“Seis meses después de que la muerte masiva de peces devastase la economía de la pesca artesanal en el archipiélago de Chiloé, las barricadas y manifestaciones han cesado, pero los efectos de la catástrofe persisten.”
Misteriosa muerte masiva
La primera señal de que algo estaba mal en las aguas del sur de Chile se produjo en abril en Queule Cove, un pequeño pueblo de pescadores en la región de la Araucanía, cuando muelles y barcos de la cala fueron repentinamente rodeados de peces muertos. Al menos 500 toneladas de salmón (Oncorhynchus) se encontraron en la desembocadura del río Toltén.
La industria del salmón dice que la crisis fue causada por el fenómeno climático de El Niño, en cambio Greenpeace acusa a los industriales pescadores de salmón, de verter unas 9.000 toneladas de peces muertos en el mar, poco antes de la crisis.
los peces que se arrojaron en mar abierto en marzo fueron acercados a tierra por una corriente marina. Las empresas de cría de salmón sostienen que la cantidad total de salmón objeto de dumping era menos de la mitad de esa cifra, alrededor de 4.000 toneladas y reconocieron que eran una parte de los que murieron por el ataque de las algas.
Los pescadores no estaban seguros si la mortandad era causada por la descomposición de los peces desechados o si en realidad se encontraban frente a un fenómeno de marea roja extraordinaria y sin precedentes.
Semanas más tarde, a principios de mayo, el desastre ecológico llegó a Chiloé: aparecieron montones de peces muertos en las costas del archipiélago s junto a cientos de otras especies afectadas: aves, cangrejos, varias especies de moluscos e incluso leones marinos. Todos los animales que comieron el pescado podrido también murieron.
¿Salmones podridos o marea roja?
Los informes preliminares de una misión de investigación patrocinada por el gobierno confirman que las condiciones meteorológicas eran propicias para la formación de una «marea roja» y dicen que el salmón vertido no causó la muerte de los peces.
Pero los pescadores artesanales y sus familias no se creyeron la “versión oficial” y bloquearon las carreteras en señal de protesta. Las calles estaban llenas de hogueras, cocinas improvisadas y barricadas de neumáticos en llamas. El gobierno movilizó a los carabineros en vez de buscar soluciones.
Seis comunidades (Castro, Curaco de Vélez, Puqueldón, Queilen, Dalcahue y Quinchao) de Chiloé exigieron garantías de que el gobierno cubriría sus pérdidas financieras y explicara por qué las granjas de salmón habían sido autorizados a tirar toneladas de salmón en el mar.
Al día de hoy en el archipiélago todavía hay personas sin empleo y los hay que aún no han recibido el dinero prometido por el gobierno. Pero lo peor es que los peces muertos todavía se ciernen sobre la costa de Chiloé, por lo que la crisis ambiental no ha terminado.