El reciclaje ha encontrado una tercera vida para unos desechos que podrían ser el combustible más renovable para los vehículos. Estamos en un momento crucial para el mercado de la automoción. Cada vez son más las compañías que buscan nuevas formas de reducir sus emisiones en el proceso. De ahí el combustible ecológico que se puede plantar y cultivar, entre otros proyectos revolucionarios.
Por ahora, sigue viéndose en el sector la manera de bajar las emisiones contaminantes con diferentes combustibles. El hidrógeno, los formatos híbridos y la electricidad son los que están adquiriendo un mayor reconocimiento, aunque todavía presentan sus inconvenientes.
Todavía hay algunas reticencias para todas ellas, por lo que la investigación sigue su curso. Es así como se ha llegado a la conclusión de que el reciclaje puede ser una opción viable. Algo que otros ven como un desperdicio podría ser aprovechado para que un automóvil llegue lejos, las compañías facturen y el medio ambiente se conserve. Parece una utopía, pero ¿será posible? ¡Vamos a ver hasta qué punto!
El proyecto al que nos referimos contempla la posibilidad de convertir los desperdicios en hidrógeno verde para los vehículos. Hyundai ha expuesto ante el mundo cómo llevan a cabo el proceso completo. Comienza con la obtención del biogás y finaliza con la generación de hidrógeno. El llamado W2H, siglas de un proceso que transforma el biogás procedente de los desechos orgánicos en hidrógeno.
Llega el combustible del futuro gracias al reciclaje
Engineering & Construction (E&C) y Hyundai Rotem (ambas sociedades del grupo Hyundai) colaboran para la mejora del desarrollo tecnológico de este proceso. En el CES, Hyundai enseñó cómo se llevaba adelante el proceso completo.
Inicia con la obtención del biogás y culmina con la producción del hidrógeno, la captura de carbono y la puesta en escena de las estaciones de repostaje de hidrógeno. Los desechos orgánicos, como los que vienen de los alimentos, los lodos de depuradora y el estiércol de ganando producen importantes cantidades de metano, generando problemas de calentamiento global.
La conversión de residuos en hidrógeno previene el calentamiento global utilizando metano y, además, también forma un nuevo valor industrial mediante el uso del hidrógeno como energía ecológica.
Una de las claves en la fabricación de hidrógeno a partir de biogás proveniente de residuos es el trabajo de energía renovable en todas las etapas del proceso. De esta manera, el hidrógeno verde se genera en plantas de electrólisis que funcionan con fuentes de energía renovables, como la eólica, la solar y la hidroeléctrica.
Debido a que el hidrógeno verde se genera a partir de una fuente de energía libre de carbono, no emite gases contaminantes en la producción. Este rasgo le brinda el potencial de transformarse en la fuente principal de energía limpia de cara al futuro.
La conversión de desechos en hidrógeno captura los desechos orgánicos y los descomponen con microorganismos. Este procedimiento adquiere el nombre de digestión anaeróbica, que permite la conversión de residuos en biogás.
Después, el biogás pasa a ser biometano, descartando al mismo tiempo el CO2 y las impurezas. Por último, el biometano se reforma y renace como hidrógeno.
El reciclaje trae un combustible limpio que cambia el panorama de la automoción
La conversión de residuos en hidrógeno es una tecnología avanzada que ya se ha probado y se trabaja en Chungju, Corea.
Hyundai E&C y Hyundai Rotem participan en un programa para demostrar cómo es el proceso de producción y utilización de hidrógeno a través de biogás. Se trata de la primera instalación del mundo en generar 500 kg de hidrógeno al día usando 60 toneladas de residuos de alimentos y que, además, usa coches de hidrógeno.
Sumado a esto, esta transformación dispone de una ventaja considerable: la capacidad de afianzar pequeños centros de producción de hidrógeno a nivel regional.
Hyundai está apostando fuerte por el uso de estos tipos de combustible. El reciclaje es uno, pero en el mercado también está presente el coche con pila de hidrógeno. Solo el tiempo dirá cuál es el combustible más fuerte de aquí a unos años. Lo que está claro es que el mundo de la automoción tal y como lo conocíamos ya ha cambiado.