Una sección de frutas y verduras, gran variedad de carnes y embutidos, productos de limpieza y cosmética, panadería… En apariencia, La Antigua Granja, que abre hoy sus puertas al público en la calle Asunción, es un supermercado como otro cualquiera. La diferencia: todos y cada uno de los productos que llenan sus estanterías son 100% ecológicos.
Se trata del primer supermercado dedicado exclusivamente a la alimentación ecológica que se pone en marcha en toda Andalucía -ya existen en ciudades como Barcelona- y todos sus productos cuentan con la garantía del Comité Andaluz de Agricultura Ecológica (CAAE). Al frente está el empresario sevillano Jesús Santos, que pretende abrir establecimientos similares también en Málaga, Granada o Córdoba. «Sabemos que al principio será duro porque aún hay mucho desconocimiento pero cada vez son más los que saben que están comprando salud», explica.
Buena parte de los alimentos de La Antigua Granja proceden de Sevilla y otras provincias andaluzas pero también de otras comunidades como Galicia e incluso de países como Portugal. A todos los proveedores se les exige la garantía de que la elaboración de los productos sea totalmente natural por lo que el cliente «compra 100% alimento», explica el otro artífice del proyecto, Juan Acosta. Esto, unido a lo «complejo» de la distribución, hace que los precios de los alimentos ecológicos sean alrededor de un 5% más altos que el de los convencionales.
La posibilidad de llenar la cesta con frutas y verduras libres de pesticidas y plaguicidas, carnes procedentes de animales no hormonados y otros productos libres de toxinas y agentes químicos es una «demanda de muchos consumidores», aseguró ayer durante su visita a la tienda la secretaria general del Medio Rural y la Producción Ecológica de la Junta, María Isabel Salinas García. El otro reto es equiparar el precio de los alimentos ecológicos al de los tradicionales, algo que será posible «en la medida que aumente el consumo», apuntó también durante la visita el presidente del CAAE, Francisco Casero.
Porque el precio sigue siendo un hándicap para la alimentación ecológica, que en países como Dinamarca o Suiza está muy extendida y que, paradójicamente, tiene a Andalucía como uno de sus principales proveedores.
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