El estudio liderado por el CTFC, que ha contado también con la participación del CREAF y de instituciones canadienses, concluye que la diversidad funcional del bosque y su conectividad funcional a nivel de paisaje son indicadores fundamentales de la capacidad de adaptación de la ecosistema a condiciones ambientales cambiantes. Los resultados se publican en la revista científica Forest Ecology and Management.
“El hecho de caracterizar las especies forestales a través de rasgos funcionales da la idea de la diversidad funcional que hay en un paisaje o una región, y por tanto su capacidad de adaptación y resistencia. Una región puede ser bastante rica en especies, pero funcionalmente pobre “, explica Nuria Aquilué, investigadora del CTFC y autora principal del artículo.
Fuente: Creaf