A menos de tres meses de la COP30 en Brasil, la crisis por los altos precios del hospedaje no da tregua: la ONU demandó este viernes al anfitrión una «reducción del valor de los alojamientos» para las delegaciones, según informó el gobierno brasileño.
Brasil acogerá en noviembre la conferencia climática de las Naciones Unidas en la ciudad amazónica de Belém, donde el aumento exagerado de precios por el evento preocupa tanto a países invitados como a ONG.
Un grupo de 25 negociadores de países de la COP pidieron semanas atrás a Brasil que mudara al menos parcialmente la sede del evento hacia otras ciudades con mayor capacidad hotelera.
La ‘crisis’ de los alojamientos
El Gobierno brasileño ha admitido este viernes que, hasta ahora, solo 47 de los 196 países firmantes de la Convención del Clima de la ONU han confirmado su presencia en la COP30, que se celebrará entre el 10 y el 21 de noviembre en la Amazonía.
El embajador brasileño André Corrêa do Lago, presidente de la conferencia climática, ha reconocido en declaraciones a periodistas que esa escasa confirmación responde en gran medida a los elevadísimos precios de los hospedajes en la ciudad amazónica de Belém.
El diplomático y otros representantes del Gobierno brasileño discutieron ese asunto este viernes con autoridades de las Naciones Unidas, que han manifestado su preocupación por los altos costes, sobre todo para muchos de los países en desarrollo.
La organización de la Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU (COP30) lidia desde hace meses con una fuerte especulación en Belém, que ha disparado los precios de una noche por encima de los 2.000 dólares, pero aún no ha encontrado una solución definitiva.
Corrêa do Lago ha declarado que las autoridades brasileñas están «muy atentas y conscientes de las preocupaciones de los países» y que trabajan para «que todos vengan a la COP».
Representantes de las Naciones Unidas habían consultado a Brasil sobre la posibilidad de que el Gobierno subsidie de alguna manera el hospedaje para las delegaciones de los países de menores recursos, que fue descartada en la reunión de este viernes.
«El Gobierno brasileño está asumiendo costes significativos para la realización de la COP, pero no está en condiciones de subsidiar a delegaciones de otros países«, ha dicho la viceministra de la Presidencia, Miriam Belchior, quien también ha participado en la reunión.
El secretario extraordinario para la COP30, Valter Correia, ha declarado por su parte que la escasez de camas que se había identificado hace unos meses ya ha sido «superada» y ha garantizado que Belém contará con unas 50.000 para la fecha del evento.
Sin embargo, ha confesado que «el problema ahora es traer eso a los valores compatibles con las posibilidades de todos los países«.
En las últimas semanas, el presidente de Austria, el ecologista Alexander Van der Bellen, anunció que no asistirá a la COP30 por los altos costos del viaje a la ciudad amazónica y muchos países, sobre todo africanos, llegaron al extremo de solicitar un cambio de sede.
A ese coro se sumó la Alianza de Pequeños Estados Insulares (Aosis), que avisó de que para muchos de sus miembros sería «imposible» asumir los precios del hospedaje en Belém.
Pese a todas las dificultades, el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva ha ratificado a esa ciudad como sede de la COP30, lo cual explica en el «simbolismo» que representan la Amazonía y el hecho de la conferencia se celebre por primera vez en uno de los lugares más sensibles al cambio climático en todo el planeta. EFE / ECOticias.com