A éstas habría que añadir la dotación de compostadores en siete centros escolares que cuentan con servicio de comedor, perteneciendo cuatro de ellos a la experiencia piloto “islas de reciclaje”, impulsada también por esta entidad pública. El proyecto de autocompostaje pilotado por Sogama arrancaba a principios del 2010 en cinco municipios de la Mariña lucense. Los excelentes resultados obtenidos avalaron su proyección a otros puntos de la comunidad gallega. Las solicitudes para incorporarse a esta iniciativa no hacen más que crecer, toda vez que los Gobiernos locales ya han constatado los beneficios ambientales y económicos que traen consigo la implantación de este tipo de iniciativas. El control y el seguimiento de los distintos programas se torna en esencial para el buen funcionamiento de los mismos, pudiendo destacar el excelente trabajo que están llevando a cabo los maestros compostadores, esto es, personal al servicio de los ayuntamientos que se encarga de explicar la técnica a los vecinos y visita casa por casa para comprobar el trabajo realizado por las familias, solventando posibles dudas.
En su firme apuesta por el compostaje doméstico, la Sociedade Galega do Medio Ambiente ha posibilitado, durante los dos últimos años, la colocación de cerca de 1.000 compostadores en diversos puntos de Galicia. Es el caso de cinco municipios de la Mariña lucense (Alfoz, Barreiros, Cervo, Trabada y Lourenzá), que incorporaron a este programa 200 familias, logrando un compost que, tras ser analizado por la Universidad de Santiago de Compostela, fue calificado de alta calidad, pudiendo ser aplicado en el suelo con absolutas garantías; unos excelentes resultados que avalaron la proyección de esta iniciativa a otros ámbitos de población.
Más tarde se sumaron los concellos de Portomarín y Sober, con un total de 90 viviendas, así como una asociación vecinal de Ribadeo perteneciente al lugar de Remourelle, con 20. Luego vendrían Chantada y Begonte, también en la provincia de Lugo, así como Vilaboa y Mondariz, en la de Pontevedra, y Riveira y Boimorto, en la de A Coruña, añadiendo 281 compostadores más.
Recientemente, el programa se extendió a Ortigueira (A Coruña) y Quiroga, Palas de Rei, Ribadeo, Guitiriz, Becerreá, Monterroso y Cospeito, todos ellos en la provincia de Lugo, aglutinando un total de 396 recipientes. Las demandas de los concellos para adherirse al proyecto no hacen más crecer, toda vez que son conscientes de las importantes ventajas ambientales y económicas que éste trae consigo.
Pero el ámbito domiciliario no fue el único que centró la atención de Sogama, respondiendo favorablemente a peticiones expresas trasladadas por diversos centros escolares: es el caso del San Ramón, en Moeche, y Manuel Masdías, en Ferrol, así como el Ramón Piñeiro de Láncara.
También los colegios participantes en el proyecto piloto “islas de reciclaje” escolares promovido por esta entidad pública, y que cuentan con comedor escolar (Oca, en A Estrada, San Xoán de Filgueira, en Ferrol, Efa Fonteboa, en Coristanco, y O Salvador, en A Pastoriza), fueron dotados con compostadores para un adecuado aprovechamiento de la materia orgánica, utilizando el abono resultante en sus propios huertos y jardines.
LA FORMACIÓN Y LA LABOR DE LOS MAESTROS COMPOSTADORES: LAS CLAVES
Pero la instauración de un programa de autocompostaje va más allá del suministro de compostadores, debiendo poner en marcha los mecanismos adecuados que permitan su adecuado desarrollo y cumplimiento de los objetivos previstos.
Dado que en la composición media de la basura generada por la ciudadanía la materia orgánica representa aproximadamente el 40 por ciento, si se logra aprovechar esta fracción en origen y evitar su depósito en los contenedores verdes convencionales, los ayuntamientos tendrán la posibilidad de reducir la frecuencia de recogida y, con ello, el transporte de residuos, además de pagar menos a Sogama, ya que el peso de la basura convencional se reduce notablemente. Asimismo, en muchos casos la selección de los restos orgánicos ha posibilitado una mejor clasificación del resto de materiales, favoreciendo una recogida selectiva de mayor calidad, extremo que, además de implicar grandes ventajas medioambientales, también supone importante beneficios para las maltrechas arcas locales, ya que éstas reciben ingresos en función de la cantidad y la calidad de los materiales que remiten a los centros recicladores.
Con el compostaje doméstico se recupera una práctica tradicional en Galicia como es la separación de restos orgánicos para alimento del ganado y fabricación de abono, no suponiendo mayor inconveniente para la ciudadanía participante. Aún así, la formación debe estar presente en todo momento y Sogama no ha escatimado esfuerzos. Para ello ha llevado a cabo cursos específicos destinados a la población participante en estos programas, que ha respaldado con la edición de diverso material divulgativo en el que se explica, paso a paso, el procedimiento a seguir, dando respuesta a las preguntas y errores más habituales. Pero Sogama ha querido ir más allá creando la figura de los maestros compostadores, es decir, personas al servicio de los ayuntamientos (concejales, técnicos o personal auxiliar) que, tras recibir una formación específica, visitan periódicamente casa por casa a fin de comprobar el desarrollo de la técnica, solventar posibles dudas presentadas por las familias y recoger sus impresiones y observaciones, de gran importancia a la hora de realizar ajustes en el desarrollo de la iniciativa.