Potenciando los alimentos ecológicos. Los expertos en cocina y nutrición se han puesto de acuerdo para dar unos cuantos consejos respecto a la forma en la que tomamos ciertos productos. Además de insistir en que hay que optar por alimentos ecológicos, de temporada y locales, estos son algunos tips para potenciar su aporte nutricional.
Tomates: mejor cocidos
El color rojo del tomate implica la presencia de un pigmento de la familia de los carotenoides llamado licopeno. Esta sustancia tiene un gran poder antioxidante, que es bastante eficaz cuando se lo come crudo. Pero ante el calor, experimenta un aumento de su biodisponibilidad, por lo que se aconseja cocinarlos para aprovechar mejor este y otros micronutrientes. Que además se concentran cuando el agua contenida en el tomate se evapora.
Si es naranja: hornéala
El zapallo, la calabaza, las batatas o boniatos aportan betacaroteno, que es el precursor de la vitamina A. Este antioxidante se comporta de forma similar al licopeno. Por lo que el hecho de cocinarlo dispara su biodisponibilidad. Para aprovechar al máximo estos micronutrientes de origen vegetal, lo mejor es hornearlas. Ya que si las vitaminas o los minerales que contiene son solubles en agua, estos se quedarán en el caldo de la cocción.
Brócoli: vapor y solo 1 minuto
Los expertos explican que cada método de cocción tiene un efecto determinado sobre el contenido de vitamina C de las verduras. El brócoli ecológico en especial puede perder hasta el 14,3% de esta vitamina si se lo hierve ligeramente. Pero cocinarlo en el microondas aumenta ese porcentaje hasta el 28,1 % y a más del 50% si se lo deja más de 3 minutos en ebullición.
Patatas: mejor frías
Comerlas frías reduce significativamente su índice glucémico, es decir, la velocidad en la que el organismo asimila los carbohidratos. Y es que cuando se cocina el almidón de este tubérculo sufre un proceso de gelificación. El mismo que le da esa característica textura cremosa a la patata ecológica, dispara el índice glucémico. Pero mientras se va enfriando se produce un proceso de reestructura molecular. Esto hace que su digestión sea diferente y se asimile menos almidón.
El truco para estabilizar el azúcar en la sangre y conseguir una sensación de saciedad más perdurable, es cocinarlas al vapor y con la piel. Esto impide que se pierdan minerales y micronutrientes. Luego se deben enfriar. Ese proceso hace que el índice glucémico pase de 88º a 58º, un cambio realmente significativo.
Por las mismas razones, a otros alimentos ecológicos que contienen cantidades importantes de almidón, deben someterse al mismo proceso. Es el caso de las legumbres, de la pasta y del arroz. De esta forma se evita el llamado ‘fenómeno del almidón resistente’. Si estos productos no apetecen completamente fríos o a temperatura ambiente, se pueden calentar ligeramente. Potenciando los alimentos ecológicos.