Hoy hablaremos de hipertensión, es decir, de aquella enfermedad que por diferentes causas provoca un aumento de la presión que la sangre ejerce sobre las venas y arterias de todo el cuerpo, al ser bombeadas por el corazón con el fin de llegar a cada órgano y sistema de nuestro organismo, para oxigenarlo y limpiarlo.
La presión arterial es la fuerza con la que el corazón bombea la sangre y la hace circular por el sistema circulatorio (compuesto por arterias, venas y sus correspondientes extensiones), con el fin de llevar oxígeno y nutrientes a los órganos y tejidos de todo el cuerpo. Se la denomina médicamente como TA y su medida ideal es 12/8.
La hipertensión arterial (HTA) es la elevación permanente de las cifras de presión arterial o TA, por encima de 14/9. Es una enfermedad común, cuya incidencia aumenta con la edad y que tiene un componente hereditario. Para diagnosticar HTA (hipertensión arterial) hay que realizar un seguimiento periódico del paciente, comprobando su TA durante un determinado período de tiempo, en diferentes momentos del día.
Cuando se comprueba que el paciente tiene la TA alta todo el tiempo, es posible diagnosticar HTA permanente. Lo cual implica que el paciente posiblemente deberá recibir medicación y tendrá que efectuar algunos cambios para tener una vida saludable, plena y longeva.
Signos de Hipertensión
Por lo general, la presión arterial alta no está directamente asociada a la presencia de síntomas que puedan alertar al paciente y permitirle buscar ayuda. Con frecuencia esta condición es descubierta como consecuencia de un chequeo médico rutinario. Pero hay ciertos signos que pueden alertarnos de estar padeciendo una crisis hipertensiva:
- Dolor de cabeza atípico
- Molestias y presión en la nuca
- Mareos
- Disnea
- Alteraciones visuales
- Sensación de irrealidad
- Hemorragias nasales y/o conjuntivales
- Cansancio injustificado
- Polaquiuria (aumento en la frecuencia de la micción)
Una vez diagnosticada la hipertensión arterial, el médico seguramente indicará que se hagan controles de la presión arterial varias veces al día y en diferentes condiciones: en reposo, tras un esfuerzo, del brazo izquierdo primero y luego del derecho (o viceversa), de pie, acostado, en ayunas, etc. Para ello le aconsejará a su paciente el empleo de un tensiómetro personal de brazo (no de muñeca), que le permitirá conocer su TA sin alterar su vida diaria.
¿Cómo llevar una vida saludable si nos diagnostican HTA o hipertensión?
Ante cualquier subida de la presión, ya sea puntual y con más razón, si se diagnostica una HTA permanente se deben tomar ciertas medidas del tipo dietético, higiénico y funcional, que aparte de la medicación que el doctor puede prescribir, son las únicas medidas de control que se pueden indicar en estos casos: la adopción de un estilo de vida saludable y una dieta baja en sal.
Para la enorme mayoría de las personas renunciar completamente a tomar sal es una tarea casi imposible, primero porque las comidas les resultarán sosas. Y segundo, porque casi cualquier alimento medianamente procesado tiene algo de sal. Por eso la clave no es suprimirla del todo, sino reducir su uso y consumo todo lo posible.
Para sustituir la sal y darles buen sabor a las comidas se aconseja el empleo de cualquier especia, además de zumo de limón, perejil, cebollino, ajo, cebolla, etc. En cuanto a los alimentos preparados, es necesario saber las cantidades de sal que contienen; no olvide que hay sal hasta en muchísimas preparaciones dulces.
El consumo de tabaco, cafeína, teína, bebidas energéticas, regaliz, algunos antitusivos o bicarbonato de sodio también son contraproducentes cuando se padece de HTA o hipertensión, por lo que es importante evitar este tipo de sustancias.
Por otra parte, resulta fundamental evitar el sedentarismo, practicando algún tipo de ejercicio al menos tres veces por semana y hacerlo de manera moderada pero consecuente. El ejercicio es significativo a la hora de evitar situaciones de hipertensión perjudiciales y que puedan ocasionar secuelas permanentes o pasajeras.
