Semana Contra el Desperdicio Alimentario 2024: 2.500 millones de toneladas al año, con el fin de concienciar a todos los eslabones de la cadena alimentaria, desde productores hasta consumidores, nace la ‘Semana Contra el Desperdicio Alimentario 2024’. Una iniciativa que lucha contra el desperdicio alimentario y que se celebrará en nuestro país a partir del próximo 24 de septiembre.
Comida desperdiciada por estética o intereses comerciales, porque tiene errores en el etiquetado o defectos en el envasado, o porque el consumidor no ha planificado las cantidades que debe consumir o no conoce cómo conservar bien los alimentos. El desperdicio alimentario se da en toda la cadena, desde la tierra hasta el hogar, un total de 2.500 millones de toneladas al año de desperdicio alimentario.
Durante la última semana del mes de septiembre, los diferentes eslabones de la cadena de valor (sector primario, industria, distribución, HORECA y asociaciones de consumidores) llevarán a cabo acciones de sensibilización e información al consumidor y a la opinión pública en general en las principales cadenas de distribución del país, restaurantes y centros de formación.
Esta campaña se celebrará en el marco de la iniciativa ‘La alimentación no tiene desperdicio’, en la que participan más de 400 empresas desde hace más de seis años. Para esta edición, se plantean soluciones como trabajar para sensibilizar al consumidor, mejorar los envases para optimizar la conservación de los alimentos u ofrecer cajas en restauración.
La alimentación no tiene desperdicio
‘La alimentación no tiene desperdicio’ es una iniciativa de colaboración promovida por AECOC que persigue el objetivo de reducir las más de 7 millones de toneladas de comida que se producen en España anualmente. Un proyecto con el que, gracias a la introducción de prácticas de eficiencia y medidas correctoras a lo largo de toda la cadena de valor, ya se ha logrado reducir en más de un 30% el desperdicio generado.
A lo largo de estos siete años de lucha contra el despilfarro y concienciación a todos los eslabones de la cadena alimentaria, ya se ha reducido el porcentaje de producto que por diversas razones no llega a comercializarse, pasando de un 2,42% del total producido en 2013 a un 1,71% en 2016. Además, el producto recuperado y donado para el consumo humano se ha incrementado un 13% gracias a la colaboración de los diferentes eslabones de la cadena de valor con los bancos de alimentos y otras entidades benéficas.
En definitiva, cifras esperanzadoras ante el despilfarro de alimentos, un problema de importante dimensión que preocupa a empresas, administraciones, bancos de alimentos y consumidores. Reducirlo exige concienciación, esfuerzo y colaboración.