En pleno proceso de descarbonización, aparece un vehículo futurista que no contamina y muchos confunden con un avión y un barco. Sin embargo, no es lo uno ni lo otro. El cambio climático es una realidad a la que el mundo se enfrenta producto de sus propias acciones. Durante décadas, la humanidad ha confiado en el rendimiento que le prometían los combustibles fósiles, sin considerar el devastador impacto que eso ha tenido sobre el medio ambiente.
Ahora, su presencia en el globo terráqueo es imposible de obviar. Afecta a todos los rincones del planeta con devastadores incendios forestales y olas de calor mortales. Uno de los principales contribuyentes a esta situación es el sector del transporte, por lo que resulta vital bajar la demanda energética y pasarnos al uso de renovables para descarbonizar el transporte y mitigar los efectos del cambio climático.
Según el Módulo de Demanda de Renovables del Informe de Estado Global (GSR) 2024 de REN21, el 96% de la energía usada en el transporte tiene su origen en combustibles fósiles, especialmente petróleo. Esta dependencia frena la ansiada transición energética, incentiva el cambio climático y dificulta la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Crean un vehículo que no contamina: lo confunden con un avión y un barco, pero es otra cosa
Bajo este marco, la startup estadounidense Regent Craft ha dado un paso al frente y completado con éxito la primera prueba con pasajeros reales de su prototipo de planeador marino eléctrico, el Seaglider Viceroy.
El estudio se ha hecho con un seaglider eléctrico de tamaño real con pasajeros a bordo. Corresponde a un revolucionario vehículo que aprovecha el efecto suelo para bajar la resistencia aerodinámica, permitiendo trabajar de forma eficiente sobre el agua con un acotado consumo energético.
Asimismo, la pieza Viceroy Seaglider dispone de un diseño que fusiona lo mejor de los hidroaviones y los hidrodeslizadores.
Entre sus características técnicas más resaltadas encontramos una velocidad crucero de 300 km/h, un alcance de 300 km con una sola carga, capacidad para 12 pasajeros, 2 tripulantes o hasta 1600 kg de carga, altitud de vuelo de entre 9 y 18 metros sobre el agua y unas dimensiones de 16,75 metros de longitud y 19,8 metros de envergadura.
Con estas características, esta forma de transporte que no contamina sienta un precedente en el sector, ya marcado por este supermotor que pondrá en marcha 100 aviones.
No es un avión ni un barco y no contamina: la historia del vehículo que nos traslada directo al futuro
La Guardia Costera de Estados Unidos aprobó la ejecución de pruebas del prototipo a escala real en septiembre de 2023. Su reciente ensayo en el agua significa un gran paso para el desarrollo de este revolucionario vehículo, que ha pasado por superado exhaustivos análisis de motores, baterías y software de control.
Por su parte, Regent Craft dio inicio a su investigación en 2020 y elaboró un prototipo a escala 1/4 en dos años. En la actualidad, con la triunfante prueba de la pieza real, la compañía se encuentra más cerca que nunca de comercializar esta tecnología.
Posibles aplicaciones del vehículo futurista que no contamina
El enfoque de Regent no se ciñe a un vehículo marítimo. También puede emplearse como transporte turístico, logística y carga, respuesta a emergencias y defensa y seguridad. Regent ya registra pedidos que sobrepasan los 9000 millones de dólares, que evidencia un gran interés por esta tecnología futurista. Además, está trabajando en una fábrica en Rhode Island, con planes de comenzar sus operaciones para 2025.
No es un avión, tampoco un barco. Estamos frente a un vehículo que no contamina y muestra delante de nosotros lo que podría ser el futuro del transporte. Su propuesta es tan impactante que algunos ya la comparan con este avión, que no despega como los demás y es tan futurista como extraño.