Lo ‘bio’ en Italia y Francia. Tradicionalmente, la mayoría de los consumidores “bio” compraban en los establecimientos especializados. Pero, como estamos viendo, y los datos son elocuentes, las grandes superficies están acaparando, cada vez más, la atención de los compradores, acuciados por la crisis (la crisis afecta al sector ‘bio’)
Ecor-NaturaSi, Italia
En este sentido, la última edición de BioCultura Madrid 2022 contó con una jornada dedicada, precisamente, a este asunto: Asociación Vida Sana y ASOBIO organizaron una jornada de reflexión y debate sobre la situación, evolución y retos de la distribución ecológica especializada.
En su presentación, Fausto Iori (Ecor-NaturaSi, Italia) explicó el modelo de integración construido con productores, elaboradores, distribuidores y 350 tiendas que ha llevado a su grupo empresarial al liderazgo de la distribución italiana. Iori destacó como idea fundamental que los actores implicados en la red Ecor-NaturaSi comparten un “ideal ecológico” indispensable, presente en toda actividad de la empresa, y que no debe confundirse ni mezclarse con los objetivos económicos.
El canal especialista debe tener una línea propia, clara, coherente y bien definida. José Navarro, director general de Herbolario Navarro, mencionó las desventajas del canal especialista con respecto al convencional y reivindicó la calidad de producto y servicio originales del canal especialista como mejor estrategia para combatirlas.
En este sentido, Navarro destacó el valor de acercar la tienda al productor y producto locales. Nacho López, director general de Espacio Orgánico, abundó en la idea de potenciar lo que hace diferente y mejor al canal especialista desde el punto de vista de la propia tienda. Para López, “tenemos que creer en que somos buenos” y “no debería resultarnos tan difícil explicar lo que hacemos bien”. Además, destacó la especial importancia de la experiencia de compra del cliente en el canal especialista y cómo la venta on-line no la favorece. Lo ‘bio’ en Italia y Francia.
El caso de Francia
Francia había sido un país donde, desde siempre, la venta de productos ecológicos se había realizado, mayoritariamente, en espacios especializados. Pero también están cambiando las cosas en el país galo. La feria de productos orgánicos de París acaba de cerrar sus puertas en un contexto de caída de las ventas, algo inédito en Francia.
En un año, las ventas de ecológico han caído un 5% en valor en supermercados y un 16% en tiendas especializadas. Este declive es tanto más llamativo cuanto que lo orgánico ha progresado de forma deslumbrante durante los últimos diez años… en Francia, alcanzando un crecimiento del 20% anual entre 2016 y 2019.
Este aterrizaje forzoso está en parte relacionado con la inflación. Los precios de los alimentos han aumentado un 12% en un año. Como resultado, las estanterías de los supermercados han dejado más sitio a los primeros precios. Esto hace que la oferta orgánica sea menos diversificada y menos visible, y penaliza aún más al sector.
Según una nota de prensa del salón, “el declive de lo orgánico había comenzado antes del baile de las etiquetas y de cierta confusión en los consumidores. El logotipo de AB respeta especificaciones públicas y controladas.
Pero está compitiendo con multitud de nuevas etiquetas autoproclamadas por los propios fabricantes: las famosas ‘sin nitritos’, ‘sin pesticidas’ y otras ‘sin antibióticos’… Y, luego, lo orgánico también se enfrenta al desarrollo de compras locales… que no necesariamente son orgánicas. Lo ‘bio’ en Italia y Francia.
El coste importa
El costo adicional de lo orgánico también es un obstáculo importante”. De otro lado, la inflación y los precios cada vez más elevados están empezando a hacer mella en el hasta ahora fiel consumidor francés: “Es cierto, los precios pueden ser entre un 30 y un 50% más caros que los convencionales en el sector ecológico, como mínimo”, dicen desde la organización de la feria.
Una forma de seguir expandiéndose es provocar, mediante legislaciones públicas, que en los comedores escolares y hospitales el 20% de la alimentación sea orgánica. Desde la Agencia Orgánica, responsable de promover el modelo que ha funcionado hasta ahora en Francia, la gran mayoría de los franceses tienen los medios para poner un poco más orgánico en su plato todos los días.
Esto implica, en particular, diversificar su dieta, comprar artículos de temporada, a granel y ventas directas para reducir su ’factura orgánica’. La agencia orgánica también recomienda incluir alimentos orgánicos en un posible bono de alimentos destinado a personas en situaciones de precariedad. Esto serían soluciones viables. Pero quizás es que el sector ecológico, al menos en Francia, ha tocado techo.
De hecho, algunos expertos analizan que el mercado ya no puede progresar, o casi. Para otros, lo orgánico no ha dicho su última palabra porque aún quedan sectores por conquistar, como los restaurantes, por ejemplo. En cuanto a los comedores escolares, ofrecen solo un 6% de productos orgánicos cuando deberían estar en un 20% este año, según la ley Egalim.
Por su parte, la agencia orgánica hace un llamamiento a las autoridades para que realicen campañas publicitarias. Se trata de promover esta agricultura que responde a los desafíos climáticos y ambientales. Agricultura que crea puestos de trabajo y es menos dependiente de insumos externos.
La pregunta es si el desplazamiento va a seguir dándose en España, Francia… y si acabaremos adoptando modelos como el sueco, por ejemplo, donde todos los alimentos ecológicos, prácticamente, se expenden en grandes superficies y similares. No somos adivinos. Pero muchas cosas apuntan hacia ese modelo. Lo ‘bio’ en Italia y Francia.
Texto de Ángeles Parra: presidenta de la Asociación VidaSana y directora de las ferias BioCultura