Basta de ‘jugar’ con el medio ambiente. Parece mentira que siendo la especie más ‘inteligente’ del planeta, seamos los más destructivos de nuestro propio medio ambiente. Que además no solo es nuestro, sino que lo compartimos con infinidad de especies. Debemos reaccionar y darnos cuenta de que así como ocasionamos el problema, está en nuestras manos resolverlo.
Este es un problema de índole global cuyas causas están ligadas a las actividades humanas. Para poder darles solución hay que saber muy bien cuáles son sus consecuencias y qué efectos tiene la sobreexplotación de los recursos naturales en el planeta y en nuestra especie. Estas son las principales, pero hay muchas más.
- Mayor incidencia del cambio climático
- Destrucción de hábitats naturales marinos, fluviales, lacustres, terrestres, etc.
- Extinción de especies animales y vegetales.
- Aumento en el índice de desertificación
- Incremento del calentamiento global
- Ruptura del equilibrio y desaparición de ecosistemas de todo tipo.
- Interrupción de relaciones y redes tróficas
- Degradación de los suelos
- Proliferación de enfermedades ligadas a la contaminación ambiental y a las zoonosis.
- Mayor vulnerabilidad de las poblaciones más pobres
- Explotación humana
- Asesinatos de activistas ambientales
- Aumento de la contaminación ambiental.
- Encarecimiento generalizado y global de los bienes
- Más pobreza y mayores índices de mortalidad por falta de recursos básicos.
- Migración climática
- Menos herramientas para luchar contra los eventos climáticos extremos.
- Contaminación de los océanos y muerte de su biota
La lista es mucho más larga, pero deja en evidencia que existe una relación intrínseca entre todos los habitantes del planeta y una indiscutible dependencia de los seres vivos, de la salud, del medio ambiente y del equilibrio de los ecosistemas que los integran. Por tanto, la preservación de los recursos naturales es literalmente vital e imprescindible para que todos sobrevivamos.
¿Cómo evitar la sobreexplotación de los recursos naturales?
Existen infinidad de cosas que se pueden hacer, tanto a nivel gubernamental, como empresarial y personal. Y lo más importante es que cada gesto cuenta, suma y ayuda a avanzar hacia una solución mayor y definitiva, que nos permita tener un medioambiente sano y a vivir en equilibrio con él y la naturaleza.
El consumidor debe empezar a elegir con cuidado lo que compra, puesto que, si deja de usar elementos inútiles e innecesarios, las empresas dejarán de producirlos, ahorrando una gran cantidad de recursos naturales.
Es importante priorizar el consumo de productos locales y de temporada, en lugar de elegir aquellos que provienen o están elaborados con subproductos de lugares lejanos, que requieren muchas horas de transporte. Esto reducirá la contaminación y el uso excesivo de las tierras agrícolas en otras partes del mundo.
Debemos aprender a utilizar correctamente las 4R del Reciclaje, para poder Reducir nuestro consumo, Reutilizar lo máximo posible los productos, Reparar lo que sea posible y finalmente Reciclar correctamente, para que los materiales tengan una vida útil mayor. Mientras no se degraden por completo, no habrá necesidad de extraer más materias primas de la naturaleza.
Está en manos de todos
Es necesario ser parte activa de la presión hacia los gobiernos, para que tomen medidas que apunten a ayudar a la preservación de los recursos nacionales. Y de esa forma, también contribuyan a que cese la expoliación de los de los de países vulnerables, que en general son los que pagan los costes medioambientales de las naciones más poderosos y sufren la sobreexplotación de sus recursos naturales en grado superlativo.
A pesar de todas estas medidas individuales, sigue haciéndose necesaria una concienciación global acerca de lo cerca que estamos de llegar a un punto de no retorno, a partir del cual la Tierra sea incapaz de reaccionar y regenerarse. Y aunque no lo parezca, ese momento se acerca de manera vertiginosa. Basta de ‘jugar’ con el medio ambiente.