En los últimos años, los coches de hidrógeno cobraron una gran popularidad por ser una alternativa más sostenible que los coches tradicionales. Diversas empresas empezaron a fabricar modelos de este tipo, con la esperanza de ser un éxito en movilidad sostenible, pero al parecer esto más que un sueño, se volvería una pesadilla para las empresas.
Las empresas dedicadas a esta innovadora idea están pasando por graves crisis, de las que no sabemos si van a levantarse.
Por un lado, tenemos el caso de Hyzon Motors, una empresa que desde el inició apostó fuertemente por los camiones de hidrógeno con pila de combustible, lamentablemente está en proceso de disolución, mientras que por otra parte, la empresa automotriz Toyota está comenzando a dudar sobre su estrategia en cuanto al hidrógeno.
Hyzon Motors pasa de innovación a decepción
Hyzon nació como una empresa motivada por tener camiones con cero emisiones contaminantes. Su foco de negocio eran los vehículos comerciales impulsados por pilas de combustible de hidrógeno, una idea que sin duda parecía muy innovadora.
Inicialmente, la idea fue un éxito pues firmaron proyectos piloto en Australia para suministrar sus camiones de hidrógeno a una refinería de zinc en Queensland, y sus autobuses de hidrógeno llegaron a operar en la red de transporte público de Brisbane.
Sin embargo, con el tiempo el sueño se convirtió en pesadilla. En julio de 2024, tras la baja demanda y la imposibilidad de sostener las operaciones Hyzon debió abandonar Australia. Posteriormente siguieron las malas noticias en Estados Unidos, donde las instalaciones en Bolingbrook (Illinois) y Troy (Michigan) también comenzaron a decaer.
Una crisis que afectará a miles de empleados
El pasado diciembre, la empresa envió una carta a sus empleados, adelantando despidos masivos y reconociendo su incapacidad para recaudar la financiación suficiente. Lamentablemente si no encuentran un comprador o un inversor dispuesto a apostar por ellos, se espera que todo el personal sea despedido antes de febrero.
El consejo de administración votó unánimemente a favor de la disolución de la empresa y la transferencia de sus activos en beneficio de los acreedores, aunque Hyzon ha dejado claro que sigue explorando algunas alternativas.
¿Toyota estará pasando por lo mismo?
Por desgracia, la historia de Hyzon no es un caso aislado, sino más bien un reflejo de las dificultades para competir con los vehículos eléctricos. En el caso de Toyota durante años, la marca no quiso apostar por los coches eléctricos apoyando firmemente la tecnología del hidrógeno, inclusive, anteriormente la marca se vio envuelta en una polémica tras desmentir su vinculación con los motores de amoniaco y afirmar su interés en el hidrógeno.
Sin embargo, la decisión de Toyota no fue muy acertada, pues desde que salió al mercado, solo ha conseguido vender 27.500 vehículos de hidrógeno. Luego de 10 años, la empresa se plantea que quizás su estrategia no era la acertada.
Hiroki Nakajima, responsable de Tecnología de Toyota, declaró lo siguiente: «No puedo asegurar que el hidrógeno tenga un futuro brillante». Sin embargo, pese a todo esto Toyota cree que, en última instancia, esta tecnología seguirá desempeñando un papel importante en la descarbonización del transporte.
«Si renunciamos a esta tecnología, corremos el riesgo de renunciar al futuro», afirmó Nakajima. Como parte de su apuesta por los camiones, autobuses y furgonetas de hidrógeno, Toyota presentó en noviembre un prototipo de furgoneta híbrida de hidrógeno y electricidad que, según afirma, es el primero de su clase y se probará en Australia.
Lamentablemente, pese al positivismo de Toyota, lo cierto es que los datos no están avalando esta tecnología. El ecosistema del hidrógeno sigue siendo pequeño, con pocos grandes proyectos para producir el combustible llegando a la construcción.
Esto provoca que las baterías no se produzcan en serie, por lo que son más caras, por ejemplo, una versión del modelo de gama alta Crown de Toyota cuesta 1 millón de yenes (6.300 euros) más que uno equipado con un nuevo sistema híbrido.
Una incertidumbre para la industria automotriz
Con la disolución de Hyzon, la industria del hidrógeno ha decaído considerablemente. Si bien es posible que la tecnología mejore en el futuro, el rápido crecimiento y disminución en los precios de las baterías hacen pensar que se tiene un futuro realmente incierto. Por su parte, los responsables de Toyota afirmaron que no habían renunciado al hidrógeno para turismos, por lo que aun habría posibilidades de avanzar por este camino.
«Hace unos años, la gente veía con mejores ojos el hidrógeno para camiones y autobuses», afirma Anne-Sophie Corbeau, experta en hidrógeno del Centre of Global Energy Policy. «Será una cuestión de costes y de disponibilidad de camiones y autobuses. El público aún no se ha pronunciado, pero cada año la solución eléctrica gana ventaja».
En conclusión no podemos negar la gran crisis que enfrenta la tecnología de los coches de hidrógeno, al inicio parecía una tecnología prometedora, pero debido a sus elevador costos y a la popularidad que han tomado los coches eléctricos, el camino se torna complejo, sin embargo aun hay empresas como que mantienen la esperanza en esta tecnología y continuan innovando, como es el caso de una empresa Noruega que desarrolló un motor que fusiona hidrógeno con otro combustible.