Ambición climática de la UE pisoteada por el lobby automotriz. A día de hoy en Europa en el tema de las emisiones contaminantes de los vehículos estaba regulado por la normativa Euro 6. Como la misma data de 2014, la UE se propuso reformarla y ‘aggiornarla’. De hecho, las expectativas en cuanto a reducción comenzaron siendo muy altas. Pero Francia y Alemania lideraron un grupo de presión que acabó rebajándolas significativamente.
Uno de los grandes puntales de la Euro 7 era que las normativas comenzarían a regir en 2025. Es decir, que en apenas dos años deberían sentirse los efectos de las nuevas medidas en la producción automotriz. Y en la rebaja de la contaminación del aire, en las grandes ciudades.
En cuanto a las reglas para los camiones, se comenzó hablando de 2027 para su nueva vigencia, pero la misma presión la retrasó otros dos años. Por lo que, hasta 2029, las emisiones de gases contaminantes del transporte seguirán iguales.
Meses de ‘tira y afloje’
Por un lado, se encontraban los países más exigentes, que querían una normativa mucho más severa y restrictiva. Y que además se pusiese en vigor con premura. El argumento era que ante el evidente problema del calentamiento global y la incidencia de los gases de efecto invernadero producto de la combustión de fósiles, es imperativo acabar con ellos lo antes posible.
Frente a ellos estaba el llamado bloque de los 8. Francia y Alemania, naciones que albergan a gran parte de la industria automotriz, lo lideran. Y sus pretensiones son muy simples. Que todo se quede como está. Que las modificaciones a la Euro 6 sean las mínimas. Y que además se retrase su puesta en vigor al máximo.
España en medio de la refriega
España, al estar el frente de la Presidencia del Consejo de la Unión Europea, se ha visto obligada a buscar consensos. Y en palabras del ministro de Industria, Comercio y Turismo, Héctor Gómez, gracias a ello se ha llegado a ‘compromisos cuidadosamente equilibrados’. Palabras que en realidad quieren decir que la negociación ha sido un rotundo fracaso. Ya que se aspiraba a mucho y se han conformado con lo que han podido obtener.
Dentro del paquete Euro 7 está el reconocimiento de las partículas que provienen de los neumáticos y de los sistemas de freno como agentes contaminantes. Pero también se les otorga (gracias a la enorme presión de Alemania) un rol significativo a los combustibles sintéticos. Los germanos son los que han conseguido que recién en 2035 se prohíba la producción de coches con motores de combustión.
Mucho ruido y pocas nueces
Desde la presidencia española se ha hablado mucho de coches de alta calidad, de vehículos de bajas emisiones y de voluntad de pactar. Además de liderazgo en movilidad eléctrica, alcanzar niveles realistas de emisiones y fabricar coches limpios en poco más de una década.
Pero lo cierto es que la propuesta que se llevará ante el Parlamento Europeo no tiene el fuste que poseía al principio. Porque ha pedido la gran mayoría de las medidas y plazos perentorios, que podrían resultar significativos y determinantes para reducir las emisiones del sector.
Y al frente del PE está el bloque del PP, partido que gobierna mayoritariamente en el hemiciclo europeo. Y cuya afinidad con los combustibles fósiles, los coches con motores térmicos y el sector automotriz es histórica. Por lo que no se prevén choques ni enfrentamientos.
Aunque los que sí se harán oír serán los verdes y los ecologistas que están indignados ante la ‘blandura’ del proyecto de la nueva normativa. Y que seguramente contarán con el apoyo de las asociaciones y organizaciones de protección medioambiental. La ambición climática de la UE pisoteada por el lobby automotriz.