Los coches eléctricos llegaron a reemplazar a los coches de gasolina, bajo la promesa de ser eficientes y no contaminar nuestro planeta, pero ¿Realmente es así? ¿Qué tal si un coche eléctrico también contamina? Acá te contaremos la realidad.
La promesa del coche eléctrico
La industria automotriz no descansa y constantemente nos sorprende con nuevas innovaciones, sin embargo, siempre ha existido mucha controversia sobre cual es realmente el combustible del futuro, pues por muchos años se han utilizando los tradicionales coches de gasolina, entonces ¿Por qué cambiarlos?
Muchas personas no tienen una respuesta para esta pregunta, así que prefieren quedarse con un coche tradicional, mientras que hay otras que prefieren atreverse y cambiarse a la movilidad eléctrica que promete ser sostenible y amigable con nuestro planeta.
Pero en medio de esta transición surge una pregunta que pareciera un auténtico sinsentido: ¿Es posible que un coche eléctrico pueda contaminar más que uno de gasolina? Pues aunque suene muy extraño, hay quienes creen que esto si puede ser cierto.
Esto se debe a que el impacto de una tecnología, no se mide solo en que diga ‘cero emisiones’ pues debemos extender nuestra visión a cómo se fabrica ese vehículo, de dónde proviene la energía que lo alimenta y qué ocurre al final de su vida útil.
En el caso de países con matrices energéticas fuertemente dependientes de combustibles fósiles, como es el caso de México, esta pregunta se convierte en una advertencia sobre los desafíos reales que se esconden detrás de la transición a un coche eléctrico.
La realidad detrás de la movilidad eléctrica en ciertos países
Hace poco descubrimos un informe que escondía información muy importante sobre el impacto de los coches eléctricos y a pesar de eso, aún hay mucho desconocimiento respecto al tema, pues el hecho de que no liberen emisiones no significa que no contaminen de ninguna manera.
Esto se debe a que el verdadero desafío está en la fuente de la electricidad que los carga, pues si esta proviene mayoritariamente de combustibles fósiles, como ocurre en México o en China lamentablemente sí se liberarán emisiones, pero no desde la carretera, sino desde la central eléctrica.
Sucede que en el caso de México, el 75% de la energía se produce a partir de combustibles fósiles que contaminan nuestro planeta, lo que termina haciendo una enorme diferencia el impacto que puede tener un coche eléctrico.
En un trayecto de 100 km un coche a gasolina libera cerca de 16 kg de CO2, mientras que uno eléctrico emite de manera indirecta alrededor de 19 kg de CO2 por cada 100 km, lo que significa que con las condiciones actuales, un coche eléctrico podría ser más contaminante que uno a gasolina.
En tanto que en el país asiático, la demanda de electricidad para las recargas eléctricas ha incentivado el consumo de carbón en sus centrales térmicas.
Movilidad eléctrica y transición energética
Ahora ¿Qué pasaría si la demanda de coches aumenta como se cree que lo hará? Básicamente, también aumentaría la demanda de electricidad y como la mayoría se produce a partir de combustibles fósiles esto paradójicamente terminaría aumentando la contaminación de nuestro planeta.
Esta situación nos demuestra que la meta de transicionar a la movilidad eléctrica, siempre debe ir de la mano con la transición a energías verdes, de lo contrario los resultados serán contraproducentes y podríamos acabar contaminando aún más.
Si la generación de energía en México fuera 50% limpia y renovable, un coche eléctrico emitiría tan solo 9 kg de CO2 por cada 100 km y ahí, efectivamente serían más sostenibles, pero mientras el país no genere mayores cantidades de energía renovable esto no será posible.
¿Quién diría que un coche eléctrico podría ser más contaminante? Pues ya vimos que esto si puede suceder, por lo que es de suma importancia que los países que quieran promover el uso de coches eléctricos también promuevan la transición a energías renovables, tal como lo hace Alemania, que parece ser el rey de la energía solar.