China ha sorprendido al mundo una vez más en el terreno energético y tecnológico. Esta vez, todo apunta al posible fin de los paneles solares convencionales. El país asiático se ha transformado en el territorio que mayor invierte en energías renovables del mundo. En cuestiones de energía solar, no tiene competencia.
En junio de 2024, contaba con una capacidad instalada de alrededor de 660 GW. Además, China tiene bajo su poder el dominio de la cadena de suministro internacional de energía solar fotovoltaica. El territorio oriental lleva trabajando con células solares desde los años 50, siendo el polisilicio la principal materia primera para la producción de paneles.
Sin embargo, en la producción de paneles no se usa un silicio cualquiera. El grado de silicio empleado obtiene el nombre de silicio de grado de célula solar (SOG-SI) y China es el mayor productor de silicio del planeta. En 2023, reportó 6,6 millones de toneladas métricas.
Ese mismo año invirtió 1,8 billones de dólares en el sector de la energía limpia. Por estos datos, China se asocia con regularidad a la energía solar y los tradicionales paneles solares. Sin embargo, ahora tiene una nueva tecnología en sus manos que podría cambiar el escenario energético para siempre.
La eficiencia de los paneles solares se estudia de forma constante y el único lugar del mundo capaz de revelar nuevos avances es China. De hecho, así ha sido.
China vuelve a hacerlo: sorprende con una nueva tecnología energética
Tras salir a la luz la fórmula mágica de eficiencia y sustentabilidad de China, la empresa Longi un hito significativo para el sector energético. Ha obtenido un certificado del Laboratorio Nacional de Energías Renovables (NREL) de Estados Unidos.
El gigante chino de los sistemas solares ha logrado un nuevo récord en eficiencia de conversión de energía solar, logrando un 34,85% de eficiencia en una célula solar de perovskita en tándem de dos terminales.
Siguiendo este camino, Longi ha conseguido superar el récord impuesto hasta ahora, del 34,6% que pertenecía a la misma Longi desde hace dos años. No es posible comprender la magnitud de este logro sin reparar en el diseño del tándem.
Esta estructura realiza una combinación entre una capa superior de perovskita y una inferior de silicio cristalino, consintiendo la captación de diversos rangos del espectro solar. A través de una técnica denominada pasivación de interfaz bicapa, se integran dos capas que mejoran el paso de la electricidad entre ambas capas activas.
¿Cómo funciona el nuevo dispositivo solar de China?
El fluoruro de litio (LiF) toma el rol de barrera contra pérdidas de carga, mientras que el diyoduro de etilendiamonio (EDAI) completa los huecos a escala nanométrica, garantizando una extracción de carga con una mayor escala de eficiencia.
La compañía asiática ha rediseñado la estructura del silicio cristalino, teniendo como resultado que la superficie frontal sea más rugosa para alcanzar la adhesión de la perovskita y conservando una textura estándar en la zona trasera con el fin de optimizar la captación de luz infrarroja.
Dicha texturización mejora la absorción de la luz y, por lo tanto, la eficiencia del panel. Además de superar su propio récord, la empresa de China ha rebasado el famoso límite Shockley-Queisser. Es decir, ha conseguido superar el límite máximo de eficiencia estipulado en 33,7% para una única unión.
Planes de futuro de China con su nueva tecnología solar
Longi ya ha demostrado ante el mundo que el techo de la eficiencia solar puede seguir ampliándose. No obstante, ahora se topa con un nuevo desafío: movilizar esta tecnología del laboratorio al mercado masivo.
Con esta tecnología en el mercado, China podría verse tentada a apagar sus paneles solares convencionales. Hasta que eso suceda, el sector permanece atento a los movimientos del país asiático, como este con el que está creando vida bajo los paneles.