Mientras China contempla un importante dominio de tierras raras y Estados Unidos y Ucrania negocian un posible acuerdo, España entra en el juego. Hace tiempo que se habla sobre un posible acuerdo entre Trump y Zelenski para que Estados Unidos obtenga suministro de tierras raras por parte de Ucrania a cambio del fin del conflicto que se está llevando a cabo entre Ucrania y Rusia desde hace más de tres años.
Donald Trump expuso recientemente que existe “un acuerdo sobre minerales”. El plan era que este acuerdo se cerrara a finales de febrero, pero discrepancias entre Donald Trump y Zelenski no lo permitieron. Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, manifestó que ambas partes están ultimando detalles del acuerdo sobre los minerales, pero que sigue en pie la firma de este. Cuando parecía que Estados Unidos iba a conseguir lo que quería de Ucrania, se supo, con información de Reuters, que Donald Trump y Zelenski volvieron a enfrentarse.
El líder de Estados Unidos reprendió a Zelenski por negarse a reconocer la ocupación de Rusia en Crimea. JD Vance, vicepresidente de Trump, expuso que era momento de que Rusia y Ucrania aceptaran la propuesta de paz norteamericana “o que Estados Unidos se retirara de este proceso”.
¿Por qué las tierras raras son tan importantes?
Las tierras raras son parte de un grupo de 17 elementos químicos esenciales sumamente demandados por su potencial para crear instrumentos cotidianos.
Los chips o imanes permanentes empleados en los motores de los coches eléctricos pueden producirse con estos elementos, cuyas propiedades magnéticas, electrónicas y químicas son vitales.
Entre ellas, destacan el neodimio, el disprosio, el praseodimio y el iterbio, pero también se encuentran: escandio, itrio, lantano, cerio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio.
Desempeñan una función vital en un gran número de industrias en auge dedicadas a sistemas de gestión de baterías e inversores de corriente. Diversos estudios ponen de manifiesto que la demanda de tierras raras se multiplicará de cara a los próximos años.
Siguiendo los datos de 2023 consignados por Statista, China es el líder actual de las reservas de tierras raras, con una cifra estimada de 44 000 miles de toneladas métricas.
Una realidad que pone en jaque a otros países que también quieren beneficiarse de este recurso. De hecho, Bolivia e Irán han creado una peligrosa alianza para explotarlas.
España tiene tierras raras: podría ser el próximo gran rival de Estados Unidos y China
En esta carrera mundial por dominar las tierras raras, España está alzándose como uno de los países emergentes.
Según estudios del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y múltiples universidades, el país ibérico cuenta con varios yacimientos potenciales, aunque su explotación comercial todavía no es sólida.
Proyectos españoles de esta índole están ubicados en el Macizo Ibérico (Ávila, Salamanca, Zamora, Toledo, Ciudad Real) y regiones de Noroeste (Galicia y Asturias), Andalucía (Cordillera Bética), Cuenca del Guadalquivir, Extremadura, Castilla y León e Islas Canarias (Fuerteventura).
Desafíos con los que se encuentra la extracción de tierras raras en España
La extracción de tierras raras no es algo simple. Hacerlo demanda el despliegue de procesos químicos complejos y la producción de residuos potencialmente tóxicos.
En España, iniciativas como la de Quantum Minería, ubicada en Ciudad Real, se topan con la resistencia ciudadana debido al impacto que provocan en el paisaje y los recursos hídricos.
A esto se le suma que la viabilidad económica de proyectos como estos depende de progresos tecnológicos y que los precios internacionales compensen los costes.
Instituciones como el IGME reiteran que con una investigación minuciosa y sistemas sostenibles podría procederse a una extracción responsable.
Con el potencial de yacimientos que atesora España, podría alzarse como uno de los actores principales en la cadena de suministro de tierras raras, acotando la dependencia de China. Es más, uno de sus yacimientos es tan valioso que el país asiático ya ha manifestado su interés en poseerlo.