La industria del acero produce anualmente unos 2000 millones de toneladas al año, las cuales representan una gran cantidad de emisiones de CO2. Se han desarrollado alternativas sustentables como el acero hecho con ADN sintético, pero todavía están lejos de ser un reemplazo. Otra opción sería usar combustible verde para su producción, aunque los expertos advierten que podría ser inútil.
El combustible verde podría ser una decepción
El acero es uno de los materiales más antiguos e importantes que hemos desarrollado, y se emplea en una gran variedad de aplicaciones. El 56% de toda la producción de este metal está destinada a la construcción y todavía no hemos encontrado una alternativa viable para reemplazarlo completamente, razón por la cual se está buscando una tecnología que pueda hacer más sustentable su fabricación.
Para producir acero, se emplean hierro y carbón, que se extraen de la tierra con métodos altamente contaminantes y nocivos. Los minerales deben ser transportados a Europa desde lugares tan lejanos como Canadá y Brasil, por lo que la logística suma otras tantas toneladas de CO2. Pero el mayor problema es la gran cantidad de energía que requiere la industria, por lo que los expertos se enfocan en esta área.
La solución más prometedora hasta el momento era el uso de hidrógeno, un combustible verde que podría alimentar las plantas metalúrgicas con la energía necesaria para mantener todos los procesos de producción en marcha. Sin embargo, expertos de todo el mundo están advirtiendo que esto no sería suficiente para evitar el calentamiento global, ya que su producción e implementación resulta muy costosa.
¿Hemos sobreestimado al hidrógeno verde?
Para combinar el hierro y el carbón necesarios para crear acero, se requiere de hornos de altísimas temperaturas, los cuales consumen tanta energía que sólo pueden ser alimentados con combustibles fósiles. La única sustancia que podría generar esta cantidad de energía sería el hidrógeno, pero los métodos actuales para producir este gas no ofrecen suficiente volumen y elevan enormemente los costes.
Existen tres métodos principales para extraer hidrógeno:
- Hidrógeno gris: se extrae a partir del gas natural usando métodos más baratos pero más contaminantes.
- Hidrógeno azul: también se obtiene de combustibles fósiles pero usa captura de carbono para compensar las emisiones, por lo que resulta más costoso y requiere infraestructura adicional y compleja.
- Hidrógeno verde: se obtiene a partir de energías renovables y no emite contaminación, pero es el método más costoso y requiere mucha más infraestructura, la cual resulta altamente compleja.
Para hacernos una idea de los obstáculos que representan los costes de implementación de combustible verde para producir acero, hay que considerar que, mientras el método tradicional cuesta unos 0,45€ por kg, el uso de hidrógeno eleva ese valor a unos 12€. Se calcula que el consumo de acero a nivel mundial es de un promedio de 250 kg por persona, y sólo tomando en cuenta el coste de producción.
Hidrógeno: una solución, mas no una panacea
Si queremos evitar una crisis climática para el 2050, es imperativo reducir las emisiones de CO2 en un 98%, por lo cual sería indispensable pasarse al combustible verde en un plazo de unos pocos años.
Pero la fabricación de acero es una fuente muy importante tanto de ingresos como de empleo para muchos países, incluidos aquellos que conforman la UE. También existen altos costes asociados a la instalación de infraestructura y una gran cantidad de empleos que estarían en riesgo a raíz de este cambio, que reduce las emisiones pero que también requiere menos mano de obra.
Un gran problema y muy poco tiempo
Los avances en materiales de construcción alternativos como ladrillos de plástico ecológico, permitirían reducir el consumo de acero para ayudar a impulsar el cambio hacia el combustible verde. Sin embargo, estás tecnologías todavía se encuentran en desarrollo, por lo que los expertos se enfocan en muchas soluciones para problemas pequeños en lugar de una solución para el problema más grande.
