Los microbios del suelo pueden salvarnos del calentamiento global. El suelo almacena más carbono que las plantas y la atmósfera combinadas. Y los microbios del sustrato terrestre son en gran parte los responsables de retenerlo allí. Las sequías, que cada vez se presentan de forma más grave y frecuente, ponen en grave peligro el equilibrio de este delicado ecosistema.
En la revista Trends in Microbiology, Steven Allison, un reputado ecologista microbiano de la Universidad de California, Irvine hace una advertencia al respecto. Si los microbios que viven en los suelos tienen un nivel de adaptación mejor que el de las plantas a las sequías, tendremos un grave problema con los gases de efecto invernadero y con la salud de los sustratos.

Imprescindibilidad microbiana
Hablamos de unos organismos que resultan imprescindibles, puesto que los microbios son beneficiosos, ya que intervienen en el ciclo del carbono. Pero debemos saber como se comportarán frente a las sequías. Porque su papel a la hora de mitigar los efectos del cambio climático no debe desdeñarse.
Algunos microbios son recuperadores de carbono de los organismos en descomposición. Otros son fijadores de ese mismo carbono en los suelos. Y hay un tercer grupo que lo libera a la atmosfera. Cada cual cumple su papel y resulta vital que lo haga para que no se rompan los equilibrios ecosistémicos.
Por ello, el carbono que se encuentra en los suelos resulta enormemente beneficioso. Cuando abunda implica que los sustratos tienen un mayor nivel de nutrición. Por tanto, su productividad aumenta. Pero al mismo tiempo sirve de fijador, por lo que resulta fundamental su presencia para evitar la erosión. Como resultado, en la gestión ecosistémica es crucial tener en cuenta este factor.
En todo el mundo hay lugares en los que se alternan lluvias intensas con extensos periodos de sequías radicales. Si las épocas secas hacen que se pierda carbón, cuando lleguen las lluvias los suelos estarán expuestos a sufrir una gran erosión. Por eso es cada vez más habitual que las precipitaciones provoquen riadas, deslizamientos de tierras, etc.
Carbono liberado o fijado
Para mitigar el cambio climático necesitamos que los suelos y las plantas fijen mucho carbono. Porque cuanto más se libere a la atmosfera peor será el calentamiento global. Por tanto, resulta relevante poder mantener un equilibrio entre el CO2 que entra en los sustratos y el que sale. Para que el segundo sea el mínimo imprescindible. Y para lograrlo hay que conocer y valorar todos los factores de influencia posibles.
Esa es la razón por la que se está estudiando si los microbios que tienen mayor poder de supervivencia a las sequías son los que liberan CO₂ o los que lo fijan. De ello depende tener suelos ricos o pobres en carbono. Y consecuentemente podremos prever si los cultivos prosperarán y los suelos aguantarán las próximas lluvias. O si, por el contrario, habrá riadas y la producción será pobre.
Lo que falta por saber
Por ahora los científicos no han podido discernir qué es lo que pasa con los microbios. Solo tienen la certeza de que la sequía los afecta. Pero falta saber qué efecto tiene en cada grupo de organismos. Incluso se especula que algunos podrían estar evolucionando para adaptarse a las condiciones predominantes.
Los científicos creen que algunos de los microbios que mejor se adapten podrían tener una influencia muy beneficiosa en las plantas. Induciéndolas a adoptar formas más eficaces de retener el CO₂ en los suelos. Si encuentran cuáles son exactamente estos microbios, podrían ayudar al reino vegetal a superar los problemas del medio ambiente que enfrentan a día de hoy.
Otro de los objetivos de los científicos es estudiar este tipo de relación y la función y comportamiento de cada tipo de microbios en diferentes hábitats. Por ello quieren estudiar diferentes áreas de cultivos en distintos puntos del globo. Pero también los ecosistemas naturales como la taiga, la tundra, la selva tropical o los desiertos. Los microbios del suelo pueden salvarnos del calentamiento global.
Referencia: artículo publicado en Trends in Microbiology.