El cambio climático es real y lo genera el ser humano, esa es una realidad indiscutible por más que haya cientos de miles de negacionistas, que por argumento esgrimen bulos, falacias y mentiras. Y lo cierto es que el cambio climático puede afectar a nuestra salud, nuestra capacidad para cultivar alimentos, nuestra vivienda, nuestra seguridad y nuestro trabajo.
Algunos de nosotros somos más vulnerables a los impactos del cambio climático, como es el caaso de las personas que viven en pequeños países insulares en vías de desarrollo. Amenazas como la subida del nivel del mar y la intrusión salina han ido avanzando hasta el punto de qué, comunidades enteras han tenido que reubicarse. Se prevé que en el futuro aumente el número de personas desplazadas por el cambio climático.
El cambio climático natural al que aluden muchos negacionistas es una realidad, pero para que transcurriera el último hubieron de pasar 5000 años. Las variaciones del actual se han verificado en menos de 250 años y sus consecuencias son generalizadas, rápidas y cada vez más intensos. Y algunas de ellas, como la subida del nivel del mar o el deshielo de los glaciares, son irreversibles en un plazo de cientos a miles de años.
Actividad humana y cambio climático
Los cambios naturales en la actividad del sol o las grandes erupciones volcánicas han provocado cambios en las temperaturas y los patrones climáticos de la Tierra en la antigüedad, pero en los últimos 200 años, estas causas naturales no han afectado significativamente a las temperaturas globales.
En la actualidad, son las actividades humanas las que provocan el cambio climático, principalmente debido a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas. La quema de combustibles fósiles crea una capa de contaminación que atrapa el calor del sol en la Tierra y aumenta la temperatura global.
El calentamiento global genera a su vez otros cambios. Como sequías, escasez de agua, incendios graves, aumento del nivel del mar, inundaciones, deshielo de los polos, tormentas de gran intensidad y pérdida de biodiversidad.
Dióxido de carbono
Cuanta más contaminación de este tipo, como el dióxido de carbono (CO2), se acumula en la atmósfera, más calor solar queda atrapado y más calor hace en la Tierra. Existe una estrecha relación entre las emisiones acumuladas de CO2 y el aumento de la temperatura global de la superficie.
La cantidad de CO2 en la atmósfera ha aumentado a un ritmo sin precedentes desde la Revolución Industrial, cuando el trabajo manual empezó a ser sustituido por maquinaria alimentada por carbón, petróleo y gas. Y fue lo que provoco el comienzo del actual cambio climático y del calentamiento global de la atmósfera
En la actualidad, la concentración de CO2 en la atmósfera es aproximadamente un 50 % más elevada que en 1750. Superando con creces los cambios naturales de al menos los últimos 800.000 años. El cambio climático es real y lo genera el ser humano.
La culpa es nuestra, las consecuencias las paga todo el planeta
Las actividades antropogénicas han generado una amplia diversidad de daños al medio ambiente, además del calentamiento global al que ya aludimos. Estamos acabando con los bosques mediante la deforestación, para cultivar productos transgénicos (soja y maíz), nocivos (aceite de palma) o no nativos (aguacates, mangos, etc.) y matando los suelos, los insectos y la vegetación a base de agroquímicos letales.
El deshielo de los polos no solo es nefasto para los humanos que dependen de él para su subsistencia, sino también para miles de animales que se están quedando sin sustento ni hábitat. Y a la gran mayoría les resulta imposible evolucionar para adaptarse a los cambios, justamente por la rapidez con los que estos acontecen. El único planeta habitable conocido por ahora es la tierra y si no paramos de matarla, la sexta extinción se llevará por delante a millones de especies, entre ellas, posiblemente, a la nuestra.