La ONG Earthsight acusa a varias empresas europeas de estar detrás de un movimiento que calificaron de ‘moda criminal’. Artículos populares de ropa y artículos para el hogar de H&M y Zara han sido directamente vinculados con el acaparamiento de tierras y la deforestación ilegal a gran escala, todo ello mezclado con altas dosis de corrupción y violencia.
Durante más de un año, la ONG británica Earthsight se dedicó a desenredar la trama que está detrás de la súbita superproducción algodonera de Brasil que provee a la moda criminal. Y lo hizo analizando e investigando imágenes satelitales, registros de envíos y sentencias judiciales.
Lo que descubrieron es que detrás del casi 1 tonelada del denominado ‘algodón sucio’, están las grandes familias del país que ya son enormemente ricas y que en la actualidad proveen de este material a los fabricantes de ropa de las naciones de Asia, donde se producen las prendas de la moda criminal, por ejemplo, de H&M y de Zara.
Poderosas familias tras la moda criminal y los desastres que causan en El Cerrado
Las familias que producen el algodón de la moda criminal tienen un prontuario nada envidiable de sentencias de corrupción, mandatos judiciales y multas millonarias, por los daños medioambientales relacionados con sus actividades en El Cerrado.
Esta vasta región que cubre casi la cuarta parte del país sudamericano se caracteriza por tener valles exuberantes entre espectaculares mesetas. Es un sitio único en el mundo, que tiene una biodiversidad increíble. De hecho, es el hogar de un 5 % de todas las especies del mundo, varias de las cuales están en la Lista Roja de la UICN, como es el caso del armadillo gigante y el oso hormiguero gigante.
Principalmente en las dos últimas décadas, más de la mitad de El Cerrado ha sucumbido víctima de la deforestación con el fin de dedicar los terrenos a la agricultura a gran escala. Esta destrucción genera impactos climáticos más graves, los que producen 50 millones de coches anualmente en las carreteras del país.
Y la situación se agrava por momentos. De hecho, el índice de deforestación del año pasado se disparó en un 43%. Y por si la perdida de hábitat y biodiversidad no fuera catastrófica, los campos de algodón dese riegan con millones de litros de pesticidas que contaminan las enormes cantidades de agua dulce que se requieren para su riego.
Y la enorme mayoría de las talas son ilegales. Y son responsabilidad de un uno por ciento de los propietarios de emprendimientos rurales, que acaparan mega propiedades y las deforestan sin piedad. Los ecologistas alegan que para ‘proteger’ a la Amazonía, se sacrifica El Cerrado en el altar de la agricultura industrial que provee de materia prima a los gigantes de la moda criminal.
La investigación de Earthsight
La ONG que denuncia la moda criminal, explica que estas empresas utilizan el tristemente célebre método de «aplastar y acaparar» y dedican los terrenos a la producción de algodón. Brasil ha aumentado su producción de forma espectacular en las últimas décadas. Y casi toda se produce en El Cerrado, en donde rotan la soja, con este cultivo textil. Se espera que en 2030. EEUU sea el segundo exportador del mundo detrás de Brasil que va camino de líder la lista.
Cuanto más crece el cultivo de algodón que alimenta a la moda criminal, más disminuyen las comunidades tradicionales. Estas son víctimas del despojo de sus tierras de forma descarada, Amparado por una trama de corrupción y violencia, donde no faltan la codicia desmedida y los tiroteos.
Comunidades indígenas que han vivido desde tiempos remotos en El Cerrado, en completa armonía con la tierra y sus elementos, se ven obligadas a huir, expulsadas de sus hogares y viendo como los terratenientes se quedan con todo. Además de tener que soportar el bloqueo de sus actividades de subsistencia y vivir continuamente bajo vigilancia y amenazas de todo tipo por parte de los usurpadores.
Earthsight comprobó mediante rastreo electrónico que 816.000 toneladas de algodón procedentes de fincas investigadas llegaron a 8 empresas asiáticas. Durante doce meses con dicha materia prima se fabricaron casi 250 millones de prendas, además de artículos para el hogar que acabaron en los escaparates de H&M, Zara, Pull&Bear o Bershka, entre otras.
Según las fincas productoras, todo el ‘algodón sucio’ de la moda criminal que ha sido rastreado por Earthsight obtuvo por parte de Better Cotton el certificado de sostenibilidad. Los informes anuales presentados por las empresas involucradas como Zara o H&M demuestran que son los mayores usuarios de algodón BC del mundo, la mitad del cual viene de Brasil.
BC ya anunció el año pasado que haría una revisión exhaustiva de los parámetros de monitoreo y acabó actualizando sus reglas el 1 de marzo de 2024. Pero estas siguen plagadas de vacíos legales, aplicaciones deficientes y conflictos de intereses. Por lo que son cómplices de la moda criminal, que es exactamente lo contrario de la moda sostenible.
La ONG Earthsight explica, también, que la empresa certificadora ya ha sido acusada desde hace años y en repetidas ocasiones de ignorar los derechos humanos, caer en el secretismo y ser parte del aparato mundial de lavado verde o greenwashing, también llamado ecopostureo.
Las empresas involucradas en la producción de prendas de moda criminal han encontrado al chivo expiatorio perfecto: la certificadora BC. H&M se ha echado las manos a la cabeza diciendo que ‘han aplazado en sostenibilidad’ e Inditex publicó una cara donde critica abiertamente a BC, en vez de reconocer que emplean materias primas de bajo coste y de dudosa procedencia.
La agricultura comercial y la deforestación desmedida e ilegal son los mayores impulsores de la degradación forestal en todo el mundo. La producción textil por parte de la UE es el segundo motivo de presión para que esta degradación continúe, detrás del consumo de alimentos.
Eso se llama traspaso de daño ecológico, puesto que los productos, como los que surgen de la moda criminal, no producen consecuencias en el sitio en donde se consumen, sino allá donde son producidos. Cuanto mayor sea el mercado de consumo, peor será su grado de culpabilidad de los daños ocasionados. Y la realidad es que la UE es el primer exportador de ropa y EEUU el segundo.