Cada año se producen más de 400 millones de toneladas de plásticos, de las cuales una gran parte termina en ríos, mares y suelos, afectando a especies animales, ecosistemas y, finalmente, a la salud humana. Su persistencia en el medio ambiente, que puede superar los 400 años, convierte a los plásticos en una amenaza silenciosa y acumulativa.
¿Alguna vez se pondrá freno a esto? Recordemos que este asunto de extrema gravedad no cuenta a día de hoy con algún documento o acuerdo internacional que sea de obligado cumplimiento para los países para frenar esta contaminación de plásticos. Sin embargo, en palabras del presidente del comité negociador ‘Tratado de Contaminación con Plásticos’ hay espacio para la esperanza.
¿Se firmará algún día el ‘Tratado de Contaminación con Plásticos’?
La crisis planetaria causada por la contaminación de plásticos es la que más desatendida está porque no existen normas internacionales para frenarla, lo cual cambiará cuando se apruebe un tratado global que está siendo muy difícil de alcanzar, pero que sin ninguna duda verá la luz, aseguró el presidente del comité negociador, el embajador ecuatoriano Luis Vayas Valdivieso.
«Es posible llegar (a un acuerdo) y vamos a llegar. Soy totalmente optimista», afirmó el diplomático, quien dirige el proceso negociador desde hace cerca de dos años y que el mes pasado no pudo conducir a los 183 países involucrados a la adopción de un tratado tras diez días de difíciles negociaciones en las que se formaron bloques de países con intereses y posiciones muy divergentes. Esa debía ser la ronda final, por lo que el temor a un fracaso definitivo planeó sobre las negociaciones.
Los temas más problemáticos eran la reducción de la producción y eliminación progresiva de plásticos de un solo uso, la prohibición de aditivos químicos peligrosos para la salud y el medio ambiente, y la creación de un mecanismo de financiación para los países más vulnerables para «reparar» el daño ya causado por el plástico no solo a la naturaleza, sino también a los medios de subsistencia de comunidades enteras.
Para evitar tirar por la borda más de tres años de trabajos y cuando ya era imposible alargar más las negociaciones en Ginebra, el embajador Vayas optó por un maniobra diplomática que consistió en «suspender» las negociaciones y no darlas por terminadas. «Yo suspendí la negociación, así que la negociación está abierta y, como presidente (del comité negociador), me corresponde mantenerla sobre rieles y con el claro norte de llegar a un acuerdo», afirma.
Vayas afirma que todavía no tiene ni fecha ni lugar para la próxima conferencia de negociaciones, aunque ya ha iniciado consultas con distintos Estados al respecto «porque necesitamos donantes, se necesita presupuesto» para convocar a una nueva ronda.
A pesar del incumplimiento del plazo para negociar que los propios Estados se habían dado, el embajador Vayas niega que se trate de un fracaso del multilateralismo y sostiene que la razón de ese resultado fue que las posiciones de ciertos grupos de países en temas fundamentales eran «muy distantes», un obstáculo que él intentó superar presentando una propuesta de texto que fue rotundamente rechazada por los países y por la que fue muy criticado.
El diplomático ecuatoriano asegura que desde su punto de vista ese texto nunca tuvo la intención de ser «un futuro tratado», sino la de reflejar «los denominadores comunes» en los que todos estaban de acuerdo, razón por la cual luego presentó un segundo texto modificado y «que recogía una situación de balance entre las posiciones de los países». «Evidentemente todavía había mucho que trabajar, pero faltó tiempo para digerir el documento. Ahora ya he escuchado a algunos países decirme que es un buen documento que sirve de base para negociar», comenta.
Sin embargo, la urgencia que impone la contaminación de plásticos tanto en el medio terrestre como marino y sus repercusiones en la salud humana hacen que apremie retomar las negociaciones.
La contaminación por plásticos es la crisis medioambiental más grave para la cual no hay ningún tratado internacional que sea una guía de obligatorio cumplimiento, como existe con el Acuerdo de París para el cambio climático o la Convención de la ONU sobre Biodiversidad para la conversación de las especies.
«En solo 70 años hemos hecho un gran daño en donde se creó la vida, en los océanos que surgieron hace 4.000 millones de años. Existe evidencia científica de que estamos alterando el ADN, el nuestro y de futuras generaciones, así que necesitamos limpiar este daño y este acuerdo es un instrumento central para detener y eliminar esta contaminación», sentenció Vayas.
La ausencia de un tratado vinculante en materia de contaminación por plásticos también repercute en la desigualdad global. Los países en desarrollo, que muchas veces reciben grandes cantidades de desechos plásticos de naciones más ricas, carecen de infraestructura para gestionarlos, lo que agrava la contaminación local. Esto es una gran parte de esta emergencia planetaria que requiere una respuesta internacional sólida y coordinada. EFE / ECOticias.com