“La comunidad internacional está siguiendo de cerca el reciente rechazo del acuerdo de paz en Colombia, mientras otra cuestión clave ha sido durante mucho tiempo ignorado en esta nación desgarrada por la guerra: se ha producido una crisis humanitaria en la provincia de La Guajira, un sitio desértico, remoto y empobrecido.”
Una tribu que desaparece
A pocos kilómetros de distancia de la frontera con Venezuela, la comunidad Wayúu, la tribu indígena más grande en Colombia, está muriendo lentamente a causa del hambre, las enfermedades, la sed y la desnutrición.
Estos indígenas que en su momento también se han visto atrapados en el derramamiento de sangre entre las guerrillas, que luchaban contra el gobierno, el ejército y los paramilitares en este rincón del mundo, no tiene medicinas, agua potable, ni ayuda de ningún tipo.
La alarmante situación se debe a que han padecido muchos años de sequía, a la negligencia del gobierno de Colombia que no le ha prestado la debida atención a este grupo étnico y al impacto ambiental de la extracción minera en la zona.
El Cerrejón tiene el Poder
El Cerrejón al sureste de La Guajira es la mayor mina a cielo abierto de carbón de América Latina. Desde que comenzó sus operaciones ha desplazado a decenas de miles de Wayúu y contaminado la escasa cantidad de agua de la que disponían.
Los niños sufren de graves problemas respiratorios producidos por el polvillo de carbón de la extracción de la mina, que se cierne implacable sobre todas las aldeas. La vibración de las máquinas de la empresa es una constante en el suelo de los Wayúu y su agua es poca y está contaminada.
La comunidad se ha presentado ante un juez local, en la provincia de Barrancas a quejarse de impacto ambiental y humano de la minería y a pedir una compensación, aduciendo que la empresa minera gana millones de dólares, mientras su pueblo padece las consecuencias y sufre los efectos de la contaminación.
Sin consecuencias
El Cerrejón, que comercializa la imagen de una mina «ambientalmente responsable», negó las acusaciones y dijo públicamente que ellos no generan residuos tóxicos o sustancias peligrosas para la comunidad y que la mayor parte del agua que utilizan proviene de las precipitaciones y del agua sucia no apta para el consumo humano.
En un lugar donde la sequía es casi un mal endémico, pocos se creen la versión de los representantes de El Cerrejón y tanto ambientalistas como representantes de la comunidad siguen intentando hacer oír sus voces de protesta.
Pero desde el gobierno de Colombia nadie mueve un dedo. La triste realidad es que El Cerrejón es una mina que da mucho dinero al país (y muchísimo más a sus dueños) y los Wayúu si bien son muchos, están en un rincón de la nación donde no pueden hacer mucho por luchar contra el poder de las multinacionales.