Según ha informado el director de I+D de la empresa, David Gascón, en declaraciones a Europa Press, los sensores, «ubicados en el exterior y en una zona donde no les de la sombra», miden la radiación ultravioleta ‘B’, «responsable de las mutaciones como los melanomas» y, por primera vez, lo hacen en localidades o áreas concretas.
«Hasta ahora se medían zonas como la costa mediterránea o ciudades grandes con valores generales, ahora pueden medirse las radiaciones ultravioleta ‘B’ en un rango de 1 a 11 en playas concretas, localidades pequeñas y pueblos», ha indicado Gascón.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a nivel global cada año se diagnostican unos 200.000 casos de melanomas de los cuales 65.000 llegan a causar la muerte. Uno de los factores que influye directamente son los rayos solares.
Gascón ha recordado que la radiación ultravioleta está formada por tres subtipos distintos (‘A’,’B’, y ‘C’) en función de la banda del espectro que ocupan. La radiación ultravioleta ‘C’ es absorbida por la atmósfera mientras que la ‘A’, que sí llega a la superficie terrestre, no resulta lesiva para el ser humano. El tipo ‘B’, que se encuentra entre los 280 y los 315 nanómetros, es la más dañina puesto que es la responsable de mutaciones en las células de la piel.
«Los institutos de meteorología estiman la peligrosidad de la radiación utilizando una escala denominada Índice de Radiación Ultravioleta que indica el riesgo que supone permanecer expuesto y que sirve como orientación de las precauciones que se deben adoptar», ha indicado.
Sin embargo, «el nivel de radiación cambia dentro de una misma extensión de terreno por factores como la cantidad de nubes existentes, la altura y la latitud, por lo que no es aconsejable hablar de un único valor para una amplia extensión de terreno sino de valores específicos para zonas determinadas».
La idea de medir este índice de forma local viene del reciente trabajo de Libelium en el campo de la agricultura de precisión, donde han desarrollado un sistema capaz de medir el índice ultravioleta necesario para realizar la fotosíntesis de las plantas.
«Habíamos desarrollado con éxito un sistema que medía la radiación fotosintética necesaria para los procesos de alimentación de las plantas, así que pensamos que podríamos modificarlo para que detectara también el nivel de la radiación dañina para la piel humana», ha apuntado.
El sensor ha sido integrado en la plataforma Waspmote que permite desplegar sensores comunicados inalámbricamente decenas de kilómetros entre sí o incluso a la red de telefonía móvil. Estos dispositivos son completamente autónomos al estar alimentados por una batería de litio similar a la de los teléfonos móviles que se recarga por una placa solar.
«La idea es tener cientos de estos nodos con sensores por el territorio de forma que un centro de control pueda obtener valores de forma local y con ello avisar de posibles niveles nocivos para la población», ha opinado David Gascón.
ECOticias.com – ep