Los combustibles fósiles tendrían los días contados con la irrupción del motor que funciona solo con aire. Se creó hace siglos. Gran parte de las emisiones de CO2, principales causantes del cambio climático, proviene de la quema de combustibles fósiles, motivo por el que el mundo estudia la manera de sustituirlos por otras formas de energía más compasivas con el medio ambiente.
Sin embargo, hacerlo no es tan fácil, ya que, según Foster y Elzinga, el 80% de la demanda de energía en el mundo es satisfecha por los fósiles. Bajo estas circunstancias, resulta vital buscas alternativas al uso de los fósiles para bajar los impactos negativos que estos producen.
Uno de los sectores que más necesita de una descarbonización es el del transporte, uno de los más contaminantes. Ahí es donde juega un rol fundamental el motor de aire que deja fuera de juego a los combustibles que se han utilizado hasta ahora.
El motor de aire deja al mundo en shock: esto es lo que se sabe hasta ahora

En el año 2007, Tata Motors anunció que había establecido una alianza con el Grupo MDI. Su objetivo era desarrollar motores propulsados por aire. Entonces, la compañía india trabajaba en un microcoche impulsado por gasolina. El Tata Nano representaba una revolución porque era el vehículo que iba a pasar a millones de familias indias al uso de dos ruedas a las cuatro.
Un objetivo que alcanzarían dividiendo la diferencia de precio entre el coche más barato y la moto más cara. Ratan Tata, presidente del grupo en aquella época, comunicó que el modelo Nano tendría un precio de 100.000 rupias (entonces correspondía a menos de 2.000 euros).
Esta idea atrajo a las masas durante su presentación. No es para menos teniendo en cuenta que se estaba ofreciendo el microcoche más barato del mercado y un motor neumático. Es decir, un género asequible y el menos contaminante del mundo. Un sueño hecho realidad para el segundo país más poblado del planeta.
Sin embargo, el concepto de motor de aire comprimido es mucho más antiguo. El fundador de MDI y exdesarrollador de motores de Fórmula 1, Guy Nègre, empezó a trabajar en él en 1997 y en 2004 comenzó a mostrar algunos prototipos dirigidos a taxis y camiones ligeros. Nègre consideraba que nadie querría gastar dinero en una opción respetuosa con el medio ambiente, por lo que esta debía ser económica para llamar verdaderamente la atención.
Su funcionamiento es el siguiente. Conforme el aire presurizado se libera desde un tanque de almacenamiento, se descomprime empujando un pistón, que enlaza a un eje de transmisión y termina llegando a la rueda. Este procedimiento es cero emisiones nocivas y el combustible, en bruto, puede encontrarse prácticamente en cualquier parte (porque es aire).
Motor de aire: un fenómeno que vuelve y sigue sorprendiendo
En 2008, Tata dijo que el modelo Nano contaría con una autonomía cerca a los 200 km y que llenar el tanque costará alrededor de 2,30 euros. En primera instancia, todo parecían ventajas con este sistema. Es un modelo cero emisiones, económica y utiliza una fuente casi ilimitada de combustible. Sin embargo, debemos reparar en algo.
El aire ha de ser precomprimido. Es decir, en algún momento, un compresor ha de gastar otro tipo de energía para desarrollar el combustible del motor neumático. A esto se agrega la presión. Cuanta más presión exista, más densidad de energía y más potencia y alcance tendrá el automóvil, pero también será una bomba con ruedas.
Por este motivo, los tanques de aire deberían ser indestructibles o, al menos, capaces de fallar de forma segura. A estos impedimentos técnicas se agregan los problemas que tuvo la fábrica del Tata Nano de gasolina. La planta en la que se fabricarían estas piezas no pudo construirse por la alta resistencia de los residentes locales que serían desplazados.
Parece que todavía no ha llegado el momento del motor que funciona solo con aire y no utiliza combustible. Mientras aparecen en escena motores eléctricos y de hidrógeno, esta idea sigue latente en la mente de algunos expertos que buscan la manera de lograr un cambio de paradigma.