Una acción climática eficaz requiere una participación ciudadana sostenida en comportamientos proambientales, como es el reciclaje. Las intervenciones conductuales son prometedoras para promover acciones proambientales, pero sus efectos a largo plazo justifican una mayor investigación.
El presente estudio de campo utiliza datos en tiempo real sobre la clasificación de biorresiduos y concluye que un compromiso firme de la ciudadanía mejora la eficacia de una campaña ambiental para promover la clasificación de residuos.
Este estudio es pionero al demostrar que una intervención basada en el compromiso ciudadano puede generar un impacto proambiental que perdura durante años, lo que contribuye al debate sobre la persistencia de las intervenciones conductuales. Una implicación política directa es que los compromisos flexibles pueden mejorar la eficacia de las campañas ambientales informativas con un coste mínimo y con efectos duraderos.
Reciclaje: compromiso ciudadano
Un estudio realizado en Palma durante 5 años ha demostrado la efectividad de promover que los ciudadanos asuman compromisos voluntarios y sin penalización en la separación de residuos, algo que aumentó en un 30 % la participación en el reciclaje por parte de los palmesanos que los asumieron.
La investigación, publicada en la revista científica ‘Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) ‘PNAS’ demuestra que tipo de políticas son efectivas para mejorar la gestión de los residuos ya que ofrece evidencia empírica sobre los compromisos no vinculantes como herramienta de mejora de la efectividad y duración de las campañas medioambientales de promoción del reciclaje.
El estudio lo ha realizado un equipo de investigadores de las universidades de Baleares y Pública de Navarra, realizado en colaboración con la empresa municipal encargada de la gestión de residuos de Palma (Emaya) y concluye que los compromisos constituyen una estrategia de bajo coste con efectos duraderos en el tiempo, ha informado la UIB en un comunicado. La investigación se llevó a cabo en Palma, donde se instalaron en 2018 contenedores digitales para la separación de la fracción orgánica de los residuos.
Estos contenedores, que requieren el uso de una tarjeta para acceder, permitieron hacer un seguimiento en tiempo real del comportamiento de reciclaje de los ciudadanos que aceptaron participar en el estudio, y hacerlo de manera anónima. En el estudio, un grupo de educadores ambientales invitaban a los ciudadanos a informarse sobre el nuevo sistema de reciclaje y a participar en el estudio. Llegaron a reclutar más de 1.500 participantes.
Esos participantes se dividieron en un grupo de control, que recibía información sobre el reciclaje, y un grupo de tratamiento que, además de recibir información, tenía la opción de suscribir una promesa por la que se comprometía a separar los residuos orgánicos de su hogar. La única diferencia entre los dos grupos era la opción de firmar el compromiso de tipo no vinculante, que no suponía ninguna penalización en caso de incumplimiento.
Comprometer sin penalizar
Los resultados indican que los compromisos no vinculantes lograron aumentar la participación en la separación de la fracción orgánica, de entre 4 y 5 puntos porcentuales de media en la participación durante los 4 años de datos estudiados, y supusieron un aumento en la participación en el reciclaje de un 30 %. Si bien el efecto fue más alto en las primeras semanas, los investigadores comprobaron que se estabilizó y se mantuvo prácticamente constante a lo largo del resto del periodo de estudio.
En concreto, el compromiso aumentó la participación en la clasificación de residuos entre 4,55 y 5,10 puntos porcentuales. El efecto fue mayor inmediatamente después de la campaña, con alrededor de 9 a 10 puntos porcentuales de aumento durante las primeras 15 semanas; y se mantuvo considerable y estadísticamente significativo entre 150 y 210 semanas después de la firma, con entre 3,11 y 4,45 puntos porcentuales más que antes.
Los datos evidencian «el potencial de introducir pequeñas intervenciones conductuales para generar cambios sostenibles en los hábitos ciudadanos y potenciar comportamientos socialmente responsables«, concluye el estudio.
Además de ofrecer evidencia empírica sobre qué políticas son efectivas para fomentar el reciclaje y la transición ecológica; el estudio muestra la importancia de la colaboración entre universidades, administraciones públicas y empresas.
El informe ‘Using pledges to improve the effectiveness of environmental information campaigns: The case of biowaste recycling’ es un ejemplo del papel que puede desempeñar la universidad como agente independiente en la evaluación rigurosa de políticas públicas. EFE / ECOticias.com