Atapuerca es un importante yacimiento arqueológico ubicado en la provincia de Burgos. Este sitio es considerado uno de los más relevantes del mundo en el estudio de los primeros seres humanos y su evolución en Europa. La importancia de Atapuerca radica en sus numerosos hallazgos fósiles y restos que datan desde hace aproximadamente 1,2 millones de años hasta hace unos 300.000 años.
Y entre los últimos descubrimientos en la zona destacan evidencias de fauna glacial; concretamente de renos que pudieron vivir hace más de 200.000 años. Una buena noticia que confirma que, por aquel entonces, había especies adaptadas a temperaturas gélidas.
Fauna glacial en la península Ibérica
Un diente fósil recuperado en el yacimiento de Galería, sierra de Atapuerca (Burgos), es la prueba que confirma que los renos (Rangifer) vivían en esa zona de la península ibérica hace 243.000 y 300.000 años. Se trata de uno de los restos de reno encontrado más al sur de Eurasia y también es el registro más antiguo de fauna glacial de la Península. Que hubiera especies adaptadas al frio como los renos en estas latitudes, permite saber que en ese momento las condiciones climáticas eran glaciales.
El fósil se ha encontrado en la unidad GIIIa de Galería, en la misma capa que un fragmento craneal humano y numerosos restos de industria lítica, lo cual confirma que la especie convivió con seres humanos primitivos. Este descubrimiento, liderado por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) demuestra que la fauna glacial se extendía por la península ibérica, y que al igual que otras penínsulas meridionales de Europa, sirvió de refugio para especies no adaptadas al frío.
“Este fósil nos ayuda a mejorar la datación de los niveles del yacimiento, pero también evidencia la intensidad de los períodos glaciales que afectaron a los pobladores de la península durante el Pleistoceno”, explica el investigador del MNCN Jan van der Made. “La presencia de este reno en esta latitud nos indica que el frío extremo pudo afectar las condiciones de la fauna ibérica antes y de manera más intensa de lo que se pensaba hasta la fecha”, continua el paleontólogo.
Las últimas glaciaciones que se produjeron llegaron a expandir el ecosistema conocido como “Estepa de los Mamuts”, en el que habitaban no solo estos grandes paquidermos sino también rinocerontes lanudos y renos. Algunas de estas especies llegaron hasta Madrid e incluso Granada, mucho más al sur que Atapuerca.
“Este trabajo pone de relieve la importancia de investigar los patrones biogeográficos de la fauna glacial, permitiéndonos entender la capacidad de adaptación de las poblaciones humanas durante el Pleistoceno medio, hace entre 125.000 y 800.000 años aproximadamente”, concluye Ignacio Aguilar Lazagabaster, investigador del CENIEH.
Sin duda, y con este hallazgo que nos lleva hasta las especies de fauna glacial, el yacimiento de Atapuerca sigue siendo una ventana esencial para entender el pasado de la humanidad y su evolución a lo largo de millones de años. ECOticias.com