África se está dividiendo y un nuevo océano se está formando más rápido de lo previsto

Publicado el: 29 de diciembre de 2025 a las 20:15
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Vista satelital del Valle del Rift en África Oriental, donde la corteza se fractura y se separan placas tectónicas.

Si miras un mapa de África, seguramente te parece algo fijo, casi inmóvil. Sin embargo, bajo esa silueta que todos reconocemos se está abriendo una enorme grieta. Es el Sistema de Rift de África Oriental, una fractura que recorre el continente de sur a norte y que, si nada cambia, acabará dando lugar a un nuevo nuevo océano. No mañana ni pasado, pero sí en escalas de tiempo geológicas.

En los últimos años, varios equipos científicos han afinado cuánto y cómo se está estirando esa parte de la corteza terrestre. Las placas africana y somalí se separan unos milímetros al año, a lo largo de un sistema de fallas que se extiende alrededor de seis mil kilómetros desde Mozambique hasta el mar Rojo. Es muy poco para un ojo humano, pero suficiente para transformar un continente si le damos millones de años.



Un desgarro que ya se ve desde la superficie

El recordatorio más gráfico llegó en 2005, cuando en la región etíope de Afar se abrió una fisura de unos 56 a 60 kilómetros de largo en cuestión de días, acompañada de más de un centenar de terremotos y actividad volcánica. Lo que solemos imaginar que ocurre en siglos, allí ocurrió en una sola temporada.

En esa zona confluyen tres grandes sistemas de rift y varias microplacas. Es una especie de cruce de caminos tectónico donde la corteza continental se está adelgazando y llenando de magma. Los geólogos lo describen como un laboratorio a cielo abierto para observar cómo un continente empieza a romperse y a comportarse, poco a poco, como un fondo oceánico.



Algunos estudios clásicos apuntaban a que la formación completa de un océano similar al mar Rojo tardaría entre cinco y diez millones de años. Sin embargo, otros trabajos basados en la fisura de 2005 y en datos sísmicos han sugerido que ciertas fases del proceso, como la entrada de un brazo de mar en Afar, podrían llegar en torno al millón de años. La geóloga Cynthia Ebinger, que lleva décadas siguiendo la evolución de la zona, resume esta idea con una frase que se ha hecho viral en los medios anglosajones. Según explica, “hemos reducido la escala temporal a alrededor de un millón de años, quizá la mitad”.

Para quien se pregunta si verá ese océano en vida, la respuesta es sencilla. No. Ni tú, ni tus nietos, ni muchas generaciones después. Pero eso no significa que el rift no tenga consecuencias muy reales en las próximas décadas.

Un futuro continente y nuevas costas para países hoy sin mar

Si el proceso sigue su curso, la parte oriental del continente (el llamado bloque somalí) se separará del resto de África. Esa franja incluye zonas de Etiopía, Somalia, Kenia, Tanzania y parte de Mozambique. Entre ambos bloques se abriría un nuevo océano que, con el tiempo, se conectaría con el mar Rojo y el golfo de Adén.

Una de las ideas que más se repite en la prensa es que varios países hoy sin salida al mar, como Uganda o Zambia, podrían tener costa dentro de millones de años. Es una forma sencilla de visualizar la magnitud del cambio, aunque conviene recordar la escala temporal. Es como hablar del clima de dentro de cien mil veranos.

En la práctica, lo que sí veremos antes son más lagos alineados con la fractura, cambios en el relieve y zonas donde la actividad volcánica y sísmica condiciona la vida diaria mucho más que ahora. Para la gente que vive en el valle del Rift, la “Tierra en movimiento” no es una metáfora poética, sino algo que puede cortar carreteras, afectar cultivos o dañar infraestructuras.

¿Qué significa para el medio ambiente y la vida cotidiana?

Desde el punto de vista ecológico, el rift ya es un lugar clave. Allí se concentran algunos de los grandes lagos de África Oriental, reservas de agua dulce esenciales en una región donde la sequía y las olas de calor son cada vez más frecuentes. A medida que la corteza se hunde en algunos tramos, pueden formarse nuevos embalses naturales que cambien rutas de migración de fauna, zonas de pesca y patrones de lluvia locales.

Además, el estiramiento de la corteza facilita la salida de magma y fluidos calientes. En Kenia, Etiopía o Djibouti ya se aprovecha la energía geotérmica para producir electricidad, una opción renovable que puede reducir la dependencia de combustibles fósiles y, con suerte, aliviar algo la factura de la luz en el futuro.

El lado menos amable es el riesgo. Un rift activo implica más sismicidad, más volcanes y más deformación del terreno. En ciudades en crecimiento como Nairobi, Adís Abeba o Goma, la planificación urbana tendrá que tener en cuenta estos riesgos geológicos igual que hoy incorporamos el aumento del nivel del mar en las zonas costeras. No hacerlo puede salir caro. Y no solo en dinero.

Si miramos todavía más lejos, cuando el océano se abra por completo, aparecerán nuevos ecosistemas marinos. Donde hoy hay desierto abrasador podría haber, dentro de mucho tiempo, manglares, praderas marinas y pesquerías que sostengan a comunidades costeras. Es una idea difícil de imaginar en un planeta que ya sentimos cambiante por el clima, pero la tectónica añade una capa más a esa transformación.

Un planeta que no deja de moverse

Todo este proceso no tiene nada que ver con las emisiones de CO₂ ni con la crisis climática actual. Responde a la maquinaria interna de la Tierra, que funciona en buena parte al margen de lo que hacemos en la superficie. Sin embargo, nos recuerda algo importante. El planeta no es un escenario fijo donde solo cambiamos nosotros. También él se reconfigura, a su ritmo.

Mientras discutimos cómo descarbonizar la economía o cómo adaptar las ciudades a olas de calor cada vez más largas, África oriental vive su propia historia lenta de ruptura continental. Para las personas que viven allí, lo urgente sigue siendo el acceso al agua, la seguridad alimentaria o los impactos del clima. Pero bajo sus pies, muy despacio, se dibuja el contorno de un océano futuro.

El reloj geológico corre a otra velocidad. Y, aun así, conviene saber qué está pasando bajo el mapa que aprendimos en el colegio. Porque entender un planeta vivo también ayuda a tomar mejores decisiones sobre cómo cuidarlo hoy.

El comunicado oficial ha sido publicado en AGU.

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ECOticias.com El periódico verde

Equipo editorial de ECOticias.com (El Periódico Verde), integrado por periodistas especializados en información ambiental: naturaleza y biodiversidad, energías renovables, emisiones de CO₂, cambio climático, sostenibilidad, gestión de residuos y reciclaje, alimentación ecológica y hábitos de vida saludable.

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