Diego, de 25 años y vegano desde hace 4 años, nos explica su historia. “Todo empezó a cambiar dentro de mí cuando me llamaron asesino en mi cara. Más tarde fui a un lugar de vacaciones donde sacaban a un toro a pasear. Vi la cara del toro, y en ella había miedo. Ahí fue realmente cuando cambié el chip y dejé de comer carne para después dejar los huevos y la leche, que es lo más difícil”.
Decía Paul McCartney, uno de los cantautores más virtuosos de la historia, que él dejó de comer carne porque no se debería comer todo aquello que tiene un rostro. Que, si los mataderos tuviesen paredes de cristal, muchos dejarían sus habituales hábitos.
De rostros y visibilidad fue la protesta organizada por Anonymous for the Voiceless en el Portal del Ángel, Barcelona para concienciar a la gente de lo que supone seguir una dieta omnívora y por qué no, para dejar una puerta abierta a todos aquellos que quieran informarse del tema para reflexionar y modificar sus rutinas alimenticias.
Con portátiles para ilustrar cómo se matan a millones de animales a costa del placer de la sociedad y bajo la característica máscara que presenta la organización en sus manifestaciones, se acercan curiosos a observar, mientras los protagonistas de la protesta reparten propaganda con el lema “Ni felices ni fiestas”. Una niña se para mirar el espectáculo, y su madre le reprime: “No mires esto que te vas a poner enferma”.
Diego, de 25 años y vegano desde hace 4 años, nos explica su historia: “Todo empezó a cambiar dentro de mícuando me llamaron asesino en mi cara. Más tarde fui a un lugar de vacaciones donde sacaban a un toro a pasear. Vi la cara del toro, y en ella había miedo. Ahí fue realmente cuando cambié el chip y dejé de comer carne para después dejar los huevos y la leche, que es lo más difícil”.
También nos contó cómo empezó a colaborar en la iniciativa: “El mundo vegano y las personas buscamos las formas para colaborar entre nosotros. Y ahora tenemos un genial instrumento, que son las redes sociales. Son gente que conozco de dos días y ya nos damos abrazos”.
Respecto a la problemática que supone ser vegano en esta época del año en una familia que consume carne en la cena de navidad relató que tiene dos comidas: “Una con los miembros de mi familia. La cuestión es que si ellos comen un trozo de jamón delante de mí es como echar a perder mis tres años de activismo.
Sería una incoherencia con la que me faltaría el respeto a mí y a la vida que defiendo. Así que planteé que en la cena de navidad la mitad de la comida fuese vegana”. También explicó la prioridad que aplican las personas ante este tema, que es el placer personal: “Lo que más atrae a la gente de la carne es el sabor.
Si la comida vegana tuviera más visibilidad, verían que no sabe mal”. En referencia al aumento de personas veganas en los últimos tiempos, Diego puso en manifiesto que es casi imposible a corto plazo acabar el sufrimiento animal en todas las escalas, pero que espera que se acabe la utilización de los animales para la diversión cuanto antes. Finalmente, tuvo un mensaje para todos aquellos que prefieren el gusto personal que la moral ética: “La persona que me diga que opta por una buena hamburguesa para el placer de su paladar le diría que no sabe lo que es la vida. Le invitaría a que vieran como matan a las gallinas o cerdos bebés arrebatados de su madre, que luego va a parar a su plato”.
También tuvimos el testimonio de Brenda, que aparte de España ha estado viviendo en países como Polonia o Argentina. Habló de que a veces no vale solo con ser vegetariano: “Para conseguir leche hay que separar familias. Yo tengo claro que nunca más me voy a sentar en una mesa donde haya productos animales, por eso todos mis amigos son veganos”.
Respecto a la pregunta de si ante esto existe una especie de discriminación hacia la gente que consume carne rutinariamente: “Lo que yo no voy a hacer es suprimir mi sistema moral por el deseo de unos cuantos. Por ejemplo, ahora en navidad mi familia que no es vegana come diferentes platos que los míos.
Dejar de comer carne ha sido sin duda lo mejor que he hecho, hasta físicamente me siento mejor. Siento que he encontrado mi propósito en la vida”. Además, explicó la importancia de las redes sociales bajo su experiencia personal: “Desde pequeña venía reflexionando, sabía que tarde o temprano iba a serlo. Fue cuando empecé a ver videos sobre el tema y al irme de casa cuando dejé de comer carne”.
Fue interesante también cómo nos explicó que no siempre el veganismo es sinónimo de gastarse el bolsillo: “Si lo compras en la tienda lógicamente te saldrá mucho más caro porque la demanda es menor, pero si lo haces tú mismo de forma casera el coste final resulta muy barato”.
Más tarde, pudimos contactar mediante Facebookcon Seb Alex, coordinador de la plataforma. Hizo hincapié en que seguir una dieta vegana es saludable y sepuede hacer en todas las etapas de la vida, y que los centros más grandes de dietéticadicen que es más sano que seguir una dieta omnívora.Hasta una mujer embarazada puede ser vegana sin problema, porque se obtienen todos los nutrientes necesarios.
Respecto a sus funciones como coordinador de Anonymous for the Voiceless expresó: «Básicamente organizar los eventos, los cubos de la verdad, pedir los permisos al ayuntamiento, compartir con los organizadores mundiales de Anonymous for the Voiceless los resultados del díade las concentraciones, fotos etc…». Le preguntamos sobre si es compatible la convivencia con amigos veganos y no-veganos:»Claro que sí quees compatible y recomendable, porque la mayoríade los veganos no lo eran desde un principio. Yo personalmente no diríaa nadie que no tenga amigos no-veganos, sino que tenga y que les explique en que consiste el veganismo, y por que es tan importante hacer esto por los animales».
¿En qué cambia la Navidad para una persona vegana?
«Cambia en que tienes que estar con tu familiay amigos tanto si nos respetan o no,pero al final del díatenemos que estar cenando con ellos en la misma mesa, con todos los animales muertos, y esa parte es la más difícil. En la Navidad matan millones de animales y no hay ninguna razón para justificar eso».
En España hay cerca de 800 restaurantes y 3,5 millones de personas veganas. Un dato que parece que no va a hacer nada más que aumentar durante el tiempo. Hábitos que valen la pena replantearse.