Con estas interrogantes, la maestra Rosa María Espinosa Valdemar, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco (UAM-A), planteó desarrollar una tecnología para degradar los residuos del pañal desechable a partir del cultivo de hongos comestibles: Pleurotus ostreatus (seta).
Esta investigación que inició en 1992, comentó la especialista ambiental, es una alternativa que sugiere emplear un proceso para reducir el tiempo de desintegración del pañal, es decir, tras usarlo y recolectarlo se realiza una técnica de esterilización a fin de eliminar los agentes patógenos que puedan encontrarse.
Sin embargo, Espinosa Valdemar explicó que la mayoría de los componentes de estos desechos son materiales sintéticos no biodegradables, entre los que figuran: polietileno, polipropileno y poliacrilato de sodio, un superabsorbente que funciona para atraer los líquidos, tres elementos combinados con celulosa que es el elemento de mayor proporción.
La celulosa, indicó la académica de la UAM-A, tarda para degradarse en ambientes naturales debido a la forma física de envolver los pañales antes de ser desechados, lo que no permite el paso de ventilación para realizar la función de depuración.
Así, tras buscar una solución al problema, encontró una alternativa para el tratamiento en un organismo capaz de degradar la celulsa, el cual resultó ser el Pleurotus ostreatus (seta comestible), un hongo de fácil desarrollo, pero que al crecer sobre la madera, desintegra naturalmente a la celulosa.
En un primer ensayo, observó que en una bolsa rezagada, donde depositaba los pañales con otros residuos orgánicos para tal objetivo, el cultivo no mantuvo las condiciones recomendadas durante el ciclo de producción: etapa invasión, fructificación y cosecha; sin embargo, algunos hongos fueron aptos de desarrollarse, expresó.
Por ello, la especialista en materia ambiental mencionó que con el transcurso del tiempo y los cambios tecnológicos suscitados en el pañal se experimentó con diferentes formas para acondicionar este residuo, en ocasiones fue fragmentado; en otras eliminó la cubierta plástica y utilizó pañales con o sin gel.
Espinosa Valdemar dijo que combinó estas opciones con otros desechos que aportarán nitrógeno como paja, pasto, orujo de uva y residuos de café, entre otros, para definir la mezcla idónea en el cultivo.
Para 2002, estas pruebas determinaron que el método de acondicionamiento ideal era moler el pañal con los materiales plásticos, combinarlo con restos de orujo de uva y esterilizarlos, además de cultivarlos en condiciones especificas para cada etapa.
“Con ello, percibimos que los pañales empezaron a desintegrarse en un lapso de tres meses, principalmente la celulosa, además de los residuos incorporados se degradaron en alrededor de 80 por ciento”, puntualizó la experta.
Otros métodos probados en el tratamiento de los residuos fue el composteo, un proyecto basado en pilas aerobias que consiste en proporcionar oxígeno a las bacterias, el cual resultó el más conveniente debido a los bajos costos requeridos, la sencillez del proceso y la composta obtenida se apega a las normas establecidas internacionalmente, destacó.
Aunado a ello, el proceso ofrece un incremento en la retención de humedad, la separación de los materiales plásticos se realiza fácilmente y los restos son recuperados para incorporarse a un proceso de reciclaje. “Con esto, todos los elementos que componen al pañal son aprovechados de manera integral”, subrayó Espinosa Valdemar.
La profesora de esa casa de estudios enfatizó que el objetivo principal de la investigación era degradar el pañal desechable a partir del cultivo del hongo Pleurotus ostreatus, pero obtuvo la cosecha de una seta comestible que no es factible comercializar o consumir porque sólo se ha producido a nivel de laboratorio.
Es de destacar que los pañales desechables provienen de varios centros de cuidado infantil como guarderías y hospitales, “sólo recolectamos los pañales que tienen residuos líquidos, previamente seleccionados”, concluyó la especialista.
Cabe mencionar que este proyecto financiado por UAM-A cuenta con su registro de patente y en la actualidad se busca sofisticarlo para implementarlo a mayor escala, ya que diversas compañías y entidades están interesadas en adquirirlo.