La vital transición de los combustibles fósiles a las energías renovables está siendo capturada por los contaminadores superricos —individuos, empresas y países— que reproducen patrones coloniales que afianzan las desigualdades y alimentan las violaciones de los derechos humanos y Oxfam denuncia que existe un nuevo colonialismo climático.
El nuevo informe de Oxfam, ‘Transición injusta: Recuperar el futuro energético del colonialismo climático‘ fue publicado ayer domingo de cara a la próxima cumbre del clima COP30 que arranca hoy.
En el informe se describe el saqueo de minerales como el litio, el cobalto, el níquel y las tierras raras, el acaparamiento de tierras para proyectos de bioenergía y captura de carbono, y la apropiación de recursos a gran escala para la energía hidroeléctrica, eólica y solar.
Oxfam: el nuevo colonialismo climático debe ser detectado y combatido
Los países ricos, responsables históricos de la crisis climática, acaparan los beneficios y las decisiones de la transición energética, excluyendo a las comunidades locales, alertó este domingo la ONG Oxfam en vísperas de la COP30 (Conferencia de las Partes) sobre Cambio Climático, que abre este lunes en la ciudad de Belém, en la Amazonía brasileña.
Un comunicado de la ONG señala que este «acaparamiento verde» por parte del Norte Global y sus élites empresariales deja a la región, «a pesar de su inmenso potencial renovable, atrapada en una crisis de deuda y sin recursos para financiar su propio desarrollo sostenible».
Apunta en ese sentido que el 80 % del financiamiento climático para países en desarrollo llega como deuda, «agravando su crisis financiera», al mismo tiempo que destaca que América Latina, pese a que concentra el 70 % del potencial solar y eólico global, solo capta el 3 % de la inversión en energías limpias.
En su pronunciamiento, Oxfam advierte que la Amazonía, esencial para la estabilidad del planeta, sufre las consecuencias del saqueo de sus minerales críticos, la deforestación y la violencia contra quienes la defienden. A este respecto, la ONG también denuncia que América Latina y el Caribe «concentra el 75 % de los asesinatos de defensores ambientales a nivel global, con la Amazonía como epicentro de la violencia».
«Estamos ante un nuevo colonialismo climático. Los países ricos, responsables históricos de la crisis, ahora controlan la transición energética a expensas de los más pobres», señala Gloria Isabel García-Parra, directora regional de Oxfam en América Latina y el Caribe.
La Amazonía, prosigue, «nuestro gran pulmón planetario, sufre las consecuencias: sus pueblos son desplazados, sus recursos son saqueados y sus soluciones son ignoradas».
En su llamada Iniciativa Amazónica Multipaís, Oxfam destaca que este «bioma crucial», hogar de más de 400 pueblos indígenas y regulador esencial del clima, «enfrenta amenazas simultáneas: extractivismo intensivo, acaparamiento de tierras, violencia contra defensores/as y debilitamiento de las protecciones ambientales».
Es así que Viviana Santiago, directora de Oxfam Brasil, afirma que las mujeres indígenas, afrodescendientes y campesinas «son las más afectadas por esta crisis múltiple y, a la vez, son las que lideran las alternativas reales. Sin embargo, son sistemáticamente excluidas de las decisiones y los beneficios».
Deuda climática y financiación injusta
De cara a la COP30, la ONG Oxfam denuncia que los mecanismos utilizados por el actual financiamiento climático «agravan la situación», mientras que los llamados países en desarrollo «tienen una deuda externa de 11,7 billones de dólares, más de 30 veces el costo estimado de proporcionar energía limpia universal para 2030».
«Exigimos financiamiento justo, no más deuda climática. Los países ricos deben pagar su deuda histórica, contribuir con fondos públicos y accesibles que lleguen directamente a las comunidades, sin burocracias ni intermediarios que desvíen los recursos», expresó García-Parra.
La COP29 de Bakú acordó la Nueva Meta Colectiva Cuantificada (NCQG, inglés) para la movilización por parte de los países desarrollados de 300.000 millones de dólares anuales para 2035 con el objetivo de financiar la acción climática en países en desarrollo.
En la COP30 en Belém (Brasil) se deberá elaborar la hoja de ruta para esos desembolsos que se busca alcancen un total de 1.3 billones de dólares para 2035.
La transición debe ser realmente justa
Oxfam lanzó un llamado a los Gobiernos participantes en la COP30 «a tomar medidas urgentes para una transición verdaderamente justa», entre las que destaca el dar prioridad al protagonismo local en el sentido de «garantizar la participación plena y efectiva de los pueblos indígenas, mujeres y jóvenes de América Latina y el Caribe en las decisiones sobre clima y energía».
También asegurar financiamiento directo y con derechos; poner fin al acaparamiento verde; proteger a defensores y defensoras ambientales; y rechazar falsas soluciones.
«Abordar la desigualdad y el colonialismo en la transición energética ofrece una oportunidad para remodelar radicalmente el panorama energético. Los pueblos indígenas, las comunidades, las mujeres y los jóvenes ya están construyendo sistemas basados en el control local y la justicia. Debemos apoyarlos para que la transición deje de servir a los beneficios y empiece a servir a la vida», remarcó García-Parra.
Entre las propuestas, destaca la de reformar radicalmente los modelos internacionales de impuestos, comercio y financiación para eliminar las barreras actuales a la transición energética justa en los países del Sur Global. Estas herramientas incluyen la generación de valor agregado a nivel nacional, la transferencia de tecnología y la soberanía industrial.
Por otra parte, OXFARM recalca que hay que poner fin a las prácticas de explotación y defender los derechos laborales y los derechos humanos en la transición energética, incluyendo el reconocimiento de los derechos territoriales y la soberanía de los pueblos indígenas. Seguir leyendo en ECOticias.com / EFE
















