Un vehículo desterrado por la humanidad por un terrible accidente vuelve para demostrar su potencial. Ahora quieren que funcione con el Sol. Si el vehículo más futurista de la historia capaz de levitar logró captar tu atención, espera a ver lo que están planeando para el vehículo antes desterrado. Un terrible accidente marcó la historia del dirigible alemán Hindenburg, que ardió completamente y costó la vida de 35 pasajeros.
Su destrucción marcó un antes y un después en la historia de la movilidad. Debido al impacto ocasionado en la sociedad, atrajo la pérdida temprana de la tecnología que desarrollaba dirigibles como medio de transporte. A partir de ese momento, la investigación del transporte aéreo se centró en aviones de hélice y reacción. El modelo LZ-129 Hindenburg fue un auténtico ‘Titanic’ del cielo. Junto a su ‘hermano’ gemelo el LZ-130, se convirtió en la aeronave más grande del mundo de aquel entonces.
Fue construido en duraluminio y medía 245 metros de largo (unos tres Boeing 747 y puestos en fila). Durante su primer año de servicio, la aeronave cumplió las expectativas gratamente, cruzando 17 veces el océano atlántico en vuelos comerciales en los que volaron casi 3.000 pasajeros entre Estados Unidos, Alemania y Brasil. Según la investigación del FBI, el accidente fue ocasionado por causas naturales cuando el dirigible estaba amarrado en Lakehurst, Nueva Jersey, después de una tormenta.
Quieren recuperar un vehículo que la humanidad ya había desterrado
Ahora, la compañía Sceye lanza innovadores dirigibles estratosféricos alimentados con energía solar para mejorar el acceso a internet para comunidades remotas. En un mundo en el que la conectividad se ha vuelto vital, llevarla a áreas remotas con internet de alta velocidad ha supuesto un gran desafío durante años. Los métodos convencionales, como son la instalación de cables de fibra óptima mediante terrenos difíciles o el desarrollo de redes satélites acarrean costes elevados y retos logísticos significativos.
En este contexto, el Sceye HAPS toma una gran relevancia. Se trata de una estación de plataforma de gran altitud que se alimenta de energía solar. Ha sido diseñada para abordar este problema brindando acceso a internet desde la estratósfera. El Sceye HAPS fue creado por la empresa Sceye con sede en Roswell, Nuevo México, y es obra de Mikkel Vestergaard Frandsen, conocido también por el desarrollo de LifeStraw, un dispositivo que filtra agua para personas con necesidades.
Desde el momento de su fundación en 2014, Sceye se enfocó en el desarrollo de tecnologías aeroespaciales avanzadas, con el HAPS como uno de sus proyectos emblemáticos. El HAPS es una aeronave plagada de helio de 65 metros de longitud que se parece a un dirigible futurista. Está diseñado para flotar a altitudes de entre 18.288 y 19.812 metros, por encima del tráfico aéreo comercial, pero un número por debajo de los satélites.
Una posición única que hace posible que la pieza HAPS lleve adelante diversas tareas críticas, como ofrecer internet de banda ancha a áreas desatendidas, monitorear condiciones ambientales y hasta detectar incendios forestales.
La humanidad desterró este vehículo, pero ahora quiere recuperarlo con una versión mejorada
Uno de los rasgos más destacados del Sceye HAPS es su dependencia de la energía solar. La aeronave se recubre con una “capa solar” de plata dispuesta con células solares de galio seleniuro y galio arseniuro. Estas células consienten que el HAPS trabaje de forma continua durante meses, aprovechando la energía del sol durante el día y almacenándola en baterías para conservar su posición durante la noche.
El HAPS ya ha sido sometido a 20 vuelos de prueba y se esperan dos más para finales de 2024. Estas pruebas representan un punto de inflexión para el sector y la compañía de cara al lanzamiento comercial de esta aeronave, previsto para 2025. En definitiva, el vehículo que la humanidad desterró a causa de un terrible accidente podría volver con más fuerza que nunca utilizando el Sol. Una noticia que sorprende tanto como el combustible fotovoltaico que ya prueban en China.



















