Para hablar de los recursos marinos, primero debemos tener en cuenta el medio del que proceden. Los océanos y los mares, por su inmensidad, son considerados tradicionalmente como una fuente inagotable de riqueza, desempeñando además un papel preponderante en la vida social y cultural de los seres humanos.
Hay varios tipos de recursos marinos disponibles: fondos marinos no bióticos, como minerales, gases o hidratos y recursos bióticos (todo lo que está vivo), como peces, algas o conchas. La explotación de estos recursos está limitada por el nivel de desarrollo tecnológico y la fuerza de los elementos naturales.
En la actualidad, los avances tecnológicos y el crecimiento de las poblaciones costeras ejercen una presión adicional sobre los recursos marinos naturales disponibles. Particularmente en las áreas de pesca, transporte, navegación recreativa y de explotación de combustibles fósiles, como petróleo y gas.
A ello se le debe agregar la degradación de los recursos haliéuticos (vinculados a la actividad pesquera) a nivel mundial que tiene graves consecuencias sobre el medio ambiente marino, sobre el entorno socioeconómico y sobre las poblaciones de peces (sin mencionar que los recursos no bióticos también son víctimas de la sobreexplotación).
Derecho marítimo y recursos marinos
Los ecosistemas, los peces y la contaminación no pueden mantenerse ni ajustarse a las fronteras administrativas que el ser humano ha trazado. Por lo tanto, la calidad de las poblaciones de peces depende no solo de cómo los países regulan la pesca en sus propias aguas, sino también de las actividades fuera de sus fronteras.
Los esfuerzos que realiza un país en materia de conservación de sus recursos marinos resultan inútiles si no están respaldados por medidas de cooperación a escala global. Porque lo que pasa en un punto del globo terráqueo, afectará a lo que sucede en otros, situados a miles de kilómetros. La plaga de la contaminación por plásticos es buen ejemplo de ello.
El Océano Mundial tiene una superficie de 361.220.420 km², por lo que ocupa el 70,8% de la superficie del globo. Las fronteras administrativas existen tanto en tierra como en el mar, por lo que los problemas de los recursos marinos deben abordarse a escala internacional.
El derecho marítimo cuenta con una serie de instrumentos internacionales, ejecutivos o no, relacionados con la ordenación de las pesquerías y la protección de los recursos marinos de cada nación. Sin embargo, la realidad es mucho más complicada que la teoría debido a las diferencias culturales entre los países en cuestión.
Las presiones políticas y económicas son importantes para proteger los intereses de cada país, pero las normas resultan difíciles de respetar sobre el terreno. No obstante, la existencia de textos de derecho internacional del mar es un paso adelante, aunque la aplicación de algunos aún depende de la ratificación de acuerdos o moratorias.
Zonas costeras, aguas internacionales y recursos marinos
Las áreas costeras son ecosistemas particulares que generan una mayor competencia y conflictos por el espacio. Cualquier actividad repercute en las demás: desde la construcción de un puerto hasta el amarre de jaulas de peces o la instalación de parques de explotación de la energía eólica. Y el más mínimo desperfecto puede tener consecuencias directas o indirectas sobre los recursos marinos.
En cambio, las aguas internacionales son espacios que escapan al control de cualquier soberanía y están abiertos a la libre circulación. La mayoría de las veces, las actividades son pacíficas, pero las perforaciones en alta mar o los accidentes marítimos, en particular en el caso de los buques petroleros, pueden contaminar el mar o las costas y afectar la fauna y la flora de manera irreversible.
En cuanto a la explotación de los recursos marinos de estas áreas, esta zona, a partir de las 200 millas náuticas, goza de libertad de pesca. Y si bien se han establecido ligeras regulaciones para defender un interés común gracias a una comisión internacional que tiene como objetivo gestionar las poblaciones de peces y otros recursos marinos vivos, en realidad es prácticamente imposible controlar los problemas de cardúmenes de peces migratorios que se superponen en determinadas áreas.
Aun así, la protección de los recursos marinos es primordial para el planeta, ya que de su preservación no solo depende la supervivencia de la biodiversidad local, sino que los cambios también afectan al equilibrio ecosistémico planetario. Por tanto, es fundamental que todas las naciones contribuyan a su protección y preservación.