Tras el impacto causado por la cobertura de paneles solares sobre esta montaña china, el mundo mira de cerca un extraño «OVNI fotovoltaico» y 1000 millones. Ha sido un completo fracaso. La importancia de la energía solar crece cada día en todo el mundo. Conforme el planeta enfrenta desafíos ambientales y económicos, el contexto fotovoltaico se muestra como una solución viable y sostenible. La energía solar se trata de un recurso inagotable y renovable, lo que quiere decir que está disponible continuamente y no se agota a corto plazo.
A diferencia de los combustibles fósiles, que son finitos y se agotan rápidamente, la energía solar proviene del Sol, que difunde una cantidad casi ilimitada energía. Cada hora, la Tierra obtiene más energía de la que toda la humanidad podría consumir en un año.
Esto hace que la energía solar sea valorada en todo el mundo con proyectos fotovoltaicos que desafían lo explorado. Una de sus ventajas más significativas es que ayuda a bajar la dependencia del ser humano de los combustibles fósiles.
Los países buscan diversificar sus fuentes de energía y, a medida que esto sucede, la energía solar emerge como una alternativa viable. Además, la producción de electricidad a partir de luz solar elimina la difusión de gases de efecto invernadero que sí está presente en la quema de combustibles fósiles.
Este aspecto es crucial en la lucha contra el cambio climático, dado que la reducción de estas emisiones es vital para mitigar el calentamiento global y su efecto devastador.
El fracaso de un extraño «OVNI fotovoltaico» sigue retumbando años después
Uno de los fracasos más estrepitosos en la historia de la fotovoltaica es el «OVNI fotovoltaico» Crescent Dunes. Visualizada desde arriba, esta increíble planta solar de 10.000 espejos en forma de espiral de más de 3 kilómetros de ancho tenía el aspecto de un verdadero «OVNI fotovoltaico».
Estos espejos se enrollaban alrededor de un rascacielos ubicado en medio del desierto de Las Vegas y Reno. La instalación absorbía suficiente calor como para que unas turbinas de vapor giraran y almacenaran la energía en forma de sal fundida.
En 2011, el proyecto de 1.000 millones de dólares (892 millones de euros) se ‘vendió’ como la mayor planta solar de su categoría. Citigroup y otras compañías financieras llegaron a invertir 140 millones de dólares en su impulsor, SolarReserve.
Por su parte, Steven Chu, secretario del Departamento de Energía estadounidense de aquel entonces, otorgó a la corporación préstamos garantizados por el Gobierno de Estados Unidos. Harry Reid, entonces senador de Nevada, allanó el camino para que la firma levantara su instalación en terrenos públicos. Todo estaba preparado para abrazar el éxito, pero algo pasó.
SolarReserve es acusada de mala gestión en Crescent Dunes, donde los contribuyentes invirtieron 737 millones de dólares en préstamos garantizados. A fines de 2019, Crescent Dunes perdió a su único cliente, NV Energy, que expuso la falta de fiabilidad como razón para dejar de demandar la electricidad que proviene de la planta. Para la apertura de la planta en 2015, la eficiencia superior mostrada por otros paneles solares ya había sobrepasado la tecnología de este «OVNI fotovoltaico».
Un «OVNI fotovoltaico» que parecía que llegaría lejos terminó en fracaso absoluto
Una tecnología que ya ha quedado obsoleta. Fue diseñada para producir suficiente energía para aportar suministro a una ciudad de un tamaño cercano a Sparks (con una población de 100.000 personas), pero nunca estuvo cerca de alcanzar esa capacidad.
NV Energy, propiedad de Berkshire Hathaway, la sociedad del reconocido inversor estadounidense Warren Buffett, tuvo que esperar varios meses para terminar su vínculo laboral con SolarReserve. Crescent Dunes estuvo cerrada desde abril de 2019 y el Departamento de Energía tomó el control en agosto de ese mismo año, según una demanda presentada por SolarReserve en un juzgado de Delaware que busca revertir la expropiación.
En 2019, NV Energy demandó a SolarReserve por incumplir el contrato y canceló el acuerdo de compra de energía. Los costes de mantenimiento de la instalación y los salarios de los trabajadores hicieron inviable el proyecto tras la pérdida de su único cliente, teniendo como resultado el cierre de la planta.
Los inversores de Crescent Dunes retiraron su apoyo y demandaron a SolarReserve por mala gestión del capital. Al año siguiente, Crescent Dunes fue declarado en quiebra. Fue entonces cuando la planta fue expropiada a cargo del Gobierno.
Este «OVNI fotovoltaico» tuvo una segunda oportunidad
Crescent Dunes fue un fracaso mucho más que por sus problemas con el depósito de sales. La central puede producir electricidad, pero a un precio demasiado elevado: de 135 dólares el MWh, cuando una granja solar fotovoltaica brinda precios inferiores a 30 dólares el MWh.
Pese a todo, la deuda fue suspendida con el pago de 200 millones de dólares. Crescent Dunes reabrió en 2021, siendo ahora propiedad de ACS y con un nuevo contrato con NV Energy. En 2023, generó 80.236 MWh.
El extraño «OVNI fotovoltaico» y 1000 millones fue un completo fracaso del que todavía se habla. Un escenario completamente contrario al que se espera alcanzar con los paneles solares que ahora cubren Los Alpes.