La pesca de arrastre acaba con las áreas marinas protegidas. Así, 673 embarcaciones, de las 887 dedicadas al arrastre de fondo en territorio español, faenaron en enclaves teóricamente protegidos. Esto implica que pescaron con artes altamente dañinas para los ecosistemas, en zonas legalmente designadas para proteger la biodiversidad.
A pesar de gozar de protección sobre el papel, estas áreas no cuentan con planes de gestión que garanticen una protección real ante el arrastre de fondo. Y cuando estos planes existen, no son adecuados o no se respetan.
Leyes que no se cumplen
La científica marina de Oceana en Europa, Silvia García, explica que “los datos ofrecen una radiografía perfecta de la cruda realidad de las áreas marinas protegidas en nuestro país. España podría estar actuando al filo de la ley por permitir la pesca de arrastre en estas zonas.
Es indispensable que el Gobierno sea coherente con sus compromisos de conservación nacionales y europeos. Y, para ello, debe prohibir la pesca de arrastre en áreas marinas protegidas para que estas no sean solo papel mojado.”
Según el análisis de Oceana de estos datos oficiales extraídos de los Sistemas de Seguimiento de Buques (SSB o VMS, por sus siglas en inglés), el año pasado las áreas marinas protegidas españolas estuvieron expuestas a un mínimo estimado de 178.223 horas de arrastre de fondo. Habiéndose registrado en algunas de ellas hasta decenas de miles de horas de este tipo de pesca.

Algunas de las áreas marinas protegidas más afectadas por el arrastre en España son Sur de Almería – Seco de los Olivos (Almería), Valles submarinos del Escarpe de Mazarrón (Región de Murcia), Canal de Menorca (Islas Baleares) y Sistema de cañones submarinos de Avilés (Asturias). Todas ellas carentes de la gestión adecuada que las proteja de la amenaza del arrastre.
Un método nefasto
La pesca de arrastre consiste en desplazar redes por el fondo del mar, a modo de excavadoras que lo arrasan todo a su paso. Es uno de los métodos de pesca más agresivos que existen para el medio ambiente marino.
Provoca daños graves en multitud de hábitats y en la biodiversidad, desde el fondo marino hasta la superficie. Afectando a especies vulnerables como plumas de mar, gorgonias, esponjas, tiburones de profundidad, e incluso cetáceos, tortugas y aves.
Además, esta actividad tiene efectos devastadores en el medio circundante y afecta a la resiliencia del océano frente al cambio climático. En el Mediterráneo estas redes pueden alcanzar los 220 metros de largo, lo que equivale a más de cuatro piscinas olímpicas. La pesca de arrastre acaba con las áreas marinas protegidas.
La siguiente tabla detalla las áreas marinas protegidas españolas más afectadas por la pesca de arrastre en España en 2022, de entre aquellas designadas específicamente para la protección de hábitats del fondo marino.