El vicepresidente y conseller de Medio Ambiente del Consell de Mallorca, Pedro Bestard, se desdice y celebra ahora el acuerdo para trasladar a Mallorca los residuos de Ibiza y Formentera que actualmente todavía se tratan en el vertedero de Ca na Putxa.
Bestard aseguró hace apenas unos meses que «de ninguna manera» se iba a producir esta importación de la basura a la isla, e incluso defendía que «cada Consell tiene sus competencias y limitaciones y nosotros luchamos por Mallorca. Cada uno tiene que luchar por lo suyo«.
El cambio de opinión del máximo representante de Vox en la institución insular ha sido rápido: «Ibiza está cometiendo delitos ambientales. Los vertederos no dan abasto y el problema empeora cada día que pasa. Ante esta situación, los gobiernos de las islas han buscado una solución» dijo para justificar su cambio radical de criterio.
Mallorca no es el vertedero de los residuos de Ibiza
El grupo ecologista Gob ha manifestado su rechazo a la decisión del Govern y los consells de transportar residuos desde Ibiza para incinerarlos en Mallorca, que tilda de «una decisión política adoptada sin informe técnico ni ambiental alguno que evalúe sus repercusiones» y por motivos económicos.
Entre 2013 y 2016, el Gob impulsó la campaña ‘No queremos ser el vertedero de Europa’ contra la importación de residuos a la isla desde Italia que pretendió poner en marcha el PP, y en aquel entonces el transporte fue detenido, pero no prohibido, ha recordado este miércoles la entidad en un comunicado .
«Hoy, con profunda preocupación, constatamos que ese espíritu de lucha se vuelve imprescindible», han añadido sobre la decisión del Govern y los consells anunciada recientemente de autorizar la importación de residuos desde Ibiza para su incineración en la planta de Son Reus, algo que consideran «un paso atrás alarmante en la gestión sostenible de los residuos y en el cumplimiento de los compromisos ambientales de la comunidad».
El Gob culpa de esta decisión política al PP, Vox y TIRME porque «Vox prometió que bajaría la tarifa de gestión de residuos, y esto, tal y como está la concesión con TIRME sólo se puede hacer si se incrementa el volumen de incineración, porque la venta de energía producida incrementa ganancias de la concesión sin ningún análisis ni informe relativo a la situación actual y las consecuencias que se pueden derivar».
El Gob clama que «basta de alimentar una infraestructura sobredimensionada que solo se justifica si siguen llegando toneladas de residuos». Reclaman una gestión de residuos que respete los límites ecológicos de las islas y que ponga la salud de las personas y del territorio por delante de los intereses económicos a corto plazo.
El Gob se opone porque supone un retroceso en la jerarquía de residuos establecida por la Unión Europea, que prioriza la reducción, la reutilización y el reciclaje por delante de la incineración, cuando trasladar residuos para quemarlos «es una solución cortoplacista, irresponsable e insostenible». Subrayan que la incineración genera contaminación atmosférica, cenizas y escorias tóxicas (un 30 % de todo lo que se incinera) además de contribuir al cambio climático.
El Gob advierte de que Mallorca ya sufre las consecuencias ambientales y sanitarias de tener una de las mayores incineradoras en relación con la población que atiende y dispone de un vertedero de cenizas cementadas que tiene vida útil hasta 2034. Advierten de que, si aumenta la incineración, se reduce la vida útil del vertedero generando un problema a 10 años vista.
Además, los ecologistas aseguran que esta decisión perpetúa un modelo fracasado de centralización de la gestión de residuos y la gestión a través de la concesionaria TIRME, en lugar de fomentar la responsabilidad insular y local.
El Gob reivindica que «Ibiza debe mejorar su propia gestión, con un plan director sectorial de residuos, y el Govern debería acompañar este proceso con apoyo técnico y estratégico, no con soluciones emergencia que ocultan el polvo bajo la alfombra».
El Gob acusa al Govern de contradecirse, porque este traslado de residuos es lo opuesto a «los discursos institucionales sobre sostenibilidad y economía circular» y transmite que los residuos pueden “desaparecer” si se llevan a otra isla, lo que desincentiva la implicación colectiva en una gestión responsable. EFE / ECOticias.com