Hace décadas que diferentes países y organismos trabajan por y para las energías renovables. Todo ese esfuerzo global podría quedar en la nada si no se obtienen 1,2 billones. El mercado energético global está pasando por una transformación histórica fomentada por la creciente adopción de energías renovables y la descarbonización de las economías.
El Acuerdo de París tiene asentados objetivos claros sobre la disminución de emisiones. António Guterres, Secretario General de la ONU, resaltó un dato prospero de IRENA sobre este tema. Lo hizo en su intervención en el 16º Diálogo de Petersberg sobre el Clima (PCD) celebrado en Berlín. Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), 2024 fue oficialmente un año récord en la producción mundial de energías renovables.
Las renovables supusieron más del 92% de toda la nueva capacidad eléctrica instalada el año pasado. Porcentaje equivalente a la capacidad eléctrica total de Brasil y Japón en conjunto. La capacidad europea subió un 9%, con Alemania brindando más de una carta parte de dicho crecimiento. Por su parte, África avanzó casi un 7%.
Sin 1,2 billones de dólares, las energías renovables podrían peligrar
Tras destaparse que las ciudades medias son más aptas para el despliegue de energías renovables que las zonas rurales, anunciaron lo que podría pasar con ellas si no se adquieren 1,2 billones.
Wood Mackenzie consignó que son necesarias inversiones por un valor de 1,2 billones de dólares en sistemas de almacenamiento de energía en baterías (BESS). Esto para brindar apoyo a una instalación por encima de 5900 GW (gigavatios) de nueva capacidad eólica y solar a nivel global hasta 2034.
El despliegue de la tecnología de formación de redes (GFM) debe agilizarse durante la próxima década con el fin de expandir mundialmente el uso de energías renovables, valorada en 5 billones de dólares. Ocurre lo contrario a lo que sucede con los métodos convencionales de seguimiento de la red, que solo responden a las condiciones de la red.
Los métodos de almacenamiento de energía en baterías para la creación de redes pueden desarrollar y mantener con carácter activo la estabilidad de la red. Dicha capacidad se convierte en algo crucial conforme las energías renovables se transforman en la fuente dominante de producción energética a nivel global.
La inestabilidad de las energías renovables obliga a una inversión de billones de dólares
Un reciente informe de Wood Mackenzie puso de manifiesto que el sector energético mundial se topa con un déficit de capacidad de 1400 GW para instalaciones agregadas de almacenamiento de energía en baterías que usen GFM para establecer estabilidad de la red entre 2024 y 2034.
Diferentes mercados de Asia-Pacífico ya operan con energías renovables variables cuyo origen radica en la energía eólica y solar. Contribuyen entre el 46 y el 90% de las condiciones de carga máxima.
Esto supone una gran oportunidad de mercado, puesto que las capacidades de formación de redes pasan a ser una solución óptima para los mercados con una ascendente penetración de las energías limpias.
La integración de ellas sigue intensificándose en diferentes puntos del globo terráqueo. Mientras tanto, se anotan recientes episodios de inestabilidad de la red que exhiben la urgencia de progresar de forma paralela en las tecnologías de almacenamiento y de red.
¿Por qué necesitamos baterías para las energías renovables?
La empresa global de investigación estima que la demanda eléctrica global aumentará a una tasa compuesta anual del 3% hasta 2040. Bajo estos términos, las baterías formadoras de red se están convirtiendo en un reemplazo práctico de los generados síncronos tradicionales.
Su capacidad para aportar estabilidad de tensión y frecuencia las coloca como una tecnología esencial para los sistemas de energía sumamente renovables.
En definitiva, para hacer valer los esfuerzos globales en renovables durante décadas serían necesarios 1,2 billones de inversiones en almacenamiento. Al mismo tiempo, están llegando ayudas para desplegar las energías renovables en Alcorcón.
