Los hallazgos, publicados en Nature Communications, sugieren que un químico previamente ignorado llamado diclorometano puede estar contribuyendo al agotamiento de la capa de ozono y debería ser analizado con el fin de mejorar las predicciones futuras del ozono.
Los aumentos recientes en una sustancia destructiva del ozono no regulada podrían retrasar la recuperación de los niveles de ozono antártico entre cinco y 30 años, dependiendo de las emisiones.
Los hallazgos, publicados en ‘Nature Communications’, sugieren que un químico previamente ignorado llamado diclorometano puede estar contribuyendo al agotamiento de la capa de ozono y debería ser analizado con el fin de mejorar las predicciones futuras del ozono.
Las especies de cloro de larga duración, como los clorofluorocarbonos (CFC), llevaron al agotamiento de la capa de ozono estratosférico en la década de 1980, la más drásticamente observada en la Antártida. Después de la introducción del protocolo de Montreal en 1987, que regulaba las emisiones de sustancias que agotan el ozono, el ozono estratosférico comenzó a recuperarse y se prevé que volverá a los niveles anteriores a 1980 en la segunda mitad de este siglo.
Se prevé que el «agujero de ozono» en la Antártida se recupere completamente entre 2046 y 2057. Sin embargo, las concentraciones atmosféricas de diclorometano –una sustancia que agota el ozono de corta duración, no regulada por el Protocolo de Montreal– ha aumentado en los últimos años y podrían contribuir a la pérdida de ozono.
El doctor Ryan Hossaini, del Centro de Medio Ambiente de la Universidad de Lancaster, en Reino Unido, explica: «El diclorometano es una sustancia química que produce agotamiento del ozono y tiene una variedad de aplicaciones industriales. A diferencia de los CFC y gases semejantes de larga vida que son responsables de la mayoría de la pérdida de la capa de ozono, el diclorometano tiene una vida atmosférica corta, por lo que no ha sido controlado por el Protocolo de Montreal. A a pesar de ello, el aumento de la producción ha llevado a un rápido incremento de su concentración atmosférica durante la última década».
«Aunque el agotamiento del ozono a partir del diclorometano es actualmente bastante modesto, no se sabe con certeza cómo cambiará la cantidad de este gas en la atmósfera en el futuro. Nuestros resultados muestran que un crecimiento continuo mantenido de su concentración podría retrasar sustancialmente la recuperación de la capa de ozono, compensando algunos de los beneficios futuros del Protocolo de Montreal», añade.
AUMENTO DEL DICLOROMETANO DESDE PRINCIPIOS DE 2000
El doctor Ryan Hossaini de la Universidad de Lancaster y sus colegas usaron simulaciones con un modelo global de transporte químico para examinar la sensibilidad de los futuros niveles estratosféricos de cloro y ozono al crecimiento sostenido de diclorometano. También se analizaron las mediciones de diclorometano en la atmósfera durante las últimas dos décadas, proporcionadas por científicos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos.
«Los aumentos observados en cuanto al diclorometano a partir de nuestras mediciones son sorprendentes e inesperados; las concentraciones habían estado disminuyendo lentamente a finales de los años noventa, pero desde principios de los años 2000 se han incrementado en un factor de dos en sitios en todo el mundo», explica.
«No está claro qué es lo que está impulsando este crecimiento, pero podría estar relacionado con un mayor uso de este producto químico como disolvente en lugar de otros productos químicos de larga vida (por ejemplo, CFCs y HCFCs) que han sido eliminados o usados como materia prima en la producción de otros productos químicos», agrega.
Sus proyecciones muestran que el aumento continuo del diclorometano en la tendencia media observada entre 2004 y 2014 retrasaría la recuperación del ozono en la Antártida en 30 años. Si las concentraciones de diclorometano permanecen en los niveles actuales, el retraso en la recuperación sería de sólo 5 años. Aunque la trayectoria futura del diclorometano es incierta, sin ninguna reglamentación sobre las emisiones, es probable que las concentraciones caigan en algún lugar entre los rangos presentados en este trabajo.
El profesor Martyn Chipperfield, profesor de la Escuela de Tierra y Medio Ambiente de la Universidad de Leeds, subraya: «Necesitamos seguir monitoreando la abundancia atmosférica de este gas y determinar sus fuentes. En la actualidad, la recuperación a largo plazo de la capa de ozono de los efectos de los CFC sigue en marcha, pero la creciente presencia de diclorometano agregará cierta incertidumbre a nuestras previsiones futuras de ozono y el clima.
La capa de ozono protege la superficie de la Tierra de ciertas longitudes de onda de rayos ultravioletas (UV) nocivos que de otra manera serían perjudiciales para la salud humana, animal y vegetal. El ozono también absorbe la radiación infrarroja terrestre (RI) y los cambios en su abundancia pueden influir en el clima. «El ozono es un gas climático importante y los cambios en su abundancia, como por la creciente influencia del diclorometano, podrían ser relevantes para refinar las predicciones climáticas futuras», dice Hossaini.
«Debemos tener en cuenta la amenaza creciente al ozono estratosférico causada por el diclorometano y sustancias químicas similares no controladas por el Protocolo de Montreal y hay trabajo por hacer para comprender mejor y cuantificar sus principales fuentes en la atmósfera», concluye este investigador.
ep