El ser humano proviene de un agua viva y ha sido capaz de desarrollarse durante nueve meses en agua viva.
Los métodos actuales de distribución y de tratamiento del agua son devastadores para nuestra agua.
Esta pierde toda su vitalidad. La enorme presión (hasta 800 bar) a la que el agua se ve sometida a lo largo de kilómetros de tuberías (en la naturaleza la presión habitual es de 2,5 – 3 bar) daña completamente su estructura, haciéndola menos capaz de albergar y transmitir información.
Además, esta agua es tratada químicamente (al igual que el agua embotellada) para esterilizarla y liberarla de todos los microorganismos nocivos y bacterias.
Lo más inquietante de esta medida es que también desinfecta nuestra sangre (compuesta un 90% de agua) y con ello también destruye muchos de los microorganismos que precisamente fortalecen el sistema inmunológico en nuestro cuerpo.
Por ello, si ingerimos esta agua muerta durante mucho tiempo, nos debilitamos gravemente. Esto interfiere hasta tal punto en el sistema inmunológico que, en caso de emergencia, ya no es capaz de defenderse de los virus, bacterias o células cancerosas. Cuando bebemos agua clorada, también estamos esterilizando nuestra sangre.
El agua se ha convertido en un producto artificial debido a la incalculable cantidad de toxinas químicas y aditivos que contiene, así como a las interacciones entre ellos.
A pesar de ello, la ciencia pasa por alto el hecho de que el agua, como portador de vida, también debe estar viva, y debemos preservar esta condición, si queremos que sea capaz de cumplir las tareas que le han sido asignadas por la naturaleza. Todo nuestro metabolismo se basa en un agua viva.
La vitalidad del agua
El agua absorbe información de las sustancias con las que entra en contacto. Esta información impregna el agua con energías de diferente intensidad.
Estas son responsables del estado energético del agua, es decir, la vitalidad del agua.
Cuando el agua absorbe mucha información tóxica, emitida por las sustancias con las que entra en contacto, ésta puede dañar gravemente la vitalidad del agua.
Aunque la información favorable para la vitalidad sea muy fuerte, con el tiempo esta puede llegar a diluirse completamente debido a un exceso de influencias tóxicas.
Sin embargo, del mismo modo que el agua puede perder toda su vitalidad, también tiene la habilidad única de poder volver a regenerarse mediante ciertas influencias cósmicas. Esto no es posible con ninguna otra sustancia en nuestra biosfera.
La estructura del agua y su información
La energía del agua depende de las propiedades eléctricas y magnéticas de las estructuras que emiten las sustancias en el agua. Se trata de sutiles campos eléctricos y magnéticos que pueden reordenarse en cualquier momento y alinearse una y otra vez debido a nuevas influencias. Esta es la información.
La durabilidad de esta información, compuesta por muchas influencias y frecuencias —que son muy débiles consideradas individualmente y que pueden ser positivas o negativas—, dependerá de la estructura básica del agua.
Si la estructura básica del agua está purificada y cargada energéticamente debido a la intensa fuerza de succión del remolino centrípeto, entonces será fuerte y liberará mucha energía.
Esta importante energía básica de remolinos centrípetos es fundamental para la vitalidad del agua y se multiplica gracias a numerosas frecuencias complementarias análogas de otros métodos de vitalización; ya sea de la energía procedente de piedras preciosas o de formas de la geometría sagrada, de imágenes o incluso de palabras y pensamientos positivos que actúan sobre el agua.
Sin un intenso remolino, estas frecuencias por sí solas serían demasiado débiles porque pertenecen a un nivel de información diferente.
En cambio, si estas mismas frecuencias se unen a la fuerte dinámica del agua remolineada, la enriquecen formando estructuras de información estables. Unos pocos sorbos de esta agua vitalizada ya son capaces de fortalecer los fluidos corporales.
El remolino, la forma de energía primaria
Todo el cosmos parece moverse en forma de remolino, desde lo más pequeño hasta lo más grande: ya se trate de las nebulosas espirales de las galaxias en el universo, los huracanes, el crecimiento de las plantas, la forma de los cuernos de los animales o las estructuras de las proteínas y el ADN.
En todas partes podemos encontrar la forma del remolino como un principio fundamental. Cada planta, cada animal, cada ser humano y el agua absorben las energías vitales en forma de remolino.
A diferencia de la fuerza constructiva de la implosión, lógicamente, también existe la fuerza degenerativa de la explosión, es decir, los remolinos centrífugos. La naturaleza utiliza esta forma de movimiento para disolver la materia consumida.
En la naturaleza, el agua y el aire se liberan de los contaminantes, los gases de putrefacción y las estructuras de información mediante los remolinos.
Cada río irregular discurre serpenteando a través del paisaje, formando infinitos remolinos de agua pequeños y grandes.
Por otro lado, los remolinos aportan carga eléctrica y una gran cantidad de energía al agua y a las partículas coloidalmente cargadas en el agua.
La forma de movimiento natural del remolino hace que el agua se renueve constantemente. Estos remolinos son fractales ordenados del flujo natural de energía cósmica en la que está envuelta la tierra.
Tecnología que emula la naturaleza
Fue el renombrado científico coreano Dr. Mu Shik Jhon quien a partir de 1964 realizó las primeras investigaciones científicas sobre los remolinos centrípetos en el agua y la estructura hexagonal del agua, en la Universidad de Utah (EE. UU.).
Gracias a sus investigaciones en el laboratorio, sus análisis y sus más de 250 publicaciones de carácter científico, en las que documentó los inusuales efectos del remolineado en el agua, poco antes de su muerte publicó el primer libro de divulgación sobre este tema, El puzle del agua y la clave hexagonal.
Siguiendo las investigaciones de Jhon, un emprendedor estadounidense llevó la teoría a la práctica hace casi 20 años, desarrollando el vitalizador de sobremesa Vitalizer Plus.
A través de un poderoso campo electromagnético, este vitalizador genera un remolino centrípeto que convierte el agua del grifo o el agua embotellada en un agua hexagonal con vida.
El remolino permite que minerales y oxígeno sean fácilmente absorbidos por las moléculas de agua, además de reducir el tamaño de éstas para poder atravesar instantáneamente el tejido celular.
Esto produce una rápida hidratación a nivel celular que se traduce en un aumento inmediato de energía y una mejora en el rendimiento celular.
Son muchos los análisis científicos que se han hecho sobre el agua tratada con el Vitalizer Plus, y todos coinciden en los numerosos beneficios que este agua aporta al organismo: aumento general de la energía, rápida hidratación celular, mayor absorción de oxígeno y nutrientes, mayor equilibrio del ritmo cardíaco, mejora la eliminación de toxinas, mejora la eficiencia metabólica, refuerza el sistema inmunológico, etc.
Sin embargo, una simple flor es suficiente para demostrar la eficacia del agua hexagonal vitalizada. Un usuario del Vitalizer Plus me comentó hace unos años que había hecho un experimento para observar los cambios que se producían en dos margaritas arrancadas simultáneamente y sumergidas después en dos vasos con agua, una del grifo y la otra vitalizada.
Cinco días después hizo la foto que acompaña al titular de este artículo, que muestra cómo la flor sumergida en agua vitalizada aún se mantiene fresca.
Las fuentes sagradas son sagradas porque sus aguas curan. Esa es la tarea del agua. El remolino centrípeto es el único método conocido hasta la fecha que es capaz de devolver la dinámica natural al agua del grifo.
El agua con estructuras complejas es conciencia pura. Por esa razón, no solo deberíamos beber agua rica en energía para estar más sanos, sino también para ser más conscientes y vivir más conscientemente.
Autora: Marion Kuprat
Marion Kuprat es una investigadora alemana especializada en el agua y sus efectos en la salud, que introdujo en España, hace 20 años, el conocimiento sobre la vitalización del agua.
Es también fundadora de la empresa de tratamiento ecológico del agua Viva eco-tecnologías, cuyo objetivo es dar a conocer la tecnología capaz de producir el agua más saludable posible.