Dentro de nuestro hogar tenemos un montón de elementos con los que es posible disfrutar de lo mejor de la ciencia. Con algo de ingenio y unas sencillas instrucciones, la física y la química serán nuestras aliadas a la hora de experimentar.
Se viene el invierno y los niños se aburren un montón. Nada mejor que transformarte en un “científico loco” y hacer experimentos en casa, con cosas que casi siempre están al alcance de la mano. Una experiencia realmente fascinante e instructiva para toda la familia.
El huevo “gomoso”
Para hacer este experimento solo necesitas un huevo crudo y un vaso de vinagre. Asegúrate que el huevo esté limpio, que no tenga rajaduras o grietas y sumérgelo en el vaso de forma que el vinagre lo cubra por completo y lo sobrepase unos 2 cm. Tapa el vaso y déjalo así por 3 días.
Transcurrido ese plazo comprobarás que la cáscara del huevo ha cambiado de textura y de color y parece de goma; si hasta bota y todo (despacio no te entusiasmes que si se rompe terminarás por pringarlo todo).
Durante tres días dentro del vaso se produjo una reacción química en la cual el ácido acético del vinagre “atacó” al carbonato cálcico de la cáscara y lo fue deshaciendo poco a poco, por lo que su naturaleza cambió por completo y ahora es una simple membrana flexible y semipermeable.
Hielo mágico
Toma un botellín y llénalo hasta el borde de agua de la más pura que consigas (del filtro o desmineralizada) y ponla a congelar en el frigo con la temperatura en unos – 15ºC (15 bajo cero); vigila que se enfríe, pero no se congele.
Coloca en un bol unos cubitos de hielo y abre tu botellín con mucho cuidado (sostenlo con una manopla porque estará Muy frío), luego vuélcalo despacio sobre los cubitos y… magia: se formará hielo de forma instantánea.
La explicación es muy simple: como el agua estaba a punto de congelarse (lo cual sucede a 0ºC) al ponerla en contacto con hielo, estimulas un proceso físico llamado “nucleación” y logras un cambio de estado de líquido a sólido de forma súper acelerada.
Moco fluorescente
En un bol de vidrio coloca un bote de cola transparente y 100 ml de agua, remuévelo todo muy bien con una cuchara. Desarma un marcador fluorescente y exprime el contenido del filtro interno sobre el líquido que ya has preparado para colorearlo.
Ahora solo queda poner media cucharadita de bórax (que consigues en cualquier farmacia o quizá tengas en casa también) en 200 ml de agua; una vez disuelto debes incorporarlo a la mezcla anterior removiendo con los dedos (esta es la parte más divertida) y ya tienen tu moco flúo listo.
¿Qué ha pasado? El bórax reacciona químicamente con los compuestos del pegamento produciendo un fenómeno llamado “gelación” y aumentando la densidad de la mezcla, exactamente lo mismo que sucede cuando se prepara gelatina de postre, pero más rápido, más consistente y NO comestible.
Burbujas súper resistentes
Muchas veces habrás visto fabricar burbujas gigantes y te preguntarás cómo lo hacen. La fórmula es muy sencilla: coloca dos partes de agua por una de detergente concentrado (el de fregar platos es ideal) y una de glicerina; remuévelo todo muy bien y ya solo tienes que soplar.
Si quieres que el efecto sea aún más impactante toma un botellín, córtalo por la mitad y aplícale un trozo de tela de algodón, sostén el retal con una goma elástica y sumérgelo en tu preparación. Tendrás un efecto “nieve” fantástico
Una burbuja de jabón es simplemente una fina película de agua que se mantiene unida por la acción de la capa de detergente interna, que actúa como “tenso activo” logrando que la tensión superficial de las moléculas de agua se estabilice. La glicerina refuerza el efecto “tenso activo” y logra una mayor consistencia, por eso duran más.
El vaso sedient
Coloca en un bol un poco de agua, haz flotar en medio de ella una pequeña vela de esas que tienen base de aluminio o coloca una común en el centro del recipiente, prende el pábilo y pon encima un vaso “boca abajo” de tal modo que la vela quede dentro de él.
A medida que la vela consuma el oxígeno del aire que está dentro del vaso que es al comburente del fuego, se producirá un efecto físico llamado “vacío” y el nivel del agua dentro del vaso subirá para compensar la diferencia de volúmenes (y la vela se apagará), pero para los mas peques parecerá que el vaso se habrá bebido el agua solo porque estaba sediento.
Colores y densidad
Toma diferentes tipos de líquidos de los que tienes en casa: miel, detergente o champú, agua coloreada, aceite y alcohol también coloreado. Mide exactamente 150 ml de cada uno y colócalos cuidadosamente dentro de un vaso alto o una botella de cristal cilíndrico, asegurándote de no ensuciar los bordes.
Si lo haces con mucha delicadeza, al terminar el experimento verás que gracias a las diferentes densidades cada cual se estabilizará en una capa, sin mezclarse con la superior o la inferior, además podrás comprobar que por esta misma característica, la densidad, 150 ml de aceite no ocupan el mismo espacio que 150 ml de alcohol.