El actual sistema agroalimentario globalizado genera inequidades sociales y ambientales en la distribución de los costes y beneficios de la producción, comercialización y consumo de alimentos, lo que representa una deuda agroalimentaria entre diferentes países.
Los sistemas agroalimentarios sostienen a la vez que comprometen el bienestar social y la sostenibilidad ambiental en el planeta. Por un lado, a pesar del hambre crónica que afecta a una de cada nueve personas en el mundo, se producen alimentos suficientes para alimentar a toda la población humana.
Por otro lado, los sistemas agroalimentarios contribuyen a la degradación ambiental a través de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, la degradación de la tierra, la eutrofización y la contaminación del agua, cuando mediante prácticas agrarias sostenibles se puede mejorar la situación de los ecosistemas.
Sistema agroalimentario mundial ‘injusto’
En el sistema agroalimentario mundial, la mayor parte de los productos agrícolas se cultivan en el sur global, pero son los países del norte global quienes se quedan con la mayor parte de la riqueza a través del crecimiento y el control de los sectores que intervienen en las etapas posteriores a la producción agrícola.
Así se desprende de un estudio del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) que revela que entre los años 1995 y 2020 los sectores no agrícolas absorbieron gran parte del valor añadido de los sistemas agroalimentarios globales. Estos sectores están dominados de manera desproporcionada por los países del norte global.
La investigación, publicada en la revista Global Food Security y liderada por la investigadora del ICTA-UAB Meghna Goyal junto con Jason Hickel, también del ICTA-UAB, y Praveen Jha, de la Universidad Jawaharlal Nehru (India), analiza por primera vez a escala global la distribución del valor económico en las cadenas agroalimentarias durante un período de 25 años. Los resultados muestran que, aunque el sur global ha incrementado su participación en la producción agrícola, los países del norte continúan capturando de manera desproporcionada los ingresos de los sectores de mayor valor, como el procesamiento, la logística, las finanzas y los servicios.
El estudio también muestra que gran parte de los beneficios se registran en países con pocos impuestos y casi sin producción agrícola. Esto indica que las ganancias se reparten según estrategias para maximizar los beneficios, y no según dónde se produce o se genera empleo realmente. Así, las cadenas agroalimentarias refuerzan desigualdades estructurales a nivel internacional.
Países como Singapur y Hong Kong capturan hasta 60 y 27 veces más, respectivamente, del sistema agroalimentario global que el valor de su producción agrícola.
Los investigadores advierten de la necesidad urgente de soberanía económica para el sur global a fin de abordar el intercambio estructuralmente desigual en el sistema agroalimentario global.
«Las estrategias de captura de valor reconfiguran las cadenas de suministro. Nuestros hallazgos nos alertan sobre sus posibles consecuencias negativas para el desarrollo y la equidad en la agricultura, así como para las economías del sur global», afirma Meghna Goyal, autora principal del estudio.
Jason Hickel señala que «este es el primer estudio que mide la distribución global del valor en el sistema agroalimentario, y los resultados son demoledores. Las personas que realizan la mayor parte de la producción agrícola, que sustenta la civilización global, no reciben una parte justa de los ingresos del sistema alimentario».
Artículo de referencia:
Meghna Goyal et al., Global Food Security, https://doi.org/10.1016/j.gfs.2025.100883