Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son el corazón de la Agenda 2030 de la ONU y muestran una mirada integral, indivisible y una colaboración internacional renovada. En conjunto, constituyen una visión del futuro que queremos.
A través de estos 17 ODS con sus 169 metas y 231 indicadores, los Estados miembros de Naciones Unidas han expresado firmemente que esta agenda es universal y profundamente transformadora y se han comprometido a aplicarla a nivel nacional.
Con esta agenda se dejan atrás viejos paradigmas donde unos países donan mientras otros reciben ayuda condicionada. Esta agenda busca también expresar el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas y construir una verdadera alianza para el desarrollo donde todos los países participan.
¿Qué pasa con los ODS?
La ONU advirtió en un informe publicado este lunes de que tan solo el 35 % de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que se adoptaron hace ya diez años, «van por buen camino». «Aunque millones de vidas han mejorado gracias a los avances en salud, educación, energía y conectividad digital, el ritmo de cambio sigue siendo insuficiente para alcanzar los objetivos en 2030», apunta el organismo en un comunicado.
De hecho, un 18 % de los ODS han retrocedido en su evaluación y tan solo el 35 % de estos objetivos «van por buen camino o progresan moderadamente«. El secretario general de la ONU, António Guterres, en su presentación del informe, no dejó de resaltar los avances registrados: mayor acceso mundial a electricidad o internet, protecciones sociales que ya cubren a la mitad del mundo, matrimonios infantiles a la baja, mayor acceso a la educación infantil, crecimiento de las energías renovables y avance en la representación de la mujer.
Pero -añadió de inmediato- «no estamos donde deberíamos estar». Así, el último informe sobre los ODS, divulgado hoy, la ONU denuncia que más de 700 millones de personas siguen viviendo en la extrema pobreza, algo que afecta a 1 de cada 10 personas en el mundo.
Las recientes crisis han estancado los avances en esta área, especialmente en el África subsahariana y en otras regiones afectadas por conflictos. El organismo asegura en su informe que, sin una aceleración significativa de los esfuerzos, en 2030 el 8,9 % de la población mundial seguirá viviendo en la extrema pobreza.
Otro de los ODS que continúan rezagados es el de «cero hambre», puesto que en 2023 un 9,1 % de la población mundial (entre 713 y 757 millones de personas), sufría hambruna. Ese año, más de 2.000 millones de personas también experimentaban inseguridad alimentaria entre moderada y grave.
Una implementación con demasiados ‘peros’
Además, aunque la proporción de países con precios altos de los alimentos disminuyó del 60 % en 2022 al 50 % en 2023, esta sigue siendo más de tres veces superior a los niveles prepandemia. El organismo destaca que estos altos niveles de hambre, inseguridad alimentaria y malnutrición están impulsados por los conflictos, la variabilidad climática y la inestabilidad económica.
Por otro lado, el informe hace especial hincapié en el cambio climático, que llevó a que 2023 fuese el año más caluroso jamás registrado, con alrededor de 1,55 grados centígrados por encima de los niveles de la era preindustrial. Este fenómeno ha causado el mayor desplazamiento humano por razones climáticas en 16 años y a un empeoramiento de la inseguridad alimentaria, las pérdidas económicas y la inestabilidad.
La ONU define 2025 como «un año crucial para la acción climática», ya que se cumplen diez años del Acuerdo de París y este el ecuador «de una década decisiva para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero«. Por otro lado, la organización indaga en la importancia del agua potable y señala que en 2024, 2.200 millones de personas carecían de agua potable gestionada de forma segura.
Los principales obstaculos para la consecución de los ODS son económicos
Mientras que 3.400 millones no disponían de saneamiento administrado de manera segura y 1.700 millones tampoco tenían servicios básicos de higiene en el hogar. Pese a todo, el porcentaje de población que usa agua potable gestionada de forma segura se incrementó del 68 % al 74 %.
Los conflictos, que en 2024 causaron la muerte de unas 50.000 personas y el desplazamiento forzoso de más de 120 millones, siguen en el punto de mira de la ONU como una de las metas más rezagadas de los ODS. Así, la pérdida de vidas por conflictos armados incrementó en 2024 un 40 % con respecto al año anterior, lo que supone que al menos una persona moría cada doce minutos debido a un conflicto.
En 2023-2024 murieron unas cuatro veces más niños (337 %) y mujeres (258 %) que en el bienio anterior; de ellos, 8 de cada 10 muertes infantiles y 7 de cada 10 muertes de mujeres tuvieron lugar en Gaza. Guterres recordó el vínculo innegable entre conflictos y subdesarrollo, y subrayó también en que «el progreso es imposible sin multiplicar el financiamiento a gran escala», un deseo que choca con la realidad de que los grandes países (empezando por EE. UU.) están reduciendo su compromiso con el desarrollo. EFE / ECOticias.com