La aparición de un nuevo avión europeo puede romper el paradigma que el mismo ser humano se ha impuesto. Los aviones se han utilizado hasta ahora para surcar los cielos y las naves espaciales para explorar los rincones escondidos del universo. Pero ¿qué pasaría si un mismo medio de transporte cumpliera ambas funciones?
El hombre siempre ha tenido el sueño de volar. Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha mirado hacia el cielo buscando respuestas y a los pájaros con envidia por alas que los elevan más allá del mundo terrestre. A lo largo de la historia, se han dedicado grandes esfuerzos por romper el contexto que impuso la “madre naturaleza”.
Nuestros ancestros recurrieron a los transportes terrestres, como los carros movidos por caballos que después se convirtieron en los automóviles que hoy vemos por las calles y siguen evolucionando. También fijaron su atención en el transporte marítimo y en el aéreo, dos campos que también continúan creciendo y progresando hasta niveles que jamás pudimos sospechar.
Nadie se imaginaba el avión europeo llegaría tan lejos
Tras la fuerte aparición de este avión-coche, el mundo ha vuelto a sorprenderse con un avión europeo dispuesto a romper todas las fronteras. Europa ya retumba en el sector aéreo producto de un anuncio más que impactante. Ya hay una fecha tentativa para el primer vuelo hipersónico de pasajeros.
El nombre del proyecto es Invictus. Tiene a la cabeza a la Agencia Espacial Europea (ESA) y la consultora británica Frazer-Nash. El objetivo de esta iniciativa es la creación de un avión especial experimental reutilizable. Desean que pueda despegar desde una pista común y llegar hasta velocidades hipersónicos.
Los primeros vuelos darían inicio en 2031. El reto es muy grande porque el objetivo también lo es. Quieren desarrollar una aeronave capaz de viajar a velocidad que multipliquen por 5 la del sonido.
Esto quiere decir que tendrá que enfrentarse a temperaturas extremas en la superficie del fuselaje y en el interior del sistema de propulsión. Lograr ese objetivo necesitará de una combinación exacta de tecnologías que hasta hace poco eran imposibles fuera del imaginario o las líneas teóricas.
El objetivo de este avión europeo es llegar más allá del cielo
Entre los componentes centrales se encontrará un método de preenfriamiento elaborado por la extinta compañía Reaction Engines, artífice del diseño del motor SABRE. El modelo surgió para combinar el funcionamiento de un reactor a chorro en la atmósfera con el de un cohete en el espacio.
La tecnología no llegó a materializarse en el avión Skylon. Sí ha encontrado una segunda oportunidad de brillar en Invictus. A través de un sistema preenfriador, se enfriará el aire a temperaturas manejables. Sucederá antes de que ingrese al motor.
Este mecanismo hará posible que los motores tradicionales funcionen en régimen hipersónico sin colapsar. El proyecto dispone de un presupuesto inicial de 7 millones de libras, que equivale a alrededor de 9,4 millones de dólares. La perspectiva es clara: desarrollar una nave reutilizable.
El deseo es que despegue horizontalmente como un avión comercial. También que alcance velocidades hipersónicas sostenidas y, de forma eventual, alcance la órbita como un cohete. Su diseño permite el intercambio de materiales, software y sistemas de propulsión entre campañas de prueba.
Proyección de futuro del avión europeo que supera cualquier límite
Además de sus empleos evidentes en términos de defensa y exploración espacial, este avión europeo podría ofrecer una grata transformación sobre los vuelos comerciales de larga distancia.
La posibilidad de cruzar océanos en menos de una hora con hidrógeno (preenfriado y con respiración de aire) es tentadora. Cumpliendo con las expectativas, Europa podría disfrutar de este avión espacial para 2031.
Este avión europeo romperá todas las fronteras. Volará dentro o fuera del planeta y significará un antes y un después para la humanidad. Hasta que ese momento llegue, las miradas están puestas sobre los extraños experimentos que se están llevando a cabo en los aeropuertos.