El desperdicio alimentario se ha convertido en una preocupación a nivel mundial, y éste es generado en distintas etapas a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde la producción primaria hasta el consumo. Por lo tanto, abordar el problema requiere actuar en todas esas etapas, tanto en la prevención como en la reutilización de los que se generen de forma inevitable.
El desperdicio alimentario se da a lo largo de toda la cadena alimentaria y tiene diferentes causas. Entre ellas, cuestiones comerciales y de estética. Se tiran porque son productos que están próximos a alcanzar su fecha de consumo preferente o de caducidad, o porque tienen errores en el etiquetado o defectos en los envases, entre otras razones.
En lo que respecta al consumidor también hay algunos motivos, como son las compras por impulso, la falta de planificación o muchas veces la falta de información o desconocimiento de cómo conservar y almacenar correctamente los alimentos para alargar su vida útil o sacar el máximo partido de ellos en la cocina.
¿Y cuáles son los alimentos que más se tiran? De acuerdo con la Comisión Europea, en las viviendas el listado lo lideran las frutas y las verduras, productos frescos y perecederos. Si se compran de manera impulsiva sin tener en cuenta las cantidades o no se conservan correctamente en la nevera o en la despensa, se corre el riesgo de que se acaben estropeando y de no consumirlos a tiempo.
Consecuencias del desperdicio alimentario
Al pensar sobre el desperdicio alimentario, la primera consecuencia que suele venir a la mente es la social. Y no es para menos: el mundo continúa siendo un lugar muy desigual en el que millones de personas pasan hambre cada día. En 2021, más de 190 millones tenían problemas para satisfacer sus necesidades diarias más básicas y, de acuerdo con la FAO, la situación empeora debido a problemas como los conflictos y las consecuencias del cambio climático.
Muchas veces, los problemas se encuentran muy cerca de los lugares en donde más se desperdicia. Más del 8% de la población de la Unión Europea no puede permitirse una comida de calidad (es decir, lo suficientemente nutritiva) cada dos días.
Además, el desperdicio alimentario tiene también una huella económica importante tanto para la industria como para las familias. Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de España, supone unos 250 euros por persona al año. Por ello, reducir el desperdicio de alimentos es clave también para ahorrar.
En los últimos años, se está prestando cada vez más atención también al impacto medioambiental. Se calcula que el 10% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que se lanzan a la atmósfera cada año están relacionadas con el desperdicio de comida.
Pero lo cierto es que esta huella medioambiental no se limita a las emisiones. Está relacionada también con la contaminación, por los residuos de envases que se tiran sin que su interior se haya consumido; por la sobreexplotación de la tierra, que se fomenta para producir cada vez más alimentos; o incluso por la crisis de biodiversidad, ligada a la pérdida de variedad de cultivos para ganar en eficiencia (de nuevo, para producir más alimentos que terminarán en gran parte en la basura). Y la lista continúa.
Protagonistas del desperdicio alimentario
En 2022, el Instituto de Investigación Capgemini publicó su estudio ‘Reflejar. Reflexionar. Reconsiderar. Por qué el desperdicio alimentario es un problema de todos’, que concluía que el 60 % de los consumidores se siente culpable al desperdiciar alimentos. Pero fue otra de las cifras la que llamó la atención: durante el año anterior, las búsquedas de iniciativas y soluciones para evitar el desperdicio de alimentos en internet había aumentado un 80%.
Está habiendo un gran cambio y una mayor sensibilización respecto a esta problemática. Esto viene motivado en parte por la inflación, pero también por una creciente conciencia medioambiental que nos ha hecho valorar aún más la comida y la importancia de no desperdiciarla.
En nuestro caso, estamos observando este cambio de tendencia porque solo el año pasado registramos un aumento del 37% de usuarios salvando comida en la ‘app’ y también un increíble aumento de establecimientos que se han sumado a la iniciativa. Esto nos hizo incrementar un 42% el número de packs de comida salvados.
Consejos contra el desperdicio alimentario
Si llegados a este punto te estás preguntando qué puedes hacer tú para reducir el desperdicio alimentario, aquí tienes algunas recomendaciones:
- Planifica tus comidas, aplica el ‘batch cooking’ y compra solo aquello que sea necesario.
- Echa un vistazo a lo que ya tienes antes de ir a comprar.
- Almacena los alimentos correctamente y congela aquellos que no vayas a consumir próximamente.
- Utiliza tarros o ‘tuppers’ herméticos para mantenerlos frescos.
- Aprende la diferencia entre fecha de caducidad y fecha de consumo preferente. La segunda es solo un indicador de la calidad: si el producto está en buen estado (sabe bien, huele bien y tiene buen aspecto) no está caducado ni hace falta tirarlo.
- Si tienes muchos productos, coloca los viejos delante de los nuevos, para darles prioridad.
- Calcula las cantidades antes de cocinar.
- Si ves que un alimento puede estropearse pronto, cocínalo. Una vez cocinado, permanecerá en buen estado más tiempo.
- Aprovecha los restos de los alimentos para otras comidas o para picar entre horas.
- Elige la comida fea. Es probable que nadie más lo haga y termine en la basura.