España es el primer país en producir agua de la nada. Llega un invento que el mundo entero quiere. Muchos puntos del planeta se encuentran en un contexto de sequía. Algunos incluso han tenido que recurrir a invernaderos sostenibles para sobrevivir. El agua es sumamente necesaria para ejecutar adecuadamente un gran número de actividades diarias como ducharse, regar las plantas, poner la lavadora o cocinar.
Si bien estas prácticas son algo común en el día a día, existen zonas en las que la continuidad de estas actividades está en juego si no se toman medidas drásticas, por lo que inventos como este valen oro dado el contexto actual. Cuando un bebé nace lo hace en un 80% de agua. Después crece y se convierte en mujeres (entre un 55 y un 60%) y hombres adultos (60%), también con niveles altos de este líquido.
Además de ser un importante componente del cuerpo, este líquido cumple con varias misiones: limpiar los riñones de sustancias tóxicas, aportar humedad a la zona de la boca y los ojos, mantener la temperatura del cuerpo y transportar oxígeno y alimento mediante la sangre.
Agua de la nada, el invento que pone a España a la palestra
Siendo un bien tan necesario, un invento capaz de obtener agua del aire parece la mejor opción para acabar con el escenario trágico de la sequía. Ese es precisamente el negocio de Aquaer y Genaq, dos compañías andaluzas dedicadas a la venta de dispositivos capaces de lograr hasta 20.000 litros en tan solo 24 horas.
La sequía ha subido de manera significativa las ventas de ambas empresas, que han superado su propio récord de facturación. “En los últimos meses se han multiplicado los encargos de empresas energéticas y de particulares, sobre todo de personas que se abastecían de pozos que ahora están completamente secos”, dijo a EL ESPAÑOL-Invertia Juan Veiga, CEO de Aquaer, en 2022.
En aquel periodo, de enero a septiembre, los encargos subieron un 90% en la corporación sevillana. Un interés que también se ha sentido en Genaq, que sobresale en el mercado por facilitar el acceso a este bien a ejércitos de varios países. Este invento, conectado a la red eléctrico o con una placa solar, enfría el aire hasta que llega al punto de condensación y obtiene agua.
Genaq, la empresa detrás del agua que nace de la nada
Genaq dio sus primeros pasos en 2008 con la aparición en escena de sus primeros prototipos, pero no fue hasta 2017 cuando comenzó a abastecer a los ejércitos de Estados Unidos, España u Omán. Su mercado se extiende ya a 62 países y el 95% de su facturación proviene del extranjero. Los sectores que más confían en su labor son el de emergencias e industrial.
El primero como respuesta a catástrofes naturales o campamentos de refugiados y el segundo para destinar a petroleras o minas. Para 2023, la venta para hogares y oficinas quedará abierta. Su meta es sustituir el agua embotellada.
“Tiene un coste ocho veces inferior al del líquido envasado, para cada litro se precisan de 0,3 kilovatios por hora de energía que, dependiendo del precio de la electricidad, pueden ser unos cinco o seis céntimos aproximadamente”, advierte al mismo portal el director general, Carlos García.
Y agrega: “No solo nos demandan por la sequía, también por la contaminación de acuíferos, porque la red de agua potable no sea de calidad o para no generar residuos plásticos”.
El funcionamiento de los dispositivos de Aquaer es parecido al de Genaq, cuyo origen se remonta a otra gran sequía vivida en España. En la década de los 90, el ingeniero gallego Enrique Veiga se instaló en Aznalcázar, un pueblo de Sevilla, desde donde presentó su primer prototipo.
En definitiva, España es el primer país en producir agua de la nada, logrando que el mundo se gire a mirarla cuando se habla de soluciones para la devastadora sequía.