La NASA tiene planes ambiciosos, pero la falta de agua y comida podría truncar sus objetivos. Enviar astronautas a las estrellas para brindar respuestas a los ciudadanos/as del planeta Tierra se ve como una idea atractiva. Aunque el organismo ha avanzado en varios aspectos, como su avión eléctrico, el gran problema de la agencia es la falta de víveres en el espacio.
Para proteger a los seres humanos, por ahora lo más seguro parece enviar robots al espacio. Ellos no necesitan comida ni líquidos para sobrevivir y, si dejan de funcionar, no hay que lamentar pérdidas de vidas humanas. Pese a los riesgos que conlleva salir de la Tierra, todavía existen usuarios que desean vivir la experiencia, pero ¿a qué precio?
Las naves deben cumplir los requisitos suficientes para que un ser vivo sobreviva durante los meses y puede que pronto se haga posible gracias al laboratorio piloto de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Hace más de una década que está desarrollando el programa Melissa de la Agencia Espacial Europea, en el que se investiga cómo generar comida y agua en el espacio simulando las condiciones que se darían en nuestro planeta.
La NASA podría tener agua y comida en el espacio gracias a este invento
“Son seis unidades o compartimentos. Y en cada unidad realizas una función. En una tienes los astronautas, que en nuestro caso son ratas de laboratorio. En otro tienes plantas para que sean comestibles que luego generen oxígeno etc.”, explicó Francesc Godia, catedrático de Ingeniería Química en esta Universidad y director del programa, a COPE.
De las seis unidades, cuatro ya están funcionando al 60%. Todo lo que consigue lo hace a partir de sus propios residuos: “Se puede aprovechar el CO₂ de la respiración, la humedad del sudor, la orina – rica en nitrógeno y agua – y el material fecal de la persona”.
Los residuos se convierten en recursos y sus fuentes son “plantas, microalgas, oxígeno que puedes volver a respirar y agua potabilizada que puedes volver a ver”.
Melissa: el proyecto que proveerá de agua y comida a la NASA
Las siglas Melissa significan Micro Ecological Life Support System Alternative, unas palabras que reflejan a la perfección el objetivo de la iniciativa. En este proyecto participan 15 socios internacional y 50 organizaciones lideradas por la Agencia Espacial Europea (ESA). Como mencionamos antes, sus pruebas piloto se hacen desde hace años en la Universidad Autónoma de Barcelona.
El objetivo del programa es producir alimentos, recuperar agua y regenerar la atmósfera mediante el uso de residuos (CO₂ y residuos orgánicos).
El objetivo es replicar el ecosistema circular terrestre, pero en el espacio. La luz sería la principal fuente de energía y los nutrientes se obtendrían a partir de minerales y residuos. Por motivos de seguridad, las primeras pruebas que se hicieron utilizaron roedores, pero después sí se experimentó con humanos para ver si los alimentos eran óptimos para el consumo.
Melissa realiza sus experimentos con bacterias termófilas anoxigénicas, bacterias fotoheterótrofas, bacterias nitrificantes y bacterias fotosintéticas. También estudia la viabilidad del uso de hongos para mejorar la biodegradabilidad.
Algunos de los resultados de las pruebas preliminares derivaron en la creación de las barritas comestibles mezcladas con microorganismos sembrados en el laboratorio. La ESA se las dio a varios astronautas de la Estación Especial Internacional en 2015 para que las probaran y ninguno padeció daños.
Hasta la fecha, la investigación ha servido para otras aplicaciones potenciales como el tratamiento del agua, la nitrificación y la generación de alimentos de forma sostenible.
La escasez de comida y agua sigue interponiéndose en los planes de la NASA, pero lo que se está gestando en Barcelona podría ser el principio de una nueva era. Mientras tanto, sigue sacando a la luz sorprendentes estudios sobre el estado del planeta Tierra.




















