La Coordinadora Verde se ha adherido hoy a la campaña «Salvar nuestras Semillas» («Save our Seeds»), que intenta movilizar a la sociedad para conseguir una Europa libre de transgénicos. Se concreta este apoyo en la petición enviada a los comisarios europeos Dalli (Salud) , Potočnik (Medio Ambiente) y Ciolos (Agricultura), para que se frene el descontrol social sobre los transgénicos y para que, paralelamente, Europa proteja sus semillas.
El coportavoz de la coordinadora, Florent Marcellesi, ha explicado que su organización defiende una agricultura “que optimice la nutrición y la salud, y que garantice que el patrimonio genético que hemos recibido en las semillas tradicionales de nuestros territorios pasará también a manos de la siguiente generación”. Añade Marcellesi, que “una agricultura sostenible no debe resultar tóxica o esquilmadora para el suelo y debe ser otro instrumento más para la extensión de la justicia social y medioambiental, por lo que está claro que hacemos una apuesta decidida por la agricultura ecológica y que consideramos a los transgénicos como una amenaza creciente que hay que detener”
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), durante el siglo XX han desaparecido el 75 por ciento de las variedades tradicionales utilizadas en la agricultura a nivel mundial. Una pérdida de biodiversidad y de recursos para la humanidad, cuyas causas hay que encontrar en la paulatina sustitución de variedades de semillas locales por las llamadas “mejoradas”, además de otras causas como la deforestación, la presión demográfica o los conflictos bélicos.
Ante esta trágica pérdida de variedad de semillas, la Coordinadora Verde opta por defender ante los organismos nacionales y europeos que aumenten los recursos técnicos y económicos destinados a la recuperación de variedades tradicionales e impulsa la participación de agricultores y consumidores en órganos de decisión y en la elaboración de reglamentos y normas que protejan la alimentación humana de las industrias de producción de semillas modificadas genéticamente.
Sonia Ortiga indica que “las grandes corporaciones de la industria agrícola mundial buscan maximizar sus beneficios y les es indiferente la salud de la ciudadanía o la contaminación genética que puedan sufrir otros cultivos tradicionales. Por otro lado, sus beneficios económicos serán más cuantiosos cuantas más semillas de uso agrícola queden cautivas de sus patentes, sometiendo de esta manera a productores y consumidores a un nuevo feudalismo”. Defiende la coportavoz verde que los gobiernos y las administraciones deben proteger, promocionar y apoyar a la agricultura tradicional y ecológica, no solo por su vital importancia para la salud humana, sino para evitar una agricultura dependiente de estas corporaciones transnacionales. “Se puede y se debe, además, producir y distribuir regionalmente, lo que supone una recuperación de centenares de miles de puestos de trabajo en toda Europa”
Concluye la portavoz con un llamamiento: «200.000 personas de la UE ya han firmado esta petición a título individual, junto con 300 organizaciones que representan a 25 millones de personas. La Coordinadora Verde se une a estas voces pidiendo que se protejan las semillas, y anima a toda la ciudadanía a hacerse oír ante los comisarios europeos.»