Una información datada en el año 2016 revela que el deshielo del permafrost liberó el Bacillus anthracis causante del ántrax, que terminó con la vida de 2.649 renos, dejó decenas de personas enfermas y causó el fallecimiento de un niño.

En definitiva, el calentamiento global causado por la delicada situación de la atmósfera ha abierto la puerta del infierno. Un dato que preocupa tanto como el misterioso virus que viene de la atmósfera.